Estirpe de Apis

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Aún en la discusión, tomemos provisionalmente el Diccionario de la Lengua Española para acotar: Toro. del latín torus y este del griego τόρος, tóros… 1

Encontramos también que la palabra «toro» viene del latín taurus, que era como los romanos llamaban a este animal. Es interesante notar que los griegos usaban la palabra tavros (¿perforador? ¿clavador?) … unos 700 años antes de Cristo. En acadio… era turu unos 1700 años antes de Cristo…  y aporta una información interesante: latín, taurus; griego, tauros; prúsico, tauris; lituano, tauras; eslavo antiguo, turu; éstas en las lenguas indoeuropeas cuya raíz es têu. En las lenguas semíticas: arameo, tora; árabe, thor; etíope, sor. 2

No es una afirmación irrefutable que el término toro resulte de un encadenamiento griego-latín. Toro proviene de la palabra latina taurus (o de torus, ¿»cojín»?), del protoindoeuropea «táwros» con una posibilidad de préstamo arcaico de alguna lengua semítica: de ahí proviene tavru en arumano (una de las cuatro lenguas surgidas del latín vulgar en las provincias balcánicas durante el Imperio Romano: dacorrumano, arrumano, meglenorrumano e istrorrumano hacia el año 800 o 1200), toro en catalán, taureau en francés, touro en gallego y portugués, toro en italiano, taur en rumano, trau en sardo… 3

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Pastan con sosiego desde remotas épocas. En su tierra natal le otorgaron el nombre de Hap o Hepu, en la lengua de los griegos quedó con el de Apis (Απις, Epafos), el gran toro sagrado, dios del sol, de la fertilidad y de los asuntos y espacio luctuosos. Una de sus variadas representaciones le otorga la figura de un hombre con cabeza de toro con un disco entre su cornamenta. Hay versiones —quizá ya avanzada la cultura asentada en las riberas del Nilo— que le hace hijo de Hator, Ast (posteriormente conocida con el nombre de isis) en su manifestación con figura de vaca fecundada por la entidad solar.

La compleja mitología de este país, con arraigada vocación agrícola, consideraba al toro sagrado como el heraldo de Ptha —el Ka— (luego de Osiris y después de Sokar). En el desarrollo y afincado de las primeras dinastías quedó relacionado con la fertilidad de los ganados, con el Sol, y con el dios del Río Nilo. Apis (El Vigor de Osiris, Señor del Cielo, “el de la cornamenta”) fue una poderosa divinidad cuya fortaleza simbólica le permitió su adopción por los griegos y posteriormente por los romanos.

En algunas adecuaciones a nuestra lengua, el término «buey» 4 suple al de «toro» lo cual marca una diferencia alegórica enorme en cuanto a la capacidad regenerativa y/o fertilidad de la Naturaleza. Apis en vida era la representación de Ptha, el dios creador; muerto, a Osiris, el dios resucitado; Apis, personificaba al faraón, a la dinastía: «Remontándonos al pasado, de 3000 a 2000 a.C., podemos distinguir dos especies de toros en Egipto. El llamado iw, importado de Dongola, al sur, que era gordo, bajo de ancas, es decir chaparro, con grandes cuernos y el cual era deliberadamente engordado para usarlo como alimento o para el sacrificio. El otro ejemplar era el toro salvaje nativo del delta llamado ng, magro de carnes, alto y de grandes cuernos y que era capturado lazándolo. Lo usaban en las tareas del campo o para jalar grandes piedras o sarcófagos. También se le cazaba en las grandes cacerías reales. Este es nuestro Apis y posiblemente también los demás toros sagrados… Estos usos no eran categóricos respecto a las dos especies ya que ambas podían ser domesticadas, ambas se usaban para el culto en algunos casos, ambas se sacrificaban, pero solo el iw servía de alimento y solo el ng se usaba en las cacerías y solo el ng, era un Apis…Según la tradición, Apis había sido concebido por medio de una ráfaga de luz celeste, la cual por inspiración divina había fecundado a una ternera virgen, aún demasiado joven para concebir y que además jamás volvería a parir otro becerro. Este prodigio sólo podrían testimoniarlo los moradores de la otra vida y los de la tierra tan solo creerlo. Otra versión es que un Apis concebía a otro, aunque no es la más generalizada.

«En el culto a Apis debían ser observadas tres reglas fundamentales: la primera prohibía que hubiera dos Apis vivos al mismo tiempo. En segundo lugar, el tiempo entre la muerte y el entierro del toro debía ser de setenta días, y finalmente y en tercer lugar, el Apis muerto debía ser enterrado antes de que su sucesor fuera instalado. Un Apis no nacía hasta que el anterior moría… Por los epitafios del Serapeum sabemos que entre la muerte del Apis y la introducción del nuevo pasaban generalmente de uno a dos años. En casos excepcionales cuatro o cinco…» 5

A su templo concurrían los necesitados de un augurio. Su casa tenía dos puertas por donde entraba para su alimentación, cada puerta tenía un símbolo, positivo la una, negativo la otra, cuando el visitante formulaba su pregunta la respuesta estaba según a donde mirara el toro sagrado. Otra forma de respuesta era que, dándole de comer con la mano, dependía de la aceptación del toro sagrado para determinar lo favorable o contrario de la respuesta.

Tras depositar una ofrenda, quemar aceite y/o incienso ante la estatua del Apis, el fiel interrogaba con un susurro al oído de la figura, salía tapándose ambos oídos con las manos hasta salir del templo: lo primero que escuchaba era la respuesta del dios. Esto, por lo general entrañaba más dudas que certezas con respecto a la fidelidad interpretativa de la respuesta.

«Apis no fue el único toro adorado en Egipto, aunque menos conocidos, al menos hubo tres tipos más de toros sagrados: Mnevis o Merur, el toro sagrado relacionado con Atum-Ra, llamado ‘La renovación de la Vida’, y con Osiris como Mnevis-Osiris o Mnevis-Uenen-Nofer; fue venerado en Heliópolis. Bujis o Baj, el toro sagrado de Montu, venerado en Hermontis, el ‘Toro de las montañas y el ocaso’. El toro del dios Min, venerado en Coptos y Jemnis; mencionado con relación al dios Min.» 6

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De la unión de Europa —hija de Agenor y Telefasa—y de Zeus transformado en un hermoso toro blanco cuyos cuernos semejaban a la luna creciente, nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. A Minos —algunos escritos lo identifican como el nieto de Minos «el justo»—, rey de Creta y casado con Pasifae, exigió al dios Poseidón un toro para sacrificarlo en su honor. El dios le dio un toro blanco de tal belleza que lo conservó para sí. Al ver roto el pacto de manera unilateral, el violento dios de las aguas propició en enamoramiento de Pasifae por aquel bello ejemplar y de tal unión nació el Minotauro, es decir, «el toro de Minos», vergüenza para el rey y desgracia para su pueblo. Para encerrar a la creatura Minos solicitó a Dédalo la construcción de un complejo laberíntico en donde el monstruo recibía cada nueve años a siete jóvenes y siete doncellas para devorarles. Previa la tercera entrega u ofrenda, a Knossos llegó el héroe Teseo para, con la ayuda de un hilo proporcionado por Ariadna (¿araña?) hija de Minos y Pasifae —por lo tanto, media hermana del Minotauro—, terminar con la bestia y el sacrifico ritual de las catorce víctimas atenienses. El Minotauro tenía cuerpo de hombre y cabeza de toro.

La destrucción del «Toro del Cielo» creado por Anu («Cielo», dios del cielo, señor de las constelaciones, rey de los dioses) por solicitud de la gloriosa Istar —o Ishtar, hija tenida en su unión con Antum («Tierra» la diosa Ki)— sucede después de un largo discurso de ofrecimiento amoroso de la diosa y la cruel y ofensiva respuesta por Gilgamesh. El Toro del Cielo baja a la tierra «… y mata a centenares de hombre con sus primeros resuellos…». Embiste a Enkindu y entre éste y Gilgamesh matan al animal celeste. Poco después, Gilgamesh «llamó a los artífices, a los armeros, a todos (ellos). Los artesanos admiraron la grosura de los cuernos… Gilgamesh en su palacio festeja…» 7

En el Zodiaco, el segundo signo es Tauro, la constelación compuesta por un complejo estelar [¿223 cuerpos?] entre las cuales, la de mayor brillantez es (el ojo rojo) Aldebarán. Al igual que otras constelaciones, Tauro tiene una historia mitológica diferente según la civilización; de este modo en Egipto se asocia al dios Osiris, que estaba representado por un dios-toro, y a su hermana Isis, representada por una diosa-vaca. La Luna creciente cuando cruzaba esta constelación formaba sus cuernos. En esta «rueda de los animales», según los astrólogos, a los nacidos bajo este signo los rige el planeta Venus con una fuerte aceptación de la vida a través de los sentidos (gusto, tacto, oído, vista y olfato).

La constelación de Taurus está íntimamente relacionada con la lluvia: «Los romanos identificaban al toro con Baco. Durante las bacanales, un toro cubierto de flores recibía la escolta de las jóvenes bailarinas que representaban los cúmulos de las Pléyades [«las siete hermanas»]y las Híades [«las Hacedoras de la lluvia»].» 8

Queda en «El libro del profeta Ezequiel» 1: 4,5 y 10: «Y miré y he aquí un viento tempestuoso venía del aquilón, una gran nube, con un fuego envolvente, y en derredor suyo un resplandor, y en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar. Y en medio de ella, figura de cuatro animales. Y este era su parecer; había en ellos semejanza de hombre… Y la figura de sus rostros era rostro de hombre; y rostro de león a la parte derecha en los cuatro; y a la izquierda rostro de buey en los cuatro; asimismo había en los cuatro rostros de águila.» Reaparecen un tanto transformados en «Apocalipsis 4:7: «Y el primer animal era semejante a un león; y el segundo animal, semejante a un becerro (¿por toro?); y el tercer animal tenía la cara como de hombre; y el cuarto animal, semejante a un águila volando.» 9

En canto a los evangelistas canónigos, cada uno tienen su representación simbólica: «El ángel (‘mensajero, un hombre con alas): Mateo; El león: Marcos; El buey (un novillo o un toro): Lucas; El águila: Juan.» «… Lucas se ha simbolizado mediante un buey porque su evangelio comienza con la visión de Zacarías en el Templo, donde se sacrificaban animales como bueyes, terneros y ovejas. El evangelio de Lucas comienza y termina en el Templo; los Hechos de los apóstoles constituyen la segunda parte del evangelio de Lucas. Si en el evangelio encontramos el camino de Jesús, en los Hechos tenemos el camino de las comunidades que siguieron a Jesús. El libro de los Hechos termina llegando Pablo a Roma, ciudad que, para Lucas, representa ‘los confines del mundo’.» 10

Los evangelistas reciben una representación simbólica para formar el teramorfos en rededor de Cristo en el Pantocrátor 11: a Mateo lo representa un ángel, a Marcos un león, a Juan un águila y a Lucas lo representa «un toro porque su Evangelio comienza con el sacrificio que oficia el sacerdote Zacarías (padre de Juan el Bautista). El toro es animal de sacrificios y Lucas trata extensamente el sacrificio de Cristo en la Cruz. Se sitúa a la izquierda de Cristo. Sobre San Lucas existe la tradición de que pintó a la Virgen, por lo que es el patrón de los pintores. Simboliza la Pasión. Es titular de la Hermandad de la Redención.» 12

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Y ya con la mirada puesta en nuestra máxima preocupación contemporánea del «calentamiento global»: «Sólo en los Estados Unidos, las vacas producen más gases de efecto invernadero que 22 millones de autos juntos por año.

«Así, la industria de la carne es la tercera causa del calentamiento del planeta, sólo después del consumo de energía en edificios y el transporte, según un informe de la Agencia de la Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) y la opinión de un asesor clave de Al Gore, premio Nobel de la Paz y ex vicepresidente de EE.UU.

«Un informe de la FAO con el título Livestock’s Long Shadow (La larga sombre del ganado), aseguraba ya en el 2006 que los 1,500 millones de reses que hay en el mundo eran responsables del 18 por ciento de los gases de efecto invernadero, un porcentaje mayor que el de automóviles, aviones y demás formas de transporte juntas…» 13

En los campos abiertos para los pastizales en favor de la ganadería, el consumo de agua es mayor por cabeza de ganado, factor aunado a la distancia entre el espacio para los hatos y el correspondiente para la obtención del alimento de los animales. El sector ganadero —afirmaba la FAO— en el transcurso de un año emite el 18% de todos los gases de invernadero, empero, estas cifras resultan un tanto engañosa vista y asentada por regiones ya que, en países de avanzada industrialización su aporte es menor (cerca del 3%), en tanto que en países de poca industrialización la ganadería supone un aporte de gases de tipo invernadero del 60%… emisión de metano en eructos y flatulencias de las reses…

«Y también es responsable del 37 por ciento de todo el metano producido por la actividad humana (23 más veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes, y del 64 por ciento del amoniaco, que contribuye de forma significativa a la lluvia ácida.

«El informe de la FAO explica que la ganadería utiliza hoy en día el 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta, que en su mayor parte son pastizales, pero que ocupa también un 33 por ciento de toda la superficie cultivable, destinada a producir forraje. La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde por ejemplo el 70 por ciento de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han dedicado a pastizales…» 14

1.- 23a. edición, 2014 dle.rae.es Visitado el 30 de agosto del 2017.

2.- etimología.dechile.net Visitado el 28, 29 y 30 de agosto del 2017.

3.- Distanciado a las afirmaciones generalizadas y aceptadas, resulta interesante el aporte de Enrique Cabrejas Iñesta, El origen del nombre TORO. (Toro, sustantivo Ibérico). academia.edu Consultado el 30 de agosto del 2017.

4.- Independientemente al uso del término deformado de «güey» (tonto, mentecato, torpe en extremo…), el «buey», el macho bovino castrado en procura de su engorda, era un animal sagrado ya que representaba a un ser sin «mancha», incapacitado para la procreación era un ser puro al que, en la antigüedad, junto con el asno, quedaba prohibido uncir al yugo. «No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno…» Éxodo, 20:17. La Santa Biblia. (Antiguo y Nuevo Testamento). Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada por Cipriano de Valera (1602) … T.S.E.L.F. 1975

5.- Adriana Manrique Madrid. La Tierra de los Farones. Apartado 3. El toro Apis. egiptologia.org Visitado el 28 de agosto del 2017.

6.- Ídem.

7.- Tablilla VI, apartado III. El poema (La leyenda o La epopeya) de Gilgamesh. páginas 21 a 24 bibliotecadigital.ilce.edu.mx Visitada el 28, 29 y 30 de agosto del 2017.

9.- La Santa Biblia. (Antiguo y Nuevo Testamento). Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada por Cipriano de Valera (1602) … T.S.E.L.F. 1975.

10.- diocesisdecanarias.es

11.- La cúpula o domo, con su complejo significado, es parte importante en la evolución arquitectónica desde Mesopotamia (4,000 a.C.). En la construcción de los templos católicos la manifestación esférica-circular de la perfección, de la continuidad eterna, del cielo y el cosmos por extensión. reúne los cuatro extremos en la clave, el cierre, la piedra axial. En ella, la imagen greco-bizantina y románica —prácticamente inexistentes en el periodo gótico— con la representación de un Cristo triunfante, «Todopoderoso» la sublima la linternilla por donde penetra la luz, el mensaje que preservan y difunden los evangelistas colocados o pintados en las pechinas. Recomendable visitar: René Guénon. El simbolismo de la cúpula. arkho.com

12.- la-liturgia.blogspot.mx Visitada el 30 y 31 de agosto del 2017.

13.- «El País» el viernes 24 de julio del 2009.

14.-  FAO Sala de Prensa. «La ganadería amenaza el medio ambiente». Roma, 29 de noviembre de 2006. fao.org visitado el 10 de agosto del 2017

 

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