Trabajan en México, al menos, 5 millones de niños

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Hasta 2015, 4.6 millones de niños y adolescentes de 5 a 17 años están reportados dentro de la categoría de trabajo infantil de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sus estadísticas muestran que hay 2 millones 475 mil 989 infantes en ese rango de edad que realizan alguna actividad económica, mientras que 2 millones 217 mil 648 realizan ocupaciones no permitidas; es decir, trabajos que ponen en riesgo su salud, afectan su desarrollo o no cuentan con la edad mínima requerida para trabajar, que es de 14 años, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo (LFT).

El término “trabajo infantil” suele definirse como toda actividad que priva a los menores del pleno desarrollo su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.

El número de niños en el mundo laboral en México aumentó un millón en tan sólo 8 años (2007-2015) pues en 2007 había 3.6 millones —conforme a lo reportado por el Módulo sobre Trabajo Infantil de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Enoe 2007) —.

Esta cifra no contempla el trabajo de los niños en situación de calle, que realizan labores como limpiar parabrisas, cantar o actuar en el transporte público, ni tampoco a la infancia migrante ni los residentes en albergues colectivos en campos agrícolas. La encuesta sólo ve a aquellos niños y niñas que han llevado a cabo una actividad económica remunerada.

Trabajo infantil sí, pero regulado y protegido
En entrevista, Susana Sosenski, del Instituto de Investigaciones Históricas de la Unam, explicó: “hay mucha discusión al respecto sobre si los niños deben trabajar o no. Por un lado, El Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) y la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) sostienen que los niños deben de estar en la escuela, pero, por otro lado, hay muchos niños en América Latina que tienen necesidad de trabajar y que demandan un derecho al trabajo pues, al ser criminalizadas las condiciones en que laboran, se los desplaza hacia un trabajo en las calles haciéndolos más vulnerables”, comentó.

Si bien, explicó, el trabajo infantil surge como respuesta a la falta de recursos económicos en los hogares, debemos de tener la sensibilidad de verlos como sujetos con posibilidades de modificar su situación, como sujetos que tienen opiniones e intereses que deben de ser escuchados en las políticas públicas. El trabajo en la calle hace vulnerables a los niños por lo que hay que luchar para que sea un trabajo protegido, de pocas horas, que les permita además ir a la escuela.

Históricamente, “la sociedad mexicana (sobre todo la de sectores populares) considera que los niños deben de trabajar y con base en esa idea hay toda una ‘educación para el trabajo’. Se les enseñan oficios y se les exige una carga doble: ir a la escuela y trabajar. Incluso hay muchas políticas que fomentan el trabajo infantil en las instituciones educativas y en una etapa posterior a la revolución mexicana.

El trabajo infantil ha existido desde la época mesoamericana y sus labores entonces estaban muy ligadas al género. Para 1900, los niños eran una parte muy activa y fluida de la economía mexicana pues tan sólo en la Ciudad de México constituían el 7 por ciento de la fuerza laboral en las fábricas y talleres”, dijo.

En el marco del Día Mundial Contra el Trabajo Infantil 2018, cuyo lema es Generación segura y saludable, Sosenski nos recordó que “normalmente se piensa a los niños como sujetos pasivos, a los que se les educa y se les cuida, pero nunca se les piensa como participes de la historia, ni como actores sociales que tomaban decisiones y no hay que olvidar esta parte”.

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