Alfa Omega: Urquizo, militar y literato, de Coahuila, tierra de patricios

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Jorge Herrera Valenzuela*

Ciudad de México, 7 de septiembre de 2019.- En cada uno de los rincones de este hermoso país, hoy envuelto en la violencia e inseguridad, encontramos historias y personajes que la indiferencia oficial, aparejada por una burocratizada ignorancia, tienen en el rincón del olvido. Bien dijo precisamente un coahuilense de nombre Francisco L. Urquizo: “Un pueblo que no conoce su historia, nunca podrá llegar a ser Nación”. Es por ello que enfoco mi comentario periodístico, de reportero no de historiador ni cronista, a los sucesos y sus protagonistas que forjaron un vigoroso país.

Coahuila tiene una larga e interesante historia, desde los días en que su territorio incluía a Texas. Es mucho lo que debe escribirse sobre esta norteña entidad que vio nacer al padre del federalismo, Miguel Ramos Arizpe, mexicano que actuó como diputado en Las Cortes de Cádiz. Patria chica del hijo de un veracruzano, Miguel Zaragoza Valdés y de María de Jesús Seguín, nuestro héroe del 5 de mayo en Puebla, Ignacio Zaragoza Seguín, general que muere, por enfermedad, a los 33 años de edad. Francisco Ignacio Madero González, cuya figura está en la simbología del gobierno actual, auténtico abanderado de la democracia mexicana. Un cuarto ilustre coahuilense, el constitucionalista Venustiano Carranza Garza.

Por supuesto que hay muchos otros destacados coahuilenses, como mi compañero de aventuras radiofónicas, Jesús González Schmal, abogado penalista, político, catedrático universitario, conferencista, escritor y analista político. El recordado periodista Federico Barrera Fuentes, el poeta Manuel Acuña, el general revolucionario Lucio Blanco, así como el insigne político y educador Juan Antonio de la Fuente.

Después del breviario cultural, retomo el camino que siguió Francisco Luis Urquizo Benavides. A la edad de 18 en la estación ferroviaria de su natal San Pedro de las Colonias, el jovencito Urquizo conoce a quien será su guía, Don Panchito Madero; lo escucha con mucha atención cuando el autor del libro “La Sucesión Presidencial de 1910”, se dirige al pueblo. Sin pensarlo mucho, nuestro personaje se alista como soldado raso en el Escuadrón Calixto Uribe, a las órdenes de Emilio Madero.

Militar que olía a pólvora
En su trayectoria de 58 años de vida militar hubo momentos muy gratos para Francisco L. Urquizo, como el de recibir el grado de divisionario que le otorgó el último presidente militar, Manuel Ávila Camacho. Se coronaban los años en que formó parte de los Ejércitos Libertador del Sur, Federal, Constitucionalista y Mexicano. Abrió fuego contra el usurpador Victoriano Huerta, estuvo en la Toma de Torreón, participó en una docena de batallas revolucionarias, demostrando su capacidad de estratega.

Durante su carrera militar fue titular de la Secretaría de Guerra y Marina, a los 29 años de edad, en el gabinete de Venustiano Carranza y figuró como secretario de la Defensa Nacional en el cierre del sexenio de Ávila Camacho; antes fue subsecretario en esa misma dependencia. Después del asesinato de Carranza, el general Urquizo estuvo en la prisión militar de Santiago Tlatelolco, junto con los generales Francisco Murguía, Francisco de Paula Mariel y Juan Barragán, por órdenes de su acérrimo rival Álvaro Obregón.

Urquizo concibió la integración del Escuadrón 201 que tuvo participación en la Segunda Guerra Mundial y le tocó poner en vigor la Ley del Servicio Militar Nacional, obligatorio para los mexicanos de 18 años de edad, inclusive los primeros conscriptos, durante un año, estuvieron en los cuarteles y formaban parte de la primera reserva para entrar en acción, si la situación lo requería.

“El novelista del soldado”
Cuando se exilia a Europa, el general coahuilense da comienzo a su faceta de escritor y nos hereda alrededor de 16 obras, siendo Tropa Vieja, editada en 1943, una novela narrativa de pasajes muy interesantes de la época revolucionaria. También es muy elogiada “El Cuacho“ y se comenta que esa obra “revela a un Francisco L. Urquizo con un sentimiento profundo de amor y respeto a la naturaleza, a los animales y sensibilidad humana notoria”.

Este hijo de San Pedro de las Colonias está incluido en el grupo de los mejores novelistas de la Revolución, mencionándose a Mariano Azuela, Mauricio Magdaleno, Martín Luis Guzmán y José Vasconcelos. Además, debo agregar que el licenciado Guillermo Tardiff, impulsor de los concursos de oratoria que organizaba el diario El Universal, escribió que Urquizo era “El Novelista del Soldado” y para el maestro Salvador Novo, el militar multicitado “escribió la mejor novela de la Revolución”.

Por todos los antecedentes señalados, al general Urquizo se le invitó a ser fundador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana y quedó integrado a otro grupo de selectos mexicanos encabezados por don Salvador Azuela Rivera. Dos datos muy importantes derivados del reconocimiento oficial: en 1967, dos años antes de su muerte, el Senado otorgó al general Francisco L. Urquizo, la Medalla Belisario Domínguez; por acuerdo presidencial los restos del distinguido coahuilense reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres, desde el 6 de agosto de 1994.

P. D. El trámite de “beneficio del Impuesto Predial” que concede el Gobierno de la Ciudad de México a pensionados, jubilados y de la Tercera Edad, no lo es tanto. Lo que en años anteriores representaba una gestión de 20 minutos, con trato decente, hoy es de 90 minutos y una atención de empleados “mal encarados”, según me lo informó uno de los afectados, plenamente identificado que solicitó no revelar su nombre, por temor a que le supriman el “beneficio”….Muy vergonzoso e indignante lo que sucedió en la Cámara de Diputados, donde los militantes del Movimiento de Regeneración Nacional, Morena, impedían que se cumpliera con la ley y fuera un panista el que presida el segundo período de sesiones de la LXIV Legislatura. La crisis política se produjo por la maniobra emprendida por Dolores Padierna Luna, quien deseaba imponer un cambio para que los morenistas sean los únicos que dirijan los trabajos legislativos hasta 2021 y la esposa del expresidiario René Bejarano se mantiene como vicepresidenta de la mesa directiva…Frase del veterano político Porfirio Muñoz Ledo: “Se puede tener poder y no pasar a la historia. Se puede pasar a la historia sin tener poder”. La expresó al dejar la presidencia de la Cámara Baja, el pasado día 3 de este mes.

* Jorge Herrera Valenzuela (jherrerav@live.com.mx) es reportero pensionado. Se desempeñó como jefe de Información del diario capitalino La Prensa, maestro en la escuela de Periodismo Carlos Septién García y coordinador general de Comunicación social de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), entre otros cargos más.

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