Alfa Omega: Ensalada noticiosa, chismes y curiosidades

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Jorge Herrera Valenzuela
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Ciudad de México, 3 de noviembre de 2022.- Se cumplió el deseo presidencial. Ya no tendremos que estar adelantando o retrasando las manecillas del reloj. Los llamados Horarios de Verano y de Invierno desaparecieron desde las dos horas del pasado domingo 30 de octubre. Por última ocasión, la noche del sábado 29, atrasamos una hora la marcha del tic tac. A dormir una hora más. Coincidencia: la primera vez también concluyó en 29 de octubre.

Los legisladores se fueron con calma, para aprobar la iniciativa presidencial. Hay un diputado que fue del PRD, luego militó en Morena y por “convicción ideológica” ahora es miembro del PT, feliz del acontecimiento porque el estar cambiando de horario le causaba daño físico. Para el titular de la Secretaría de Salud, volvemos al “Horario de Dios” y esto, seguramente, permitirá que estemos más sanos.

El domingo 7 de abril de 1996 se aplicó por primera vez el “Horario de Verano” con base en un decreto presidencial. Se dijo que era para el ahorro del consumo de energía eléctrica y el aprovechamiento de la luz solar. Terminó a las 2 de la mañana del domingo 29 de octubre. La verdad no hubo reacciones favorables ni se conocieron, oportunamente, los resultados de la medida aplicable en el País, a excepción de 33 municipios de Sonora y de Quintana Roo.

Como en todo, los mexicanos nos acostumbramos a que dos veces al año hacíamos cambios en nuestros relojes de casa, de pulso, en la oficina. Pasaron los años y en la realidad los consumidores de energía eléctrica no gozaron de ningún descuento por ahorrar “la luz”. Recuerdo que en el municipio José María Morelos, en Quintana Roo, los vecinos me dijeron que mantenían su costumbre maya y nunca modificaron las manecillas del reloj.

La iniciativa presidencial que aprobaron los legisladores, basados en que esos horarios “eran poco prácticos y bastante molestos”. Otros los calificaron de “innecesarios y dañinos para la salud de los humanos”. Se comentó: “causaron daños físicos y emocionales”. Lo que no lograron las autoridades fue que disminuyera la contaminación ambiental, como señaló el decreto presidencial.

Homenaje póstumo
En la ceremonia celebrada el jueves pasado por el Club Primera Plana para entregar reconocimientos a periodistas de toda la República, hubo un momento que por unanimidad, los presentes en el Auditorio del Congreso del Trabajo, en la Ciudad de México, brindamos un prolongado y fuerte aplauso al ser mencionados los nombres de dos grandes del periodismo mexicano: Carlos Fernando Ravelo y Galindo y Miguel Melchor López Azuara.

Ambos pertenecieron a la Redacción del diario Excélsior en su Época de Oro. Profesionalmente, distinguidos reporteros-redactores, jefes de Información en las distintas ediciones del diario. También desempeñaron con gran acierto tareas en las oficinas de prensa, después llamadas de Comunicación Social. Ravelo, decano del Periodismo Mexicano, en la Suprema Corte de Justicia, y Miguel, en la Presidencia de la República y en la Secretaría de Educación Pública, al lado de su paisano don Jesús Reyes Heroles.

El evento reunió a decenas de periodistas, acompañados de sus familias. Me dio mucho gusto al oír que el primero en recibir el reconocimiento, por siete décadas de labor, fue el gran Aurelio García Oliveros, actual decano del Periodismo Turístico. Con él, nos iniciamos en la Redacción del diario-escuela práctica Zócalo, en 1956. Aurelio pertenece a las primeras generaciones egresadas de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, de la Unam.
La relación de los galardonados es de más de 200 nombres. Disculpen que mencione a pocos de mis compañeros y desde aquí los felicito: la incansable y bella Yazmín Alessandrini y los destacados y “feos” Abraham Mohamed Zamilpa, Gonzalo Álvarez del Villar, Alejandro Álvarez Manilla, Pepe García Segura, a mi recordado exalumno Humberto Mares Navarro y a Miguel Ángel Rocha Valencia, con quien compartimos tareas en La Prensa.

En sus intervenciones, el presidente del Club, José Luis Uribe Ortega y Sandra Xantall Cuevas Nieves, titular de la Alcaldía Cuauhtémoc, definieron con claridad meridiana lo trascendente de la misión de quienes ejercemos el periodismo en un País clasificado, mundialmente, como el de mayor riesgo para ejercerlo. La cifra de compañeros asesinados se contabilizan, en los últimos años, por centenas. ¿Los culpables? Bien, en libertad. En todos los casos la voz gubernamental advierte: “no quedará impune (el asesinato) e iremos hasta las últimas consecuencias”. Estas son las de dejar archivados los crímenes.

“La muerte me pela los dientes”
Si de algo presumimos los mexicanos es no tenerle miedo a la muerte. Hay muchas frases populares y una de ellas es el título de este apartado. Un chismorreo se propaga en nuestras rancherías, todavía las hay, donde se hacen fiestas hasta de “coperacha”. Hay comida y bebida.

Podríamos comentar sobre las tradicionales ofrendas que se colocan en los hogares. Flor de cempasúchil, veladoras, fotografías de los difuntos. Platillos de lo que más gustaban. Un tequilita, un vaso de pulque, la cervecita. Para el día 3 de noviembre, se reparten y consumen lo expuesto.

El Panteón de Mixquic, al Sur de la Ciudad de México, se convierte en un velatorio. Cirios, velas, veladoras. Adornos de flores. Cánticos religiosos. Toda la noche para recordar a quienes se adelantaron en el camino al más allá, de la otra vida, a donde dicen que se descansa en paz. Se mantiene la tradicional Noche de Muertos en Pátzcuaro, sí, allá en el hermoso Janitzio, Michoacán.

En las céntricas calles y avenidas de la Ciudad de México la autoridad organizó una serie de eventos que culminroan, la noche del sábado, en el Zócalo con el Desfile de Muertos, que partió de La Puerta de Los Leones, en Chapultepec. En la plancha de la Plaza de la Constitución, estuvo colocada la Monumental Ofrenda. No faltaron las reproducciones de La Catrina, obra del grabador José Guadalupe Posada, inclusive hubo un desfile de “catrinas”.

El desfile se organizó después de que hace siete años, precisamente, en el Cetro Histórico, se filmaron escenas de la película “007 Spectre”, la número 24 de la saga de James Bond. En este primer espectáculo que se comenta, tuvo un recorrido de 8.7 kilómetros.

¿Qué nos comemos a la muerte? Sí, vayan a Los Portales de Toluca, en pleno centro de la capital mexiquense. Se instala La Feria del Alfeñique. Saboreen las calaveritas, los muñequitos de azúcar y de chocolate. Admiren “los entierros”. Están restringidas “las fiestas con comida y bebidas” en rededor de las tumbas. Hay películas de nuestro cine referidas al Día de Muertos.

Adiós a Raulito Simancas
Al comenzar la última semana del pasado octubre, mi amigo Jesús Anlén López, telefónicamente me informó del fallecimiento del doctor Raúl Manuel Simancas y Pérez Cortés. Fue mi primer amigo en los patios de la Escuela Nacional Preparatoria, en el barrio universitario de San Ildefonso. Era el año 1954. Los dos estábamos en el Bachillerato de Humanidades, de Sociales. Al año siguiente, él cambió al de Ciencias Biológicas. Su vocación era ser médico.

Juntos emprendimos la campaña para que nuestro compañero Carlos Hidalgo Cortés fuese el candidato a la presidencia de la Sociedad de Alumnos. Para reproducir uno de sus discursos publicamos un solo número de la Revista Idea. Ganamos. Luego con Luis Rodríguez Pérez, “Palillo”, fuimos capitanes en la Porra Universitaria. Raúl y yo, perdón por el yo, organizamos la cena-baile de la Generación 1955 de la Prepa 1. El Tercer Patio, de múltiples recuerdos, fue el lugar elegido.

Raúl se tituló de médico cirujano. 35 años los dedicó con pasión apostólica para atender a los trabajadores de la Planta Ford, en la Colonia Guadalupe Tepeyac. Siguió cuidando la salud de sus semejantes, lo consideré siempre mi médico de cabecera y mi Familia recurría a él.

Hoy descansa en paz y se va a encontrar con otro de nuestros amigos, también médico, Jorge Malouly Moisés. Mi esposa, mis hijas y mis hijos les damos un abrazo solidario a Mytil, Raúl, Andrea y Diego, sus hijas e hijos adorados y de quienes, me decía, sentirse muy orgulloso. Lo estoy extrañando.

Las curiosidades
En su diario noticiero televisivo que se escucha en una amplia región norteña, Soledad Durazo, además de las noticias locales, nacionales e internacionales, siempre nos alegra con datos curiosos de su caluroso Hermosillo, Sonora.

Su influyente noticiero TVD Primera Plana, se transmite desde la capital sonorense y podemos oírlo en esta Ciudad de México. Hace unas semanas nos enteró que una familia, de esa localidad, inició la venta de “raspados”. Colocaron su mesa tras las rejas de un ventanal de la casa. Empezaron a atender a la clientela, siempre gustosa de los líquidos refrescantes. La publicidad de boca en boca resultó muy efectiva.

El negocio prosperó y es conocido como “Los raspados Tras Las Rejas”. Ya hay una sucursal. Así es, cuando visite Hermosillo, no olvide ir a deleitarse con un raspado “tras las rejas” del sabor de su preferencia.

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