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Washington, D. C., 16 de noviembre de 2018.- Gustavo Rodríguez solía ganar un salario regular comerciando mercaderías con empresas internacionales en Montevideo (Uruguay), pero era un trabajo que no le gustaba. Podía ver cómo circulaban los productos baratos que llegaban desde China y otros lugares asfixiando lentamente a la industria local de la artesanía que alguna vez puso en el mapa a ese pequeño país de América del Sur.

“Entonces dejé mi trabajo con la intención de crear algo que me hiciera sentir bien”, dijo el empresario, de 30 años de edad, propietario de una tienda de cueros llamada Otra Vintage Style Goods.

La decisión de Rodríguez podría parecer obvia para alguien que estuviera buscando una oportunidad para hacer negocios, pero ello iba algo en contra en un Cono Sur culturalmente adverso a los riesgos financieros, en una región de América Latina que comprende a Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile.

En general, en el Cono Sur el empresariado no es considerado como una opción firme para hacer carrera. Una historia de crisis económicas cíclicas puede, a veces, inhibir las aspiraciones de los nuevos emprendedores. Las familias animan a los estudiantes a dedicarse a profesiones estables como medicina o derecho, creando una sobrecarga de médicos y abogados en un mercado laboral ya saturado.

Rodríguez es uno en la pequeña, pero creciente multitud de jóvenes empresarios en esa región afectada por el desempleo y por el deseo de resolver los problemas económicos que enfrentan sus comunidades.

Tatiana Podliszewski, una joven mujer empresaria argentina, no se dio cuenta de que era una empresaria, hasta que se halló “rodeada de muchos” en la clase inaugural de la Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas.

“Es por aquello que tenemos en común. Nosotros queremos cambios en la sociedad y es por ello que trabajamos para que ocurra eso”, comentó.

La Iniciativa Jóvenes Líderes de las Américas es una beca de intercambio profesional para emprendedores sociales de América Latina y el Caribe que los coloca en compañías de Estados Unidos.

Cam Houser, fundador de 3 Day Startup, (“Emprendimiento en tres días”), dirigió el Instituto del Empresariado, un curso híbrido de negocios que un grupo de becarios hizo este año por medio de diálogos virtuales y personales.

Houser alentó a los becarios en un taller en la conferencia de 2018 a incorporar los atributos únicos de sus países en sus planes de negocios, incluso si las condiciones no son similares a las del Valle del Silicio.

“Queremos celebrar a los empresarios en su propio ecosistema. Es mucho menos importante que ustedes hagan algo perfecto y más importante que lo hagan”, dijo.

Rodríguez, que asistió al taller de Houser, se sintió impresionado por la comunidad de jóvenes “hacedores” que conoció en Portland, Oregón. Quiere establecer un intercambio con los empresarios de esa ciudad para mostrarles a los jóvenes uruguayos que “en Portland ocurren este tipo de cosas. Se trata de gente joven que trabaja en oficios antiguos, y tienen éxito en ello”, dijo.

Otras entidades están dispuestas a aprovechar el ambiente de apoyo a los emprendimientos en el Cono Sur, una de las regiones más prósperas en América Latina.

En septiembre, la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires se asoció con la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina para lanzar el sitio “Network Joven” (Red joven), una serie de encuentros entre jóvenes profesionales. En cada encuentro líderes del comercio, del gobierno y de emprendimientos exitosos hablan ante los empresarios sobre la ética en los negocios, prácticas óptimas y estrategias para el crecimiento.

Podliszewski, que en ese encuentro habló sobre su emprendimiento “Social Innovation Warehouse” (Almacén de innovación social) dijo que “Network Joven” es para los aspirantes a empresarios. “Su tarea es conectar a esta gente de manera que puedan aprender y hacer cosas juntos”.

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