México ante el desafío de su futuro

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Mañana es Sábado de Gloria, fin de la Semana Santa y, por ende, de la Cuaresma. Es día de júbilo y algarabía para los creyentes de gran parte del mundo occidental. Para México, además, es una fecha importante porque es el arranque de las campañas político electorales que, en el surrealismo mexicano, concluye una etapa de precampañas e intercampañas, desarrolladas durante casi medio año.

En México existen sólo dos corrientes de pensamiento político social, surgidos a raíz de la independencia del país (1810/1821). Ambas han gobernado al territorio nacional. Unas veces una; otras, la alternativa, con sus aciertos errores comunes en cualquier sociedad del mundo.

Existe una tercera corriente, casi subterránea, que el sistema ha utilizado para dar equilibrio a la marcha del país. Esta corriente es de tipo socializantes que, en la postguerra mundial, se ubicó como comunismo mexicano.

No tiene arraigo en la sociedad mexicana, porque su ADN está más identificado con las dos anteriores, por lo que sus adherentes, además de actuar como equilibrantes parciales en ciertos momentos del desarrollo nacional, muestra dos tendencias: los que toman a conciencia su ideario y son consecuentes con él, por lo que muchos terminan en prisión o en muerte y el resto que sólo ve esa tendencia para acceder al poder, cuyo número es inmenso y sería hasta ocioso hablar de nombres.

Un resumen de esta corriente, denominada en términos genéricos como izquierdistas, lo dio el poeta mexicano Efraín Huerta (18 de junio de 1914 Silao, Guanajuato – 3 de febrero de 1982 Ciudad de México), en un memorable poemínimo, llamado “Desconcierto”:

“A mis viejos Maestros
De Marxismo
No los puedo entender,
Unos están en la cárcel
Otros Están en el poder”.

El dilema de México
El próximo 1 de julio será la jornada electoral nacional. El padrón electoral del Instituto Nacional Electoral (INE), árbitro de la contienda, indica que existen 88 millones de votantes, de quienes, 12. Millones son jóvenes que, por primera vez, acudirán a las urnas. En ella México se jugará gran parte de su destino inmediato. Allí se decidirá si continúa el esquema de afianzamiento de las reformas estructurales o se modifica para iniciar la tendencia internacional de la nueva axiología, cuya base es la promoción de la agenda social.

Esta visión es simple. Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial y se creó la ONU para organizar el mundo y evitar, en lo posible, el surgimiento de un tercer conflicto armado internacional.

El primer paso fue la estabilización de los países mediante el plan mundial de desarrollo estabilizador. Para lograrlo acudieron con los políticos clásicos, como la mejor forma de alcanzarlo.

En México, el desarrollo estabilizador terminó con el sexenio de José López Portillo (1976/1982), quien dio paso a la siguiente etapa global que fue la promoción de la economía como eje del desarrollo mundial, que concretaron a cabalidad la Gran Bretaña de Margaret Thatcher; los Estados Unidos, de Ronald Reagan; el Vaticano, de Juan Pablo II, y la Polonia, de Lech Walesa, en la reunión cimera de París (1989) durante los festejos conmemorativos del Bicentenario de la Toma de la Bastilla.

En México, correspondió a Miguel de la Madrid (1982/1988) iniciar esta nueva etapa cuyo comienzo fue la adhesión de México al Acuerdo General sobre Aranceles y Tarifas (Gatt). Esta nueva época del desarrollo humano, conocida universalmente como neoliberalismo, tiene como punto básico el enfoque económico y las empresas como actores principales del desarrollo humano.

Se dio un plazo de entre 25 a 30 años, dependiendo del avance de cada país, para modernizar sus estructuras naciones y ponerlas al día. Así fue como surgió la actual economía global y la generación de los tecnócratas, como actores de este cambio.

La nueva axiología
Al término de esa etapa internacional, el mundo debe encaminarse a la promoción del aspecto social en general que es la etapa de transición por la que atraviesa actualmente la humanidad.

Los primeros inicios de este paso ya están dados. Ejemplo de ellos son los nuevos valores universales, como la equidad de género, los apoyos a los adultos mayores, niños y madres solteras, el medio ambiente, el retorno a la aldea y la protección de los derechos a los animales que lleva al surgimiento de los llamados ahora perrhijos, entre otros más, como principio redentor de los nuevos valores que tendrá el mundo en el futuro inmediato. La leyenda del Banco Hsbc “El banco local del mundo” es más que ilustrativa de esta nueva cruzada internacional.

Tocará al mandatario mexicano electo en julio próximo, sea quien sea, dar los pasos consecuentes en ese tránsito de México dentro del concierto internacional en el que está inscrito.

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