El kick and kill es una estrategia que desde hace algunos años se evalúa para alcanzar una cura contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Esta propuesta se basa en promover la activación de las células del reservorio viral que contienen al virus en estado latente a través de diversas estrategias (kick), para después fortalecer el sistema inmune con la finalidad de que las células, una vez activadas, puedan ser eliminadas (kill), explicó Santiago Ávila Ríos, del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas (Cieni).

Hay muchas sustancias que se están probando para activar las células que contienen al virus en estado latente (es decir, las que contienen el genoma del virus, pero no producen proteínas virales y, por lo tanto, no pueden ser eliminadas por el tratamiento antirretroviral). Entre estas sustancias se encuentran fármacos previamente empleados para otras enfermedades como las psiquiátricas y neurológicas (como los llamados inhibidores de desacetilasas de histonas), hasta anticuerpos; mientras que para estimular al sistema inmune se está probando una gran cantidad de sustancias y posibles vacunas, aunque cabe señalar que ninguna de ellas ha funcionado por sí sola y muy probablemente se requerirá la combinación de varias estrategias para lograr un resultado exitoso, dijo Ávila en entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Considerando el componente kill de la estrategia, existen distintas vías que los investigadores están proponiendo y evaluando para una vacuna efectiva. Algunas de ellas, se basan en la posibilidad de crear una vacuna terapéutica para activar a los linfocitos T citotóxicos (un tipo de glóbulo blanco presente en la sangre), los cuales son los encargados de reconocer y eliminar a las células infectadas.

“También se ha considerado probar vacunas mosaico polivalentes, esto es, que reflejen la diversidad viral y contengan moléculas que reflejen toda la diversidad genética de los virus de inmunodeficiencia humana que circulan en el mundo o en una población determinada como la mexicana”.

Durante la conferencia “Adaptación del VIH en la población mexicana”, celebrada en El Colegio Nacional, el investigador en ciencias médicas explicó que las vacunas terapéuticas basadas en respuestas celulares son una estrategia fundamental para combatir al VIH, aunque existen varios aspectos a tomar en cuenta, ya que el virus tiene una gran capacidad de variación y puede adaptarse rápidamente a presiones selectivas impuestas por el sistema inmune.

El VIH es el organismo genéticamente más diverso que se conoce, puede clasificarse en tipos, grupos, subtipos y formas recombinantes con distribución heterogénea y características diferentes en el mundo. En México, el subtipo más frecuente es el B, que se originó en Kinshasa (República Democrática del Congo) y en América se introdujo a Haití hacia 1964 y después a Estados Unidos (Nueva York) en 1971.

Estudios genéticos recientes muestran que cada vez más y con mayor frecuencia, en todas las poblaciones del mundo se están transmitiendo virus preadaptados al sistema del antígeno leucocitario humano (HLA), se trata de un sistema presente en todas las células incluidos los leucocitos (glóbulos blancos en la sangre), cuya función es diferenciar lo propio de lo ajeno y proteger al organismo de agentes externos. Sin embargo, el grado de preadaptación del virus en México parece ser más alto que el observado en otras poblaciones, como las africanas y caucásicas; esto quiere decir que es más difícil combatir al virus, pues este ha encontrado una forma de esquivarlo. “El virus circulante en México tiene un alto grado de adaptación a los HLA frecuentes en la población”, dijo el investigador del Instituto de Enfermedades Respiratorias.

La función de una vacuna es proporcionarle al sistema inmune datos sobre el enemigo para que lo pueda combatir. Para ello, cada vacuna contiene “partes” muy pequeñas del virus. Para realizar una vacuna enfocada a una población, los investigadores tendrían que identificar pedacitos de virus que produzcan respuestas inmunes relevantes en el contexto genético de esta población.

“En el caso de México, la posibilidad de encontrar o seleccionar estas partes de virus en la población debe tomar en cuenta esta preadaptación del virus circulante a la respuesta inmune de los mexicanos”, concluyó.

De acuerdo con estadísticas del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida, de 1983 al 2016, fueron 188 mil 544 los casos de Sida notificados. Tan sólo el año pasado, los casos nuevos diagnosticados de VIH fueron 7 mil 338 y de Sida, 5 mil 664.

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