Ráfaga: La guerra contra la ministra presidenta

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Jorge Herrera Valenzuela
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Ciudad de México, 23 de marzo de 2023.- El presidente de México no olvida y, mucho menos, perdona que la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se haya levantado de su asiento para recibirlo en la ceremonia, celebrada el 5 de febrero, en el Teatro de la República, en la capital queretana. Se conmemoraba el 106 aniversario de la promulgación de la Constitución Política.

Tampoco digiere que su candidata, Yasmín Esquivel Mossa, no fuera electa para ocupar ese cargo, por estar bajo sospecha de plagio de una tesis para obtener el título de Licenciada en Derecho.

Desde el 2 de enero pasado, después de que seis votos convirtieron a la jurista Norma Lucía Piña Hernández en ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el tabasqueño no acepta la derrota. Primero, la llamó simplemente “la señora Piña” y después ordenó que la desplazaran a un extremo del presídium en el Teatro de la República. Le correspondía, como titular del Poder Judicial Federal flanquear, junto con el representante del Poder Legislativo, al presidente.

En las mañaneras, micrófono y cámaras de televisión, unas veces en Palacio Nacional y muchas otras donde se encuentre, el presidente de México mantiene la guerra verbal contra la ministra presidenta. Ello es suficiente para que los miembros del gabinete y los abyectos diputados federales, además de los seguidores de la autollamada cuarta transformación, se sumen a la campaña difamatoria.

Guerra orquestada
En la mañanera del 8 de marzo, desde su púlpito, el tabasqueño reiteró que “los conservadores tiran la piedra y esconden la mano, son muy chuecos”. Como decían en mi pueblo (Santa Úrsula Xitla, Tlalpan), “se mordió la lengua”. Está acostumbrado, el hombre que vive en Palacio Nacional, a fustigar a las personas, llamarles con todos los calificativos despectivos que tiene en su mente, nunca presenta pruebas de sus dichos.

El Señor de las Mentiras, como ya lo llaman muchos mexicanos, que antes los presidentes “ponían y quitaban, a su antojo, al presidente de la Corte”. En la relación de nombres de quienes ocuparon el cargo, en el Siglo XX, no hay ninguno separado por orden presidencial.

Una más de sus acusaciones: “Apenas llegó la nueva presidenta se desató una ola de resoluciones en favor de presuntos delincuentes”.

Es tarea de la Consejería Jurídica de la Presidencia aportar las pruebas para confirmar lo dicho por el jefe del Ejecutivo Federal. Tal vez, comento, la referencia fue por la liberación absoluta de la economista Rosario Robles Berlanga. El fiscal general de la República anunció que iba a apelar ante los Tibunales.

Sin mencionarla por su nombre, el tabasqueño recientemente manifestó que “tenemos que vernos como adversarios, no como enemigos”. La pregunta lógica: ¿El Poder Ejecutivo adversario del Poder Judicial? En ninguno de los sesenta y tantos gobiernos mexicanos se dio una situación de esta naturaleza. Estos hechos demuestran la orquestada guerra desde Palacio Nacional hacia el edificio contiguo, el de la Suprema Corte.

“La señora presidenta de la Corte, para hablar en plata, está por mí de presidenta”, afirmó el hijo predilecto de Macuspana. No podía ocultar su enojo, porque no asumió el cargo la esposa “del mejor ingeniero del mundo”, José María Riobóo.

Condenan la quema
Tanto el presidente de México como su esposa, doña Beatriz Gutiérrez Müller, hicieron público su desacuerdo en la quema de una figura de cartón cubierta con toga y birrete, así como en la mano derecha una bolsa con dinero, todo simulado. Un ataque más a la jurista Norma Lucía Piña Hernández.

Le prendieron fuego, al terminar el evento del 18 de marzo en el Zócalo. Al mismo tiempo gritaban: ¡Fuera Piña!, ¡Fuera Piña! Esta “demanda popular” también la escucharon, al inicio de la Marcha 8M, pues la pronunció una mujer en la escalinata, frente a la puerta de la Suprema Corte.

“La mujer con un remedo de toga y birrete –escribió el colega Sergio Sarmiento— con una ametralladora, supuestamente falsa, protestó frente a la Corte”. En su perorata imitó al inquilino presidencial, acusando de “corruptos y delincuentes” a ministras y ministros.

De todas partes de la República y de las asociaciones y colectivos de mujeres afloraron los apoyos para la ministra presidenta, como mujer y titular del Poder Judicial Federal. La senadora y ministra en retiro Olga Sánchez Cordero figuró entre las mujeres que condenaron el suceso. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México se sumó a esos pronunciamientos.

Morenistas quemaron a su líder
Se ha escuchado en tres ocasiones al presidente diciendo que en la manifestación de apoyo al INE (Instituto Nacional Electoral), en la Ciudad de México, fueron quemadas figuras de cartón con su efigie y “la prensa no informó nada, nadie dijo nada”. He revisado las informaciones periodísticas de diarios mexicanos, de las agencias locales e internacionales, sin encontrar cita alguna. Eso era una noticia que traspusiera las fronteras.

Donde sí quemaron una botarga con la figura del presidente de México fue en el municipio de Apodaca, Nuevo León. Ocurrió al final de una asamblea del Movimiento de Regeneración Nacional, en la que la mayoría de morenistas no estuvieron de acuerdo con la designación, no elección, del candidato a la Alcaldía de ese lugar.

La agencia MVS subió a Internet, el lunes 20, la noticia “Militantes de Morena queman figura de Amlo en Nuevo León” y, “además, quemaron su registro de militante (credencial) y la bandera de Morena”. También, se supo, prendieron fuego a camisetas con el logotipo y los colores del partido en el poder.

La protesta estuvo presidida por Miguel Uresti, a quien apoyaban más de 500 militantes para que compitiera por la presidencia municipal de Apodaca. El triunfo se lo dieron, los organizadores de la asamblea, a Víctor Govea.

Los inconformes manifestaron que no estaban de acuerdo en que “nuevos afiliados que llegaron de otros partidos tengan preferencia para ocupar un cargo”. En el exterior del local, los simpatizantes de Uresti rociaron con gasolina la botarga y le prendieron fuego, arrojaron a la lumbre periódicos, propaganda electoral y la bandera.

Reiterativo en Oaxaca
El reporte periodístico de Óscar Barrón, Noticias Debate, pone de manifiesto que el presidente de México no desea tener tratos con la ministra presidenta de la Scjn, porque considera “innecesario reunirse con ella” y agregó en su mañanera, desde Oaxaca, que “condené los hechos y reprobé que mis simpatizantes quemaran la piñata con la imagen de la ministra”.

Dijo que los conservadores andan zopiloteando y los llamó a que “dejen de estar con campañas negras en contra de nosotros, nos ven como enemigos a destruir, no como adversarios a vencer. No somos iguales”. Sin comentario de mi parte.

El término “zopiloteando” no corresponde a la conjugación del verbo zopilotear. El presente indicativo es zopilotean y el gerundio, zopiloteándose, según el diccionario de la Real Academia.

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