Seis saetas

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En la declaración de principios recogida en una frase concisa, el aforismo, la máxima expresión proviene de la cultura griega antigua: “Conócete a ti mismo” (γνῶθι σεαυτόν ―gnóthi seautón―; en latín: nosce te ipsum) inscripto en el pronaos (parte delantera y frontal) del templo de Apolo en Delfos. Según Pausanias (geógrafo e historiador griego del siglo II) vinculado a los nombres de: Heráclito (Éfeso 535 a 475 a.C.), Quilón de Esparta (o el lacedemonio, 620 a 520 a. C.), Tales de Mileto (Mileto, 620 a 546 a.C.), Sócrates (Alopece 470-Atenas 399 a.C.), Pitágoras (Samos, 569/570/572-Metaponto 469/475… a.C.), Solón (Atenas 638/640-Chipre 558/559/560 a.C.) e inclusive a la mítica poeta Femonoe. Queda ―sin aportar fuente― una repetida ampliación con el nombre de Platón: “¡Oh! Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el Universo y a los Dioses”.

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 “Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo.” en la forma íntegra debida a don Baltazar Gracián [y Morales] en su “Oraculo Manval, i Arte de Prvdencia, sacada de los Aforismos qve fe discurren en las obras DE Lorenço Gracian, pvblicala D. Vincencio Ivan de Lastanosa. I la dedica Al Exceléntifisimo Señor D. Lvis Mendez de Haro, Conde Duque. Con licencia: Impreffo en Huefca, por Iuan Nogues. Año 1647.”, glosado por el propio don Baltasar bajo el seudónimo de Lorenço: antecedente de su variante popular reducida: «De lo bueno poco y de lo poco mucho.» Hay otras lecturas más bajo la misma premisa: «Más vale poco y bueno que mucho y malo»; «Más vale poco y bienvenido que mucho y mal adquirido»… ¿Qué fue primero, lo anterior o “Más valen quintaesencias que farragos”? dejado por Gracián en su “El arte de la prudencia”.

―3―

Alguna vez le preguntaron a Juan José Arreola qué era cultura para él y respondió: «Cultura es lo que queda después de olvidarlo todo.»; paráfrasis de aquella otra aseveración de Albert Einstein: «La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela.»

―4―

 “[Los perros] Ladran, Sancho, señal [de] que cabalgamos” es la frase asociada al inconmensurable Don Quijote de la Mancha, máxima ausente en la obra de don Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares 29 de septiembre-Madrid, 22 de abril de 1616). Lo más cercano a esta idea yace en un poema de Johann Wolfang von Goethe (Frankfurt am Main 28 de agosto de 1749-Weimar 22 de marzo de 1832) Kläffer, “Ladran” ―de 1808―:

Wir reiten in die Kreuz und Quer / Cabalgamos (Avanzamos) en la encrucijada
Nach Freuden und Geschäften; / después de los placeres y los afanes;
Doch immer kläfft es hinterher / desde atrás nos ladran,
Und bellt aus allen Kräften. / el ladrido es vigoroso.
So will der Spitz aus unserm Stall / Los perros del establo quisieran
Uns immerfort begleiten, / por siempre acompañarnos,
Und seines Bellens lauter Schall / pero sus estridentes ladridos
Beweist nur, daẞ wir reiten. / sólo son señal de que cabalgamos.

fundamento para la expresión del poeta nicaragüense Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento, 18 de enero de 1867-6 de febrero de 1916) “Si los perros ladran, Sancho, es señal que cabalgamos”, atribuido inexactamente a don Miguel de Unamuno (Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936). Queda en el misterio cuándo adquiere la forma de diálogo y el nombre de Sancho. Encuentra sus variantes en: “Ladran, señal (de) que cabalgamos” o “Ladran, luego cabalgamos”, aunque, Alfred López en su (blog.20minutos.es) sugiere que hay un antiguo proverbio turco que reza: “Los perros ladran, pero la caravana avanza”; aquí coincide Winston Manrique Sabogal que, en “El País” (03/05/2010) advierte que es un proverbio árabe rescatado por Truman Capote y este libro, “Los perros ladran”, es una colección de artículos de viaje publicada en 1973.

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“Que no parezca que he vivido en vano.” Tycho Brahe, antes de morir el excéntrico, hedonista, abogado, filósofo, astrónomo danés, propietario ―por designio del rey Federico II―, de la isla Hven, rebautizada Uraniburg, en la cual, Brahe instaló un observatorio para continuar su verdadera vocación, el estudio de los cuerpos espaciales más allá de lo permitido y deseable por la ciencia de su momento. Su nombre, asociado con justeza al de Johannes Kepler ―disparejos en todo― es el de un hombre  cuya vida compleja y estruendosa demuestra que realmente no vivió en vano.

―6―

To be, or not to be, that is the question… Ser o no ser, ésa es la cuestión… o quizá: Ser o no estar, ésa es la pregunta… monologo al que por cierto no acompaña la recurrente imagen de la calavera de Yorick en manos de Hamlet, ésta figura aparecerá hasta el inicio del acto V, Escena 1.

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