Este dicho popular refleja puntualmente la historia de estos dos países, separados por una frontera de 3 mil kilómetros cuadrados que es una de las más transitadas del mundo (algunos llegan a afirmar que es la más transitada, pero esto no está comprobado con hechos). Estados Unidos con una filosofía anglosajona donde lo importante es sólo lo que funciona; lo demás se desecha, de inmediato. México, en cambio, mantiene una filosofía grecolatina, caracterizada por su visión de vivir a su estilo, mucha veces con una amplia gama de recovecos y con tendencias a intentar responder a la realidad (incluyendo problemas) desde el punto de vista idealista.

La frase citada se le acredita al general Porfirio Díaz, quien gobernó a México durante más de 30 años, pero realmente fue escrita por Nemesio García Naranjo, intelectual regiomontano, periodista, diputado federal, director del periódico La Tribuna y colaborador del semanario Siempre, fallecido en la década de los sesentas, aseguran algunos estudiosos.

Independiente de su origen, las doce palabras forman en su conjunto una especie de lamento nacional por el fatalismo geográfico que encierran y están hoy muy presentes, tras el triunfo de Donald Trump, quien asumirá la Presidencia de Estados Unidos el próximo viernes 20 de este mes, hecho que se sumará al Foro Mundial de Davos, a celebrarse del 17 al 20 entrantes, dos hechos que sacuden, desde ahora, a México y el mundo.

La historia de ambos pueblos tiene una serie de hechos que comprueban esa vecindad con altos y bajos. Más bajos que altos, desde la confrontación directa hasta la sociedad de intereses alcanzada a finales del siglo pasado.

Actualmente, viven en Estados Unidos entre 10 a 20 millones de mexicanos, cifra que no puede ser exacta porque entrevera tanto la amplia movilidad que se entre ambas naciones hasta intereses político-sociales. Algunos con la doble nacionalidad; otros, documentados, y algunos más indocumentados, pero el caso es que millones de familias mexicanas viven de las remesas que les envían los migrantes y que, en ciertas ocasiones, los gobiernos federal y estatales de México muestran desatención a esas regiones porque saben que en la Unión Americana está la respuesta a los satisfactores de trabajo y empleo y, en consecuencia, de abasto económico familiar.

Incluso, en los últimos informes económicos se incluye (al igual que otros países expulsores de migrantes) los censos económicos nacionales el rubro de ingresos por migrantes, al mismo tenor que se refiere a los obtenidos por exportación de petróleo, productos agropecuarios, mineros y turísticos.

La historia de la migración masiva mexicana a Estados Unidos es relativamente reciente. Parte de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando la mayoría de los jóvenes norteamericanos se enlistaban en la milicia y no había quien trabajara los campos, en especial, y las fábricas.

Algunos empresarios agropecuarios norteamericanos fijaron la vista en el país del sur e iniciaron sus contrataciones mediante convenios formales con el gobierno mexicano. Todas esas contrataciones eran sujetas a las leyes laborales de ambas parte, por lo que los mexicanos gozaban de ciertos privilegios, entre los que se encontraban la aportación de cierto porcentaje al gobierno mexicano para que, al regreso del trabajador, se le entregara como ahorro obtenido.

Aquí viene algo curioso. El gobierno mexicano se quedó con ese dinero. Esto es sólo una referencia para ver que las transas de los políticos y gobernantes no son de ahora; vienen de hace mucho tiempo. Ni siquiera informaron a los trabajadores o familiares de esos tiempos sobre tales aportaciones norteamericanas. Para ello, se aprovecharon que la mayoría de los migrantes eran campesinos, muchos sólo sabían leer y escribir y que la comunicación se realizaba únicamente mediante cartas que tardaban hasta meses en llegar a su destino y que, en un mundo regido por el núcleo familiar que daba toda la importancia a la relación de padres, hermanos, hijos, esposas y demás seres queridos, mientras que otros valores no tenían el peso y valor que ahora sí se les da.

Fue hasta inicios de presente siglo cuando, con la alternancia de la Presidencia de la República, se supo de esas partidas y se exigió su devolución al gobierno federal. Se logró sólo parcialmente, en especial para sobrevivientes de los Estados de Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Zacatecas y otros más, porque la inmensa mayoría de aquellos migrantes históricos ya había fallecido y no existían referencias o documentos que avalaran esos reclamos económicos.

Jalisco, Zacatecas, Michoacán

“De dónde son, nos decían los de la migra,
de Jalisco, Zacatecas, Michoacán.
Soy de Durango, donde son los alacranes,
Yo soy chilango, de la mera Pantitlán”.

“El centroamericano” es un ilustrativo corrido de los populares Tigres del Norte. En él narran los problemas que enfrenta un centroamericano cuando, un día que paseaba por las orillas del lago (en Chicago), lo detuvo, junto con otros compañeros, policías de Migración norteamericana y los deportaron a sus distintos países, pero él se hizo pasar como mexicano por lo que lo dejaron en la frontera lo que le sirvió de mucho, porque ya no tuvo que pagarle tanto al pollero (traficante de migrantes) para reintentar ingresar a la Unión Americana.

El corrido citada es también una amplia exposición de la forma en que se extendió la migración de mexicanos a Estados Unidos.

Jalisco, Zacatecas y Michoacán, junto con Guanajuato, fueron las entidades federativas que, históricamente, aportaron mayor número de trabajadores a Estados Unidos en los inicios de la nueva etapa migratoria. Por eso, muchas familias de estos Estados cuentan con infinidad de familiares allá, “del otro lado” o “el norte”, como coloquialmente, acostumbran decir quienes se quedan en México.

Con el tiempo y, a medida que la situación económica en México comenzó a empeorar, la migración aumento en número y en entidades federativas. A Jalisco, Zacatecas, Michoacán y Guanajuato, pronto se sumaron Oaxaca, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Tlaxcala y el Estado de México, entre otros más. Mención especial tiene Oaxaca porque desde siempre ha registrado movimientos migratorios hacia el noroeste de México a donde acuden a la pisca del algodón, las cosechas de trigo y maíz y el corte de caña de azúcar, a grado tal que Fioscer, organismo inventado para llevar educación a cañeros e hijos de cañeros que migraban al noroeste, creó hasta una lotería didáctica para apoyar esas labores educativas.

Uno de los últimos eslabones de esa cadena de entidades sumadas a la migración, lo fue la Ciudad de México donde se ubica la colonia Pantitlán, en los límites orientales colindante con Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, conformada por capitalinos expulsados económicos del Centro de la Ciudad de México y de las nuevas colonias residenciales que exigían niveles económicos más altos, junto con muchos provincianos que siempre han visto a la Ciudad de México como tierra de promisión, y a quienes se les sumaron algunos centroamericanos que se dispersaron sobre la Panti (como cariñosamente se le llama a esta colonia) y su vecina Ciudad Neza (diminutivo de Nezahualcóyotl).

Polvo maldito… Se lo comió el desierto

Pero las nuevas corrientes de migrantes no sólo las constituyeron campesinos y gente deseosa de laborar en EU, sino que también se enrolaban grupos de jóvenes deseosos de aventuras y sin la menor intención de trabajar “del otro lado”, tal como lo reveló una acuciosa investigación de la Universida Nacional Autónoma de México (Unam), dada a conocer a mediados de la década de los 80s.

Los Cadetes de Linares es un grupo de música norteña. Su especialidad, como muchos otros, son los corridos, historias que narran acciones, siempre exageradas, que suceden en ciertas regiones. Una de ellas es “Polvo maldito”, que cuenta parte de las vivencias que se tenían, en especial, en el pasado en la zona fronteriza México-Estado Unidos. Situación que todavía se da, aunque en menor grado.

“Por el Bravo y sus riberas
cuánto corrido se ha escrito;
por Tamaulipas y Texas
cómo hay hombres con delitos:
unos trafican la yerba,
otros el polvo maldito”.

Pocos recuerdan algunos pasajes que sucedieron en la segunda mitad del siglo pasado en la frontera entre México y Estados Unidos. Durante esas décadas fue común que algunos mexicanos que habían cometido algún ilícito en el país huyeran hacia la frontera donde permanecían escondidos al amparo de una región que tenía mucho de limbo internacional.

Eran los tiempos cuando en la frontera sur de Estados Unidos aún permanecía vigente la discriminación que se expresaba en anuncios colocados en comercios norteamericanos que señalaban: “Aquí no se admiten ni negros ni latinos”.

En respuesta a tal rechazo a los mexicanos en los comercios norteamericanos, un ocurrente cantinero mexicano colocó en su bar de Nuevo Laredo, Tamaulipas, ciudad hermanada con su homóloga Laredo, Texas, lo siguiente: “Aquí, hasta a los gringos se admiten”, según versión popular de esos tiempos que corría de boca en boca.

Esos hechos ilícitos crecieron en forma alarmante con la irrupción del trasiego de enervantes por la frontera que dio lugar a infinidad de canciones populares, las cuales crearon una nueva modalidad: los narcocorridos.

En la actualidad, el Río Bravo cuenta con muchos túneles a lo largo de su recorrido fronterizo. Por ellos circulan los mismo enervantes que sustancias psicotrópicas, contrabando de mercancías y personas.

Un hecho inédito se descubrió en años recientes. A lo largo del Bravo corre del lado estadounidense un canal cubierto, llamado Todo Americano, como alternativa de conducción de aguas fronterizas.

México y Estados Unidos tienen firmado un convenio de aprovechamiento de las aguas de Bravo, denominado Tratado Internacional de Límite de Aguas (Cila). Es lo que norma tal aprovechamiento en términos de equidad. Pues bien, en fechas recientes se encontró con un túnel que extraía aguas del Canal Todo Americanos para riego de parcelas del lado tamaulipeco, en México.

Son casos que podrían caer dentro de la ética de situación, pero existen. Son reales.

“Se lo comió el desierto” es una expresión que se escucha en muchas poblaciones del Bajío mexicano con lo que tratan de explicar los habitantes sobre la muerte de algún o de sus familias que murió en el desierto, la vía más común de trasladar migrantes en forma indocumentada a Estados Unidos.

Lo hacen a través de Bravo, por lo general nadando y luego atravesando el desierto. Algunos en camiones de carga, en tráiler o caminando, conducidos por los polleros que han extendido sus tentáculos hasta dentro de la misma Unión Americana, con las consecuentes muertes que han captado la atención mundial.

Esta es parte de la situación en la que se dará el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca el próximo viernes 20 de este mes; la otra realidad que enfrentarán lo mismo México que Estados Unidos, es el encuentro internacional del Foro de Davos, evento mundial que se celebra cada año en esta población suiza, que se realizará del 17 al 20 de este mes. Su clausura coincidirá con el ascenso de Trump.

Según artículo periodístico, publicado hoy por voceros del propio Foro, como parte de los comentarios sobre la Reunión Anual, indica lo siguiente:

Davos 2017: ¿De qué se trata?

A menos que haya estado viviendo bajo una roca en Marte, será consciente de que el 2016 fue un momento turbulento para los asuntos mundiales, se produjo una reacción contra la globalización que condujo a dos sorprendentes resultados de votación y un aumento del populismo en Occidente.

El tema principal de esta reunión es «Liderazgo responsable y receptivo». ¿Cómo pueden los líderes responder a la frustración genuina de las personas más perjudicadas por el capitalismo de mercado globalizado, de una manera responsable que ofrezca soluciones viables, justas y sostenibles? Como explica el profesor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial:

El mundo que nos rodea está cambiando a una velocidad sin precedentes. En este punto de inflexión, nuestros conceptos tradicionales acerca de la sociedad, el empleo de calidad y el Estado-nación son desafiados, y muchos ciudadanos se sienten inseguros o incluso amenazados.

Se necesita un nuevo modelo de liderazgo responsable y receptivo que nos permita abordar los desafíos que el mundo enfrenta, desde la seguridad hasta la Cuarta Revolución Industrial, con un pensamiento a largo plazo y orientado a la acción, y mayor solidaridad a nivel nacional y global´.

Puede leer más sobre el tema de la reunión aquí: Cinco prioridades de liderazgo para 2017, por Klaus Schwab.

La reunión se centrará en cuatro desafíos clave de liderazgo para 2017: fortalecer la colaboración mundial, revitalizar el crecimiento económico, reformar el capitalismo y prepararse para la Cuarta Revolución Industrial, un gran salto impulsado por la era digital, que está transformando nuestra forma de vivir y trabajar. Lo haremos a través de un programa en el que más de la mitad de las 400 sesiones se centran en la inclusión social y el desarrollo.

Davos gira en torno a la idea de que la única manera de abordar los grandes retos es dialogar con todos los grupos de la sociedad y con todos los miembros de la comunidad internacional. Este es un modelo que permite la interacción entre todas las partes interesadas, y el Foro cree que es tan relevante hoy como lo fue en 1971, cuando se celebró la primera Reunión Anual.

Este año, la reunión incluirá a Shaping Davos, una iniciativa para conectar con jóvenes líderes de 20 ciudades de todo el mundo para abordar las preocupaciones de la generación de los millennials, así como 30 sesiones dedicadas a encontrar mejores formas de hacer frente a las crisis humanitarias y una serie de sesiones de empresarios sociales -personas que emplean los negocios para el bien social.

¿Quien asistirá?

Un tercio de los 3,000 participantes proceden de fuera de Europa y América del Norte, mientras que un tercio representará a grupos de interesados fuera de las empresas y el gobierno, lo que hace a Davos más diverso.

Además de las delegaciones gubernamentales de más de 70 países, incluyendo a todos los países del G20, la reunión de este año contará con la presencia de António Guterres, nuevo secretario general de las Naciones Unidas. La reunión será inaugurada por el presidente de China, Xi Jinping, quien estará acompañado por la delegación más grande de funcionarios chinos desde que el país participó por primera vez en una Reunión Anual en 1979. Entre los jefes de ONGs contaremos con la co-presidenta de Save the Children International, Helle Thorning-Schmidt, y el ex primer ministro de Dinamarca; entre los científicos se incluye a Fabiola Gianotti, directora general del CERN; mientras que el programa cultural incluye a Negin Khpalwak, la primera directora de orquesta femenina de Afganistán, y la cantante Shakira, a la que se le otorgará un premio Cristal por su trabajo en educación infantil.

Los otros cuatro co-presidentes, que dirigirán las discusiones y darán una conferencia de prensa al principio y al final de la reunión, son: Brian Moynihan, presidente y director ejecutivo de Bank of America; Sharmeen Obaid-Chinoy, un documentalista ganador de un Oscar cuyo trabajo impulsó al gobierno de Pakistán a endurecer la legislación contra los asesinatos de honor, y Frans van Houten, presidente y director general de Royal Philips.

¿Qué ha logrado Davos en el pasado?

En 1988, la firma de la «Declaración de Davos» entre Grecia y Turquía evitó que dos naciones fueran a la guerra. En 1992, un recientemente liberado Nelson Mandela estrechó la mano del presidente sudafricano FW de Klerk, un momento clave del final de la era del apartheid. GAVI, una alianza mundial para vacunar a los niños en las zonas más pobres del mundo, fue lanzada públicamente en Davos en 2000.

Aunque Davos se enorgullece de haber «hecho historia» en diversas cumbres, es importante entender que Davos está destinado a ser una plataforma: un facilitador en lugar de un creador. Es una manera de conseguir que todas las personas que comparten responsabilidad global, y que de otro modo no podrían encontrarse, se reúnan en la misma habitación. Además, Davos es sólo un evento en un calendario anual de reuniones regionales y de otro tipo, así como proyectos e iniciativas que apuntan a varios objetivos, desde limitar el cambio climático a ayudar a los líderes empresariales a impulsar la paz en Oriente Medio.

¿Por qué Davos?

La temperatura media en enero es de -5 grados centígrados, y el foro se encuentra a más de dos horas en tren desde el aeropuerto más cercano, pero el pueblo turístico suizo tiene una larga historia como un lugar de encuentro para el intercambio de ideas. En el siglo XIX, Davos se hizo muy conocido por sus sanatorios, donde los enfermos de tuberculosis buscaron una cura en el aire fresco y despejado. La novela de Thomas Mann de 1924, The Magic Mountain, que exploró el choque de ideas en una Europa moderna, se escribió en Davos. En la misma década, Einstein dio conferencias en una cumbre filosófica allí. El entorno aislado se supone para ayudar a los visitantes a mirar más allá de sus preocupaciones cotidianas.

¿Cómo puedo seguir la reunión?

No tienes que estar en Davos para participar. Se transmitirán en vivo las sesiones claves y ruedas de prensa como webcasts en wef.ch/espanol. Compartimos ideas y opiniones de Davos a través de Twitter, Facebook, YouTube, Instagram, LinkedIn, Google+ y publicaremos más de 100 publicaciones en nuestra plataforma web, Agenda. Este año vamos a animar a nuestra audiencia digital a hacer preguntas en directo a los participantes de Davos en Facebook Live.

Los riesgos Davos

A una semana de que inicie el Foro Económico Mundial, el organismo publicó un reporte en el que argumenta que el populismo, la desigualdad, el avance tecnológico y el cambio climático representan los mayores factores de disrupción para la economía del siglo XXI”.

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