25 de enero: Cuando el destino se escribe con sangre

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Hoy se cumplieron 49 años de la mayor tragedia periodística que ha enlutado al diarismo mexicano: el avionazo de Poza Rica, cuando 14 entre reporteros y fotógrafos perecieron. Sólo Jesús Kramsky Steimberg, milagrosamente, se salvó.

La comitiva presidencial de prensa viajaba a Veracruz, donde el entonces candidato presidencial del Revolucionario Institucional (PRI), Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) realizaría un evento de campaña tras la búsqueda del voto popular que lo llevara a la Presidencia de la República.

Veracruz es una entidad del centro del país que bordea en gran parte al Golfo de México. Durante el invierno son muy comunes los fenómenos meteorológicos, llamados nortes, una especie de cambio muy drástico en el clima, sobre todo en las playas, caracterizados por fuertes vientos que van de norte a sur, con lloviznas, pero sin alcanzar la categoría de un huracán.

El avión accidentado fue un Tipo Corvair siglas XC-00k de la Comisión Federal de Electricidad, que, al intentar aterrizar, se estrelló contra el Cerro del Mesón, debido a la niebla que había la mañana del domingo 25 de enero de 1970, en plenas estribaciones de la Sierra Madre Oriental.

Kramsky Steimberg, entonces joven reportero, de 22 años de edad, del diario capitalino El Heraldo de México, arrastrándose entre los escombros del avión destruido y los pastizales que cubrían la zona, logró llegar hasta un camino vecinal para pedir auxilio. Cada año, viaja a Poza Rica a la ceremonia en que se pasa lista de presentes a sus colegas caídos en ese lugar, donde hay calles que llevan sus nombres.

En uno de esos actos, hace diez años, se anunció la muerte ocurrida una semana antes, de Eudocio Nicolás Ramírez, quien vivía en el ejido Cerro del Mesón y el día del accidente llegó antes que nadie al lugar del avionazo, donde encontró a Kramsky y fue a pedir auxilio a una farmacia con un recado del propio herido, escrito con su sangre en un pedazo de papel, relata uno de los compañeros de Kramsky, quien no pudo hacer el viaje citado.

Crónicas periodísticas de esas fechas indican que el 25 de enero de 1970 terminaba en el Distrito Federal una parte de la segunda etapa de la campaña de Luis Echeverría, después de haber visitado Puebla y Tlaxcala. Era domingo. Fueron habilitados dos aviones para transportar a los periodistas. El segundo de ellos –un Corvair de la Comisión Federal de Electricidad- fue el accidentado en el Cerro del Mesón por la nula visibilidad.

Las víctimas fueron los reporteros Miguel de los Santos Hernández, de Prensa Independiente de México (Pimsa); Rafael Moya Rodríguez y José Falconi Castellanos, de El Heraldo de México; Jesús Figueroa Ballesteros, de La Prensa; Adolfo Olmedo Luna, de Ovaciones; Hernán Porragas Ruiz y Mario Rojas Cedeño, de El Sol de México, y Rubén Porras Ochoa, de La Afición.

Además, los fotógrafos Eduardo Quiroz González e Ismael Casasola Tezcucano, de El Heraldo de México; Jaime González Hermosillo, de Excélsior; Lorenzo Hernández Borboa y José Ley Zarate, de El Sol de México, y Rodolfo Martínez Martínez, de La Prensa.

Los otros fallecidos fueron el doctor Camilo Ordaz Hernández, del Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Iepes) del PRI, y los tripulantes Leopoldo Ramírez Diestefano, piloto; Luis Martínez Villanueva, copiloto; Javier Eliseo Ríos Rivera, ingeniero de vuelo, y Rosa María Pedrosa, sobrecargo.

La actividad reporteril siempre es de alto riesgo por múltiples factores que dan. Abordar un avión para cumplir una misión periodística es un acto de muchos simbolismos existenciales para el reportero, quien sólo se entrega a cumplir con la orden encomendada y, a veces, nadie sabe lo que el destino le tiene preparado.

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