Son arbitrarios los criterios que toma la Comisión Ambiental de la Megalópolis para activar la fase de Precontingencia Ambiental Atmosférica por ozono, ya que se basan en los niveles altos del día para convocar a una contingencia al día siguiente, sin tomar en cuenta que los niveles de contaminación son diferentes cada día debido a la inversión térmica, dijo el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina.

“Históricamente, las contingencias siempre han existido, aunque ahora son más comunes debido a que la Comisión Ambiental de la Megalópolis bajó el nivel de riesgo en el que se disparan las contingencias a 154 por millón de ozono (…) un nivel arbitrario que las ha hecho más comunes”, dijo.

Durante su charla “Movilidad y calidad del aire en el Valle de México”, realizada hoy en El Colegio Nacional, Molina mencionó que para pronosticar la calidad del aire se necesitan de perfilómetros para medir cómo cambia la temperatura con la altura, “sin embargo, son pocos los lugares donde está disponible esta tecnología, pero con ellos se puede pronosticar la calidad del aire con un margen de error menor”.

Agregó que otro error común es medir a detalle la cantidad de partículas de ozono en la atmósfera. También hace falta medir las partículas más pequeñas pues estas son más peligrosas para la salud que el ozono, ya que las micropartículas de 2.5 micras dañan el desarrollo pulmonar de los niños y están relacionadas con la muerte prematura de ancianos.

Mientras el ozono no es producido directamente por la quema de combustibles, las micropartículas de 2.5 micras sí, por lo que “urge implementar medidas drásticas para solucionar simultáneamente la contaminación atmosférica y la congestión vehicular”, dijo Molina, quien es egresado en Ciencias Químicas por la Universidad Nacional Autónoma de México, organismo que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Fccyt).

Las fases de precontingencia y contigencia ambiental son medidas preventivas que tienen el propósito de contribuir en la reducción de la emisión de contaminantes precursores del ozono, además de alertar a la población para que cuide su salud y redirija sus actividades.

Éstas no son tan anticipadas como para que la sociedad tome sus precauciones, por lo que es necesario pronosticar la calidad del aire, advirtió el especialista.

Detalló tres acciones para solucionar la problemática del aire: medidas para fortalecer la capacidad de medición y predicción de contaminantes, ya que hasta ahora no hay un inventario de emisiones y las mediciones de partículas tienen fallas enormes como no registrar a las más pequeñas.

La segunda es establecer reglas y procesos robustos para la atención de contingencias y, finalmente, desarrollar acciones para la reducción de emisiones que se prioricen en función de su potencial, costo y tiempo de implementación.

“No todas las medidas para mejorar la calidad del aire deben ser a corto plazo”, concluyó. Algunas medidas para mitigar los problemas ambientales son: desarrollar sistemas de transporte público de bajas emisiones, promover el uso racional del automóvil y desarrollar las tecnologías limpias, disminuir de forma drástica las emisiones de los transportes de carga y contener la expansión de la mancha urbana para reducir la demanda de movilidad.

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