Dios siempre perdona; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca, dice un adagio popular para significar que no se debe jugar contra la naturaleza, porque ésta siempre cobrará facturas y, en ocasiones, lo hará con réditos enormes.

Algo de esto está pasando en Perú, país suramericano que se ha visto abatido en algunas regiones por torrenciales lluvias que, al descender de los Andes, arrasan con todo lo que encuentran a su paso.

Son consecuencia de la presencia del fenómeno climático El Niño que, junto con su contraparte La Niña, causan estragos donde se presentan, sean naciones altamente desarrolladas o en vías de desarrollo. No existe piedad alguna para esos lugares en donde acontecen los fenómenos citados.

Ambos fenómenos son ya muy conocidos, gracias a los estudios y análisis preventivos que de ellos realizan con toda anticipación los distintos sistemas meteorológico, nacionales e internacionales, que existen en la actualidad, aunque, por lo general, se les presta poca atención por no ser información que atraiga a la población, pese a que cuando se presentan traen serios problemas a la vida y bienes de las comunidades, en general.

Según informaciones internacionales, las precipitaciones en el norte de Perú habrían dejado hasta las primeras hora de hoy, un saldo de 43 muertos, 72 heridos, 11 desaparecidos y más de 56 mil damnificados, además de cuantiosos daños a la infraestructura nacional y a las habitaciones populares, causados por las lluvias, inundaciones, aludes y desbordes de ríos.

Pronósticos del Estudio Regional del fenómeno El Niño indicaron que ya había causado, oficialmente, 14 muertos y miles de damnificados, el temporal que se extenderá hasta finales de abril, debido a que la temperatura del mar en la región sigue siendo alta, lo que produce «que la atmósfera sea inestable y las lluvias se mantengan», a decir de Nelson Quispe, del Servicio Nacional de Hidrología y Meteorología peruano, en declaraciones hechas al diario limeño ‘El Comercio’.

Otro diario peruano, La República, aseguró que, en total, había 711 distritos afectados, ubicados en los departamentos de Ica, Lima, Huancavelica, Arequipa, Tumbes, Piura y Lambayeque.

Las leyes de la naturaleza son inmutables. Siempre serán las mismas, por lo que desacatarlas tendrán un precio. Algunas veces, terrible; otras catastrófico, pero nunca, desapercibido.

La ingente necesidad de la población por contar con un hogar la lleva a construir sus casas en laderas de cerros y montañas, en las riberas de ríos, lagos y lagunas y en sitios desaconsejables para fincar sus moradas. Este hecho se suma a la insensibilidad de muchos políticos que, aprovechando tales necesidades humanas, conducen a habitantes a construir comunidades en sitios inadecuados sólo con el fin de medrar con tales necesidades, políticamente.

Otro elemento más es la insaciable sed de constructores por levantar ciudades en terrenos no aptos para ello, pero que siempre les dejarán pingües ganancias económicas y hasta el otorgamiento de concesiones gubernamentales (en algunos países) a empresas de capital nacional o extranjero del rubro extractivo para aprovechar bienes comunales que rompen con el débil equilibrio de los ecosistemas y abonan a los desastres naturales.

Los gobierno han creado para hacer frente a ese tipo de episodios naturales organismos propios, bajo el título de Protección Civil, pero como son instancias burocráticas, siempre serán rebasadas por la realidad que, curiosamente, es más terca que las palabras y programas burocráticos.

La única alternativa más realista es la ayuda humanitaria nacional e internacional que casi siempre se hace presente en estas tragedias que enlutan pueblos, ciudades, comarcas y hasta países enteros.

E el caso de #PrayForPeru, etiqueta que se convirtió en una tendencia importante en el mundo desde anoche, al conocerse la tragedia peruana. Este hashtag reunió casi 40 mil mensajes desde horas de la tarde del 15 de marzo, momento en que varios medios de comunicación locales y extranjeros informaron sobre los huaicos (torrentes de lodo y piedras) e intensas lluvias en diferentes partes del norte y centro del país.

«Serenidad y prudencia. Esto es algo que nadie podía prever. Tengan fe, el Gobierno se está ocupando de la emergencia», había dicho Kuczynski (Pedro Pablo, presidente del país andino) al Canal N de televisión. El mandatario dijo que no había necesidad de declarar un estado de emergencia nacional, porque ya se había hecho esto en Tumbes, Piura y Lambayeque, las tres regiones más afectadas.

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