El secreto está en sus canciones

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En forma por demás inesperada, la Academia Sueca otorgó este año, el Nobel de Literatura a Bob Dylan, un hombre que en la década de los sesentas (siempre mítica y por descubrir del todo), cimbró al mundo de la cancion con su rock, pop y otros ritmos propios de esos momentos que revolucionaron al mundo.

Los analistas y estudiosos de los Nobel de Literatura se quedaron atónitos con tal anuncio, aunque algunos no tan ortodoxos, en los días previos, parecían vaticinarlo.

Ahora, los seguidores de los Nobel “no correrán a las librerías, sino a las discotecas, para obtener los éxitos de Dylan”, escribió un analista español al conocer la noticia.

Más allá de los comentarios y consideraciones que hacen ya los escritores, literatos y analistas especializados en cuestiones literarias están otras razones de peso diverso.

Actualmente, como en la citada décadas de los sesentas, cuando lo acartonado de las estructuras sociales, políticas y económicas mostraban un mundo similar al del mito griego de la Cama de Procusto, aquel atrevido lanchero que para que cualquier humano atravesara el río debería dar la medida exacta de su cama; cuando esto no sucedía, Procusto les cortaba los pies o la cabeza para que dieran el tamaño exacto y así trasladarlos a la otra orilla.

Actualmente, para nadie es un secreto que las estructuras actuales están en una situacion similar a las de los años sesentas. El caso más específico son las políticas, cuyos partidos y protagonistas registran los más bajos índices de popularidad y credibilidad en la sociedad. Lo curioso es que ellos mismos se han ganado esos bajos lugares a pulso, mediante la corrupción que corroe tales estructuras en todo el mundo.

Las encuestas de opinión públicas para medir la corrupción no se basan en si los políticos son o no corruptos, sino en quién es más corrupto. Ni siquiera toman como base el menos corrupto, que sería una visión de equilibrio. No es así. Pareciera ocioso preguntarse por el menos corrupto. La pregunta es directa: ¿Quién es el más corrupto?.

Tal situacion no es exclusiva de la política. También se presenta en la economía y en la sociedad. Las antiguas teorías del estructuralismo parecieran renovarse, de nuevo, mediante las cuales para un saneamiento general debieran cambiarse personas y estructuras. “Si se coloca a un santo en una estructura corrupta, la estructura corrompe al santo; si un corrupto se pone al frente de una estructura sana, el corrupto corrompe a la estructura”, es uno de los principios básicos de esa teoría ya añeja.

Curiosamente, ese mostruo de la corrupcion alcanza hasta a las mismas iglesias prevalecientes en la sociedad actual, a grado tal que los teólogos de la liberación (de los años de los sesentas) acuñaron la frase que, no por abandonada, deja de ser actual: “America Latina vive en pecado mortal, a causa de las estructuras”, expusieron, algunos de quienes para contrarrestar ese “pecado mortal” se vistieron de obreros y acudieron a trabjar en las ábricas, como cualquier operario normal.

El Nobel otorgado a Bob Dylan puede tener varias lecturas. Una de ellas podría ser el asomo de un nuevo orden mundial con rostro mucho más humano, mismo que algunas organizaciones sociales vienen empujando con fuerza desde hace algunos años.

El neocapitalismo se planeó para unos 25 ó 30 años que se cumplieron en 2015, fecha cuando se revisarían las estructuras mundiales para dar paso a otra etapa del desarrollo humano, basado en el rescate social.

El Nobel a Dylan podría ser una señal clara de por dónde se enfocaría el destino del mundo, máxime en tiempos cuando la ONU promueve otra axiología universal, uno de cuyos capítulos se escribirá en los próximos días en Quito, Ecuador.

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