Dr. Mercola*

Florida es muy conocida por su vida silvestre acuática —un recurso natural que ahora se ha diezmado precipitosamente a causa de las granjas industriales y agricultura química, combinado con las fuerzas impredecibles de la naturaleza.

En los últimos 10 meses, decenas de manatíes, delfines, tortugas, anguilas, cangrejos y otros animales marinos han sido arrastrados muertos hasta la costa, debido a las toxinas del alga Karenia brevis —conocida como marea roja— que ahora cubre las costas del este y oeste.

El lago Okeechobee, que es la fuente del problema, también se encuentra congestionado por otro organismo algal—cianobacterias verde-azul. Tanto el organismo de la marea roja como las cianobacterias se alimentan de cantidades excesivas de nutrientes, como el fósforo y nitrógeno de los fertilizantes agrícolas.

Esta alga tóxica también representa una amenaza para la salud humana. Exponerse a través de la inhalación podría provocar problemas respiratorios; exponerse por vía tópica podría causar erupciones cutáneas, mientras que un consumo accidental podría ocasionar vómitos e insuficiencia renal. Según informó One Green Planet:

«[E]stas algas tóxicas se han propagado a lo largo de las aguas costeras del sur de Florida, causando lo que se conoce como ‘marea roja’ y están acabando con la vida silvestre a un ritmo alarmante debido a la falta de oxígeno. En gran parte, el incremento de estas algas destructoras de fauna en el área es resultado de las escorrentías agrícolas vinculadas a la  industria del azúcar».

La marea roja más extensa y prolongada que se ha suscitado en décadas
Desde octubre de 2017, cuando comenzó la marea roja, empezaron a aparecer en la costa cientos de manatíes muertos e, incluso, un enorme tiburón ballena.

Las tortugas han sido las más afectadas, incluyendo a las tortugas marinas Ridley de Kemp, que se encuentran en la lista de especies en alto peligro de extinción. Como señaló Bob Wasno, biólogo marino de la Universidad de la Costa del Golfo de la Florida:

«En 1994, tuvimos un brote que mató a 196 manatíes. Todos estaban completamente escandalizados. Vociferaron, se inquietaron y dijeron, ‘esto no volverá a suceder’. Aquí estamos 24 años después y ahora es peor que nunca».

En 2016, la propagación de algas en el lago Okeechobee de Florida captó la atención después de persistir desde mayo hasta mediados de la temporada de verano, al cubrir 33 millas cuadradas y extenderse hasta las costas. Se declaró estado de emergencia en tres de los condados más afectados de la costa atlántica, así como en un condado de la costa del Golfo.

Sin embargo, eso no fue nada en comparación con lo que estamos enfrentando en estos momentos. La marea roja, que cubre alrededor de 100 millas de la costa y se extiende a millas de distancia, ha perdurado durante 10 meses y no muestra signos de disminuir.

¿Pero qué pasa en el lago Okeechobee?
Originalmente, las aguas del lago Okeechobee se drenaban al sur hacia los Everglades, «una de las regiones biológicamente más diversas de la Tierra».

Sin embargo, con el tiempo, estas tierras pantanosas se transformaron en tierras de cultivo.
Posteriormente, en 1928 un huracán masivo arrasó la zona, lo cual causó el desbordamiento del lago Okeechobee, con inundaciones que se extendieron a lo largo de cientos de millas.

Aproximadamente, 2,500 habitantes murieron en esa marejada ciclónica. Para evitar que se repitiera este evento fatal, se construyó el dique Herbert Hoover alrededor del lago. Así que, en vez de drenar el agua hacia el sur, ahora se drenaba hacia las costas del este y oeste por medio de canales artificiales.

Debido a que el lago Okeechobee ya no alimenta los Everglades, los pantanos se han secado cada vez más, y la industria azucarera se ha instalado en esa zona. Mientras tanto, los ranchos ganaderos y granjas lecheras se han congregado al norte del lago. Por lo que, en conjunto, estas industrias han generado un desastre ambiental en el lago Okeechobee.

El estiércol con alto contenido de fósforo se filtró de las granjas industriales en el norte, mientras que el agua cargada de fertilizantes es bombeada al lago desde el sur y estos fertilizantes químicos, principalmente el fósforo —al igual que el nitrógeno— son los que nutren a las algas tóxicas en el lago.

El glifosato, otra fuente relativamente sorprendente de fósforo, es el ingrediente activo del Roundup, que es el herbicida más ampliamente utilizado en la agricultura convencional.

Según los científicos, Larry Brand y Angela Compton, de la Universidad de Miami, la propagación de K. brevis fue entre 13 y 18 veces más abundante a lo largo de la costa sudoeste de Florida entre 1994 y 2002, en comparación con el período de 1954 a 1963, y la razón fue debido a los nutrientes liberados por los seres humanos, tales como la escorrentía de fertilizantes.

El lago Okeechobee es devastado por las prácticas de agricultura industrial
Un problema significativo en los campos de caña de azúcar es que aún utilizan el viejo sistema de retrobombeo de agua excesivo entre los campos y el lago Okeechobee. De acuerdo con los datos del distrito del condado de Martin, el año pasado se bombearon 8.7 mil millones de galones de agua con alto contenido de nutrientes en los campos de azúcar del sur.6

El sistema de retrobombeo, combinado con dos tormentas graves, Harvey e Irma, crearon las condiciones para que se formara una concentración inusual de cianobacterias en el lago, aproximadamente desde octubre de 2017.

Después, el agua del lago Okeechobee, atestado de algas, ha fluido a través de los canales hacia el océano en las costas del este y oeste, lo cual ha ocasionado que se propague gradualmente en el exterior

El agua del lago tiene una apariencia similar al café en comparación con el agua azul claro del océano. Si bien, la marea roja es un fenómeno natural, usualmente ocurriría más alejado de la costa. Sin embargo, con la escorrentía tóxica del lago Okeechobee, la marea roja se ha extendido por la costa y ha destruído toda la vida marina a su paso.

Como señaló Heather Barron, veterinaria principal de la Clínica de Florida para la Rehabilitación de la Vida Silvestre:»Todos los seres vivos que pudieron se han ido y los que no lo hicieron, han muerto». Según National Geographic:

Por lo general, la formación de concentraciones de K. brevis son inferiores a 1,000 células por litro. Sin embargo, en conteos recientes, en muchos sitios se ha inclinado la balanza a más de 10 millones de células por litro, según indicó Richard Bartleson, biólogo de la Fundación de Conservación Sanibel-Captiva, que ha monitoreado la intensidad de la propagación.

En los puntos seleccionados, se han encontrado recuentos de hasta 140 millones de células por litro.

Algunos animales han consumido accidentalmente las algas mientras se alimentaban, lo que los ha dejado ‘casi en estado de coma’, señala Gretchen Lovewell, directora del programa de investigación de varamientos del Laboratorio Mote Marine… Pero, según indica, la mayoría ya están muertos».

La concentración de nutrientes en el agua también permite que la marea roja perdure durante más tiempo de lo normal. Han pasado 10 meses y no muestra signos de disminuir. Parte de la solución sería restablecer el flujo de agua desde Okeechobee hasta los Everglades.

Para que esto pueda ocurrir, el estado tendría que comprar, al menos, parte de la tierra de la industria azucarera. Hasta el momento, esto no ha sucedido y los activistas ambientales citan la «falta de voluntad política» como la razón principal de esta falla.

La propagación de algas podría ser generada por sedimento de aguas residuales
Además de los fertilizantes sintéticos, estiércol y glifosato, existe otra fuente de nutrientes que al parecer podría desempeñar un rol en la proliferación de las algas tóxicas; es decir, el sedimento de aguas residuales, también conocido como biosólidos. Este desecho humano se utiliza frecuentemente como fertilizante «natural».

Un artículo publicado el 15 de julio de 2018 en la revista Florida Times-Union informó que un brote de proliferación de estas algas en el nacimiento del río St. Johns –una zona habitualmente prístina— podría haberse originado por el vertido de sedimentos:

“Hemos observado algas verdes a lo largo de la cabecera de la cuenca’, indicó Lisa Rinaman, encargada del mantenimiento del río St. Johns, quien le expuso a los funcionarios del Estado durante esta primavera que el fósforo y nitrógeno que alimentan a las algas podría haberse filtrado en el lago debido a una variedad ligeramente limpia de sedimentos de aguas residuales que se han rociado sobre los campos de las tierras agrícolas cercanas».

Si bien, el Departamento de Protección Ambiental ha negado la responsabilidad de estas aguas residuales, acordó estudiar el problema y establecer una prohibición temporal de seis meses en el uso de biosólidos en los 3,000 acres de tierras agrícolas, en colaboración con el Distrito de Administración del Agua del Río St. Johns.

Según el artículo, «el mes anterior, los comisionados del condado comenzaron a analizar la implementación de una moratoria de seis meses para todo el condado, pero han actuado con cautela para evitar problemas legales». Ya que, según los investigadores, a partir del 2013 se suscitó un incremento significativo en el uso de estas aguas en el área.

Desde 2012, la cantidad de fósforo acumulado en la cuenca superior ha aumentado a más del doble. Tan sólo en 2016, se permitió desechar 70,000 toneladas de aguas residuales en la cuenca superior del río.

Según Edith Widder, bioquímica y fundadora de la Asociación de Investigación y Conservación Oceánica, «hay pruebas muy evidentes de biosólidos» en la cuenca del río St. Johns. El problema de los biosólidos ha sido detallado claramente por David Lewis, Ph.D., a quien entrevisté en 2015.

Las sustancias químicas que demostraron ser problemáticas en partes por billón o trillón en el agua y aire, se han concentrado millones de veces más en estás aguas residuales, que cuando son rociadas en los campos de cultivo, depositan esas toxinas en la tierra. Posteriormente, la lluvia e irrigación transportan las toxinas a las vías fluviales y subterráneas.

Además, los biosólidos no son considerados como fertilizantes. Estos lagunas legales  podrían crear la falsa percepción de que los fertilizantes agrícolas no son un problema tan grande como podría pensarse.

Los productores podrían indicar con orgullo que han disminuido la cantidad de fertilizantes, pero, de hecho, simplemente los han cambiado por biosólidos, que no son considerados en esta categoría, los cuales pueden depositar aún más toxinas y producir el mismo tipo de devastación ambiental, incluyendo la proliferación de algas en las vías fluviales.

Es necesario hacer cambios en la agricultura para detener esta “plaga” de algas tóxicas
Florida no es el único lugar donde se ha presentado esta problemática. Muchos de los lagos del mundo se encuentran en riesgo debido a las sustancias químicas agrícolas que alimentan las dañinas algas verde-azul, y en el fondo del río Mississippi se encuentra la zona muerta más grande del planeta. Según informó MPR News:

«Esta zona muerta en particular, que se encuentra en la boca del río Mississippi, es una franja de océano y era tan grande como Nueva Jersey cuando gozaba de mucho oxígeno. Por lo que, las plantas originarias mueren y los animales marinos se alejan o perecen…

Todos los estados del medio oeste vierten sus aguas en el río Mississippi. Esos estados también tienen una agricultura intensiva, que rocía enormes cantidades de fertilizantes…

Asimismo, el nitrógeno y fósforo se filtran en la cuenca durante las lluvias… Una vez que están en estos cursos de agua, los nutrientes se contaminan…

En el fondo del río Mississippi, todo el exceso de nutrientes termina en el mismo lugar y es vertido en el Golfo de México. Allí, se empiezan a desarrollar las algas, que requieren oxígeno de las aguas del Golfo. Estas crecen y se propagan rápidamente, lo cual agota los niveles de oxígeno para la fauna natural.

Además, el cambio climático agrava el problema ya que el calentamiento de la temperatura en las aguas oceánicas facilita el crecimiento de estas algas –por lo que absorben más oxígeno del agua. Lo que genera una zona muerta».

El hecho de que nuestra agricultura causa una devastación ambiental de tal magnitud es algo inexcusable. No hay razón para que ocurra esta locura, ya que existen métodos confiables y comprobados para cultivar sin fertilizantes sintéticos u otras sustancias químicas tóxicas, incluyendo al glifosato.

A nivel personal, podría brindar su apoyo al comprar alimentos de productores orgánicos o –mejor aún— biodinámicos, que implementen métodos naturales y técnicas de regeneración de suelos, como los cultivos de cobertura, compostaje, integración ganadera y sin labranza.

Asimismo, estas medidas le ayudarán a alimentarse mejor y de forma natural, ya que por lo general sólo los alimentos enteros y reales se cultivan de esta manera, mientras que la mayoría de los alimentos procesados son el resultado de la destructiva descarga de nitrógeno de fertilizantes industriales y agricultura con uso excesivo de glifosato.

Mientras continúe esta proliferación de algas, debe mantenerse alejado del agua
Es importante considerar que si observa señales que advierten la proliferación de algas dañinas, debe evitar que usted y sus mascotas entren en contacto con el agua. Aun si no se manifiesta alguna señal, debe evitar meterse a aguas que huelan mal, se vean descoloridas o tengan espuma, suciedad o algas en la superficie.

Si sospecha que podría haber un problema, es mejor prevenir que lamentar, y sea consciente que las toxinas de las algas podrían estar en el agua, incluso si no hay algas visibles en la superficie.

De igual manera, debe evitar consumir agua que pueda estar contaminada con toxinas de algas, aun si el agua fue hervida. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), «el agua hervida no elimina las toxinas de las algas y cuando se concentra podría incrementar la cantidad de toxinas», por lo que deberá buscar una fuente de agua alternativa en caso de que se emita una alerta en su área.

* Joseph Mercola es un americano médico norteamericano que promueve nuevos estilos de vida, con reconocimiento internacional. Sus artículos se leen en varios idiomas y cuenta con millones de visitantes.

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