Guillén de Lampart

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La página http://www.inah.gob.mx aporta una descripción de los elementos constitutivos  del Monumento a la Independencia[1] —inaugurado por don Porfirio Díaz el 16 de septiembre de 1910 como parte de las celebraciones del Centenario de la Independencia de México— para quienes carecemos de una visión adecuada y para vencer la distancia, el brillo del sol, el ocultamiento durante la oscuridad, las recurrentes conmemoraciones sociales, deportivas, políticas y el paso acelerado ante él, quede por constancia el aporte de especialistas la descripción de esta síntesis conmemorativa basada en las antiguas columnas honorarias erigidas por los romanos:

“Coronando la columna se encuentra la estatua de 6.7 metros hecha por el artista Enrique Alciati; es uno de los más reconocibles hitos de la Ciudad de México. No fue la intención representar a un ángel, sino con más precisión a la ‘Victoria Alada’.[2] La estatua de bronce está cubierta de oro y pesa 7 toneladas[3]. En su mano derecha sostiene una corona de laurel triunfante por encima de la cabeza de Miguel Hidalgo, mientras que en la izquierda, sostiene una cadena rota que simboliza la libertad de más de tres siglos de dominación española.”

(Bajo la Victoria Alada hay una caseta con una puerta al oriente que da acceso a una terraza de no más de 0,80 m, que la recorre perimetralmente y está resguardada por un barandal de bronce repujado que antaño tenía escudos de bronce en las cuatro caras con las iniciales R.M. “República Mexicana”. Un capitel formado por cuatro águilas con las alas extendidas, volutas y hojas de acanto en los cuatro lados sostiene a este mirador.)[4]

Con respecto a la columna en sí: “La palma que viste el cuerpo de la columna, sostenida por los anillos con los nombres de los héroes, tiene un doble simbolismo que ha sido recogido por los estudiosos de la iconografía de los santos y posteriormente por los que estudian las figuras heroicas. Se refiere (de manera congruente con la alegoría que corona la columna) a la victoria de los héroes de la Independencia sobre el domino español de tres siglos.” Y acotan: “Como la escalera original no era confiable, años más tarde se construyó una más segura para subir a la plataforma.”

“El capitel, la parte superior de la columna, está rodeada por cuatro águilas con las alas extendidas, como en el escudo nacional de esa época.

“La estructura de la columna es de acero cubierta de (con) cantera de Chiluca, decorada con guirnaldas (de encino que nacen de cuatro cabezas de león esculpidas en el anillo más bajo. Bajo éste, en el lado oriental, se encuentra un bajorrelieve que representa la fama que lleva una trompeta. Al pie de la columna se hallan dos coronas: una, que simula la piel de una serpiente, y bajo ésta una de laurel), palmas y anillos con los nombres de los héroes de la Independencia:

“El anillo superior lleva los nombres de: Hermenegildo Galeana, Mariano Matamoros, Guadalupe Victoria y Manuel Mier y Terán.

“El anillo antes del ciclo escultórico lleva los nombres de: Agustín de Iturbide, Juan Aldama, Ignacio Allende e Ignacio López Rayón.

Grupo escultórico: “En este detalle se aprecia a Miguel Hidalgo al centro, con dos estatuas femeninas que representan la Historia, sosteniendo un libro y la Patria entregando un laurel de victoria.”

El grupo escultórico a un nivel inferior de Miguel Hidalgo lo componen: “José María Morelos, 1765-1815, líder del movimiento de independencia, después de la ejecución de Hidalgo (suroriente). Vicente Guerrero, 1783-1831, líder insurgente después de la muerte de Morelos, segundo presidente de México (nororiente). Francisco Javier Mina, 1789-1817, militar español que se unió a la causa de la Independencia (surponiente) y Nicolás Bravo, 1786-1854, comandante del ejército rebelde, más tarde presidente de México en tres ocasiones (norponiente).”

(Bajo éstas, en las caras norte y sur del pedestal se encuentran dos rosetones que permiten la entrada de luz al interior del monumento. En cada cara se muestran en bajorrelieve dos haces romanos, además de hojas de encino y laurel que representan la fuerza y la victoria, respectivamente. En la fachada de oriente hay un escudo ornamental con las fechas de proclamación y consumación de la independencia (1810–1821), y…)   Al frente del basamento: “Placa con la leyenda ‘La Nación a los Héroes de la Independencia’. Frente a ésta: ‘León adornado con guirnaldas, es conducido por un genio, contrastando la corpulencia del animal que simboliza “la fuerza del pueblo” guiada a su feliz destino por la ley, creación debida al ingenio humano, frágil como un niño, pero sagaz como geniecillo que la conduce feliz.”

(“En la cara oriente se ve una placa de mármol que permaneció sin escritura hasta 1986 y 2006, cuando se le grabó la historia del monumento: Monumento a la Independencia. Construido de 1908 a 1910. Inaugurado el 16 de septiembre de 1910. Restaurado en 1958 y 1986. Noviembre de 1986. Septiembre de 2006.”)[5]

Cuatro figuras femeninas.  Al lado izquierdo (visto de frente el monumento): el símbolo de la Paz (en las caras laterales sobresalientes lleva grabados los nombres de los precursores: Melchor de Talamantes, Francisco Primo de Verdad y Ramos y Marqués de San Juan de Rayas en una de las caras y de los consumadores: Pedro Ascencio, José Joaquín de Herrera y Miguel Barragán en la otra cara); a la derecha la representación de la Justicia (con los nombres grabados de los escritores: Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, Joaquín Fernández de Lizardi y  Carlos María de Bustamante en una de las caras y de los congresistas: José María Cos, José María Liceaga y Andrés Quintana Roo, en la otra cara); atrás de ésta la representación de la Ley (en las caras laterales de su base  los nombres grabados de las heroínas:  Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario Fernández de San Salvador y Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y los conspiradores:  José Mariano de Michelena, Epigmenio González y Antonio Ferrer, en la otra) y en el cuarto lado, la simbolización de la Guerra (lleva grabados los nombres de los caudillos: Mariano Jiménez, Leonardo Bravo y Pedro Moreno en una de las caras y de los guerrilleros: Encarnación Ortiz, Víctor Rosales y José Antonio Torres en la otra).[6] [7]

“La puerta (de hierro y bronce) del mausoleo tiene un medallón que representa la República Mexicana. Se ha dicho que Antonieta Rivas Mercado[8], hija del arquitecto (Antonio Rivas Mercado. Tepic, 26 de febrero de 1853 – Ciudad de México, 3 de enero de 1927) fue la modelo para este detalle.”.[9] (A su costado sur hay un bajorrelieve con figuras de origen grecorromano, todas relacionadas con la diosa Atenea, que era la protectora del pueblo romano, además de los símbolos de la república romana como un hato de flechas, una hacha y un bastón de mando con la inscripción latina SPQR (Senatus Populusque Romanus – El Senado y el Pueblo Romano). Del lado norte, otro bajorrelieve con figuras mexicanas, aunque bajo interpretación europea, un Escudo Nacional y la efigie del dios Quetzalcoatl. A los costados de estos y ocultos, un escudo nacional al sur y un escudo de Atenea al norte.”[10]

Anota que de 1910 a 2008 “A causa del hundimiento del suelo, ha sido necesario añadir más de 14 (¿15? ¿16?…) escalones a la base original.”

“Mausoleo. En 1925, el mausoleo situado en la base del monumento recibió los restos de los héroes de la Independencia: Juan Aldama, Ignacio Allende, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero, Miguel Hidalgo y Costilla, José Mariano Jiménez, Mariano Matamoros(¿?), Francisco Javier Mina, José María Morelos y Pavón, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Pedro Moreno y Víctor Rosales.”

“El pebetero que contiene la lámpara votiva fue creado siguiendo los lineamientos formales de la época, cuando los perfiles prehispánicos respondían a la creación de un arte nacional.”

Complementa la descripción con el encabezado de: “Estatura controvertida. El mausoleo tiene una estatua del irlandés Guillén de Lampart —un hombre atado a un madero— se encuentra dentro de la columna de la Independencia., un oscuro personaje que se dice se proclamó Rey de México, por lo que fue condenado por la Inquisición a ser quemado en la hoguera.”[11] [12]

“La plataforma principal tiene una forma compuesta por un círculo y un cuadrado, de la cual parten por cada punto cardenal cuatro juegos de escaleras, en los extremos del cuadrado se encuentra cuatro obeliscos que sirven de base a cuatro faroles de luz eléctrica con cubierta de vidrio opaco en forma de globo, que salen de una moldura metálica con cabezas de leones.”[13]

Gerardo De la Concha en su “El héroe que México creó… ¡para ocultarlo!” aparecido en La Razón de México con fecha jueves 24 de abril añade la añeja anécdota y motivo de discusión acerca de la veracidad de tal hecho y momento:

“Como los miembros del Comité no se pusieron de acuerdo sobre el asunto, concluyeron interviniera Don Porfirio en el tema. Él escuchó la exposición de ambos argumentos y luego dijo:

—La estatua de este irlandés está justificada, padeció por querer nuestra Independencia muy tempranamente, pero entiendo estaba muy loco, póngase entonces dentro de la columna.

“Así es como Porfirio Díaz (1830-1915), con su sabia ambigüedad homenajeó y encerró de nuevo a Guillén de Lampart, cuya estatua se encuentra en el vestíbulo dentro de la Columna de la Independencia. Es como el símbolo de un precursor de la Independencia de México a quien le reconocemos esta condición, a cambio de que permanezca oculta.”

(Aquí cabe preguntarnos: ¿De quién fue la idea original para integrar la imagen/escultura de William Lamport en el proyecto original? ¿Cuál era el emplazamiento original para ella? ¿En verdad intervino don Porfirio Díaz sólo en la decisión final del ocultamiento —dado el costo económico y político de cada elemento constitutivo— cuando era más fácil desecharla? Sin olvidar el viejo principio de que en política nada es gratuito.)

“Dos obras contemporáneas, interesantes, se ocupan también de ciertos sesgos de este irlandés inquieto hasta después de muerto. Javier Meza González se centra en la mitomanía y la retórica del prisionero de la Inquisición: El laberinto de la mentira. Guillén de Lamporte y la Inquisición. Un autor italiano, Fabio Troncarrelli, explora sus rasgos míticos: El mito del Zorro y la Inquisición en México. La aventura de Guillén Lombardo.”[14]

¿Quién fue Guillén de Lampart?
William Lamport, Guillén de Lampart, Guillén Lombardo o Lombardo de Guzmán (Wexford, Irlanda, 1611 – Ciudad de México, Nueva España, 19 de noviembre de 1659) fue un inmigrante, conspirador, soldado, revolucionario y poeta místico irlandés[15] que viajó al virreinato de Nueva España. Quiso hacerse pasar por hijo de Felipe III de España con la idea de gobernar la colonia española y una vez en el poder, liberar a indios, negros y mestizos. Fue descubierto, enjuiciado por los tribunales de la Inquisición y sentenciado a morir en la hoguera. Sería la forma escueta para retratarlo. La realidad resulta compleja.

William Lamport/William Lampart/Guillén de Lampart/Guillén Lombardo de Guzmán fue hijo de Richard y Anastasia— nobles católicos empobrecidos y patriotas rebeldes contrarios a la ocupación inglesa protestante de Irlanda—. Su abuelo Patrick participó en la Batalla de Kinsale y contagió a su nieto con su patriotismo y sus técnicas conspiratorias. El entonces William cursó los estudios primarios con los hermanos de la orden de San Agustín y con los franciscanos en su lugar natal (Wexford) y más tarde con los jesuitas en Dublín nutrió su saber en retórica y latín.

En el inciso correspondiente a “El nombre”, Andrea Martínez Baracs aporta: “… En diversas declaraciones ante el tribunal del Santo Oficio firmó «don Guillén Lombardo de Guzmán», y en el pregón que estampó en las paredes de la ciudad en 1650, «don Guillén Lombardo». Pero eran adaptaciones hispánicas de su nombre irlandés, que debe haber sido William Lamport, como lo llama el historiador de esa nación, Gerard Ronan. Por ello Gabriel Méndez Plancarte lo llamó Guillén de Lámport. Una derivación, elegida por Javier Meza González, fue Guillén de Lamporte. Yo he querido seguir la línea historiográfica de sus principales biógrafos mexicanos: Luis González Obregón y Vicente Riva Palacio, quienes lo llamaron Guillén de Lampart.[16]

Respecto a la apariencia física del personaje, Andrea Martínez Baracs trae un edicto de la Inquisición que lo describía así: «hombre de mediana estatura, rubio de barba y cabello tirante a castaño, enjuto de carnes, quebrado de color, ojos muy vivos».[17] Mientras Jordi Soler  lo define  como “Pelirrojo…”[18] Un retrato de William Lamport realizado Peter Paul Rubens poco después de la toma de Nördlingen en el transcurso de la “Guerra de los Treinta Años” lo representa con el cabello rubio rizado, sano, joven, enfundado en su coraza y de buen aspecto.

En su Introducción para “Don Guillén de Lampart, hijo de sus hazañas”, Andrea Martínez Baracs[19] deja su visión del protagonista:

“Hay personajes históricos que reúnen muchas historias en una, que condensan su época con prolijidad y sirven de intersección de corrientes que llegan de muy lejos. Es el caso de Guillén de Lampart (1611 o 1615-1659): soldado católico irlandés, fruto tardío de la Rebelión del Earl o conde de Tyrone (1593-1603); teólogo, astrólogo, gramático, matemático, maestro de retórica, poeta latino, cortesano e intrigante en la Pax hispánica, intrépido guerrero de los tercios de irlandeses en las guerras europeas de la Corona de España, rebelde irlandés y mexicano, y valiente y desdichado aventurero, que cayó en manos de la poderosa máquina de la Inquisición en la Nueva España, a la que desafió al grado de involucrar al rey y al papa.

“No sólo el personaje se multiplica en muchas historias, sino que los tiempos de su infortunada vida fueron también inusualmente llenos de acontecimientos, abigarrados y fatídicos. Lampart llegó a la Nueva España en 1640, enviado secreto del consejero del rey, el «valido» conde-duque de Olivares[20]. Recién ocurridas la revuelta de Cataluña (1638) y la fallida reconquista por la corona de España de los mares de Brasil capturados por los holandeses (septiembre 1638-enero 1640) y en pleno fragor de las intrigas y rebeliones que llevarían al levantamiento de Portugal (1º de diciembre de 1640), 1640 era un momento de crispación en la Corona española y sus reinos. La propia España se encontraba al borde de la bancarrota. Parecía que todo podía ocurrir.

“Guillén de Lampart viajó a la Nueva España en el mismo barco que los dos personajes más importantes en ese momento para esas tierras: el nuevo virrey, marqués de Villena y duque de Escalona, y quien lo depondría, Juan de Palafox y Mendoza. Guillén desembarcó en México a los 25 o 29 años, en un año vórtice de movimientos políticos y dramas sociales en la Nueva España también. Juan de Palafox, como visitador general y juez de residencia del virrey, destituyó al marqués de Villena (junio 1642), un Grande de España, y ocupó en distintos momentos, en nueve años de estancia, los cargos de juez de residencia de varios virreyes novohispanos, visitador general, obispo de Puebla, arzobispo y virrey, y protagonizó feroces arremetidas contra los franciscanos y los jesuitas. Las graves pérdidas de posesiones territoriales para la Corona española fueron acompañadas por estrepitosos derrumbes de carreras políticas: ante todo, la del conde-duque, que gozó de un poder excepcional, y siendo el protector de Guillén, fue defenestrado (en 1643) poco después del encarcelamiento de éste en la Nueva España. Creyéndose situado en el ojo del huracán, Guillén fue engullido en la tormenta.

“Conocedor voraz de las cortes europeas, que unían intrigas palaciegas y alta política internacional, de los movimientos y pareceres de una profusión de nobles y funcionarios, y de gobernantes, potentados, obispos y el papa, William Lamport o Guillén de Lampart llegó a estas tierras en el contexto específico del choque violento de la separación de Portugal, que condujo a la persecución de los portugueses criptojudíos en los reinos españoles. Expulsados de España por la reina Isabel la Católica en 1492, muchos criptojudíos habían huido a Portugal, sobre todo en las décadas en que este reino se separó de la Corona española. Cuando ésta reanexó Portugal a sus posesiones, en 1580, muchas de esas familias, ya con nombres y nacionalidad portuguesa, se trasladaron a los reinos americanos. Varias de ellas alcanzaron posiciones encumbradas en el comercio mundial —muchas veces, primero esclavos, luego textiles— y las finanzas. La intención del rey Felipe IV, del conde-duque y de Guillén de Lampart era proteger como fuera a esos financieros criptojudíos portugueses, que eran perseguidos por la Inquisición española cuando ellos podían contribuir a salvar a la Corona (y al propio conde-duque) de la bancarrota tras sus guerras europeas.

“Como agente secreto, Guillén también se ocupó de los informes, rumores e intrigas en torno a posibles separatismos, el mayor temor de la Corona en ese momento. El marqués de Villena era primo del separatista rey de Portugal, el duque de Braganza, y cometió errores impensables que hicieron a la Corona desconfiar de su lealtad. Un informe secreto originó su destitución, que fue brutal. Se le atribuyó a Guillén ese informe; pudo ser suyo; en todo caso se sabe que escribió al rey, como espía con canales propios de comunicación, comentarios desfavorables al virrey, quien juró venganza contra él y pudo estar así en el origen de su caída.

“¿Cómo hacer pasar informes secretos en una atmósfera de fidelidad incondicional al poder, y de cuchicheos ansiosos, prontos a la denuncia y al sálvese quien pueda? A los dos años de haber llegado, Guillén cometió el error de tratar de hacer pasar una carta confidencial por medio de gente ligada a la Inquisición. Fue denunciado el domingo 26 de octubre de 1642 por la mañana, y capturado por el Santo Oficio esa misma noche.

“Estuvo preso 17 años, aunque logró huir por unas horas en la Navidad de 1650…

(Otras versiones afirman que no fueron sólo unas horas: “Tras ocho años de cautiverio, huyó de la cárcel inquisitorial excavando un barrote de la prisión y clavó su Pregón de los justos juicios de Dios, que castigue al que lo quitare en la Catedral de México. Dícese que llegó hasta la cámara del virrey y divulgó otras copias, apresándole nuevamente camino de San Lorenzo de los Negros —hoy Yanga— en el Estado de Veracruz, población constituida por esclavos fugitivos o cimarrones y legitimado por el virrey Luis de Velasco en 1630. Todavía intentó escapar una vez más…”)

“Como reo del Santo Oficio, llenó su expediente de denuncias, incansablemente negando los cargos que le imputaban y denunciando a su vez la venalidad, falta de escrúpulos, ilegalidad y las faltas a la fe de sus verdugos, hasta que fue quemado vivo (tal vez logró quitarse la vida por ahorcamiento con la misma cadena que le sujetaba del cuello momentos antes de ser alcanzado por las llamas según afirman otros estudiosos) en la Ciudad de México en el auto de fe del 19 de noviembre de 1659. La sentencia definitiva fue ésta:

haber sido y ser hereje, apóstata, sectario, de las sectas y herejías de los malditos herejes Calvino, Pelagio, Juan Hus, Wiclefo y Lutero, y de los alumbrados y otros heresiarcas, dogmatista inventor de otras nuevas herejías, fautor y defensor de herejes, protervo y pertinaz, y por ello haber caído e incurrido en sentencia de excomunión mayor y estar de ella ligado, y en confiscación y perdimiento de todos sus bienes que en cualquier manera le puedan pertenecer, los cuales mandamos aplicar y aplicamos a la cámara y fisco real de esta Inquisición […][21]

“Según refiere Vicente Riva Palacio (México a Través de los Siglos), Guillén era un talentoso falsificador que a sabiendas que era común que llegasen instrucciones reales secretas a la Audiencia, muchas de ellas contra el virrey, y como el monarca había enviado también misteriosamente al obispo Juan de Palafox el nombramiento de virrey, luego de una intriga de la que resultó destituido el duque de Escalona, “tan pronto como llegase a México el conde de Salvatierra, que venia a sustituir al obispo Palafox en el virreinato, don Guillen haría falsificar el sello del papel que correspondía al año corriente, pues hasta ese momento no era conocido en Nueva España; provisto ya de sellos se pondrían con ellos los despachos reales para don Guillen, al que con titulo de marques de Cropal o Cropali, nombraba el monarca virrey y capitán general de la Nueva España; a esos despachos acompañarían cartas para la Audiencia y para los oidores, en particular, refiriéndoles como en la corte se tenia noticia cierta de la traición del marques de Salvatierra, y se encargaba y encarecía en obvio de mayores males, y en pro del mejor servicio del rey que ayudasen y favoreciesen al nuevo gobernante encargado de la aprehensión y destitución del virrey. Estas cartas debían venir dirigidas al provincial de San Francisco de México, instruyéndole del modo con que debía proceder secretamente en este asunto. Los oidores serian llamados por el provincial, a media noche, para concurrir al convento de San Francisco, a fin de tratar negocio urgente relativo al servicio de su majestad, y por su orden, sin advertirles mas; una vez reunidos en el templo, el provincial, presente don Guillen, haría dar lectura a los reales despachos, entregando sus cartas a los oidores, y obligando a todos, conforme a lo dispuesto por el monarca, a protestar obediencia y ayudar al nuevo virrey. Las cedulas, provisiones y cartas, debían ser entregadas al provincial de San Francisco, aprovechando la llegada de un navío aviso de flota a Veracruz, para que no diesen lugar a sospecha; pero si ese aviso no llegaba, entonces se supondrían traídos los pliegos por Campeche, y en ambos casos un indio correo los presentaría al provincial diciendo ser llegado desde el puerto.

“Reconocido por la Audiencia como virrey, don Guillen se dirigiría a palacio en la misma noche con los oidores, custodiados por quinientos hombres, que con oportunidad debían estar ocultos en San Francisco, y notificándose al marques de Salvatierra las reales cedulas, se le reduciría a prisión, comenzando inmediatamente a gobernar el nuevo virrey; pero como esto no era sino el principio de la obra, y podían, volviendo de la sorpresa, reflexionar y desconfiar los oidores, y como no era tampoco difícil que de un momento a otro llegase correo verdadero de España y se descubriese la trama, y en fin, como el gran objeto era la independencia de las colonias, don Guillen haría levantar inmediatamente tropas de gente criolla, con el pretexto de prevenir cualquiera intento contrario a las disposiciones del rey, y estas tropas serian pagadas generosamente y mandadas por hombres comprometidos en aquella empresa y se encargarían de la guardia del palacio y de la custodia del prisionero marques de Salvatierra.

“Seguro ya en el gobierno, pero sin que transcurriesen muchos días, don Guillen proclamaría la independencia de Nueva España, dictando, para asegurar el éxito de la empresa, las disposiciones que se leen en una de las diligencias de su proceso…”. Tales disposiciones se resumen a las promesas de beneficiar a quienes lo apoyen en su temerario plan y castigos a quienes no lo hiciesen; además, promete relevar a los indios de tributos; prohibir el comercio con España; liberar a todos los esclavos… según los documentos confiscados a Guillén, su plan iba tan avanzado que ya tenía redactadas cartas dirigidas a los gobernantes de otras naciones y hasta al Papa.”[22]

Resulta un tanto inquietante saber que “El 12 de mayo de 1643, Felipe IV pidió por una cédula real al Santo oficio que terminado el proceso de Guillen, por las acusaciones de astrólogo y hereje, fuese enviado a España con su proceso y papeles.

“…

“Será hasta el 25 de enero de 1667, cuando los inquisidores acuerden remitir a España el expediente de Guillén de Lampart.”[23]

 “El expediente contiene su larguísimo juicio: acusaciones, testimonios y declaraciones del reo, y los papeles que le decomisaban. Lampart aprovechaba las audiencias para denunciar a los inquisidores y realizar su propia defensa y la de sus compañeros de infortunio: en las cárceles del tribunal del Santo Oficio Lampart coincidió con los criptojudíos acusados de judaísmo, en una oleada persecutoria que condujo al auto de fe de abril 1649, uno de los mayores de la historia novohispana. Los criptojudíos perseguidos eran en su mayor parte ricos comerciantes y financieros de origen portugués, y sus desventuradas familias; entre ellos se incluyeron millonarios otrora poderosos. La acusación de judaizantes permitía al tribunal apropiarse de la totalidad de sus bienes, lo cual se prestaba para un enriquecimiento ilícito escandaloso de parte de los diversos miembros del tribunal —enriquecimiento que fue probado y castigado más adelante—. Estas defensas de Lampart son documentos sumamente valiosos en términos humanitarios, teológicos y espirituales.

“Entre 1652 y 1654 Guillén de Lampart escribió en su celda, oculto de sus carceleros, sin papel, tinta ni pluma, sin libros, 918 salmos en latín. Para ello utilizó lienzos blancos que se procuró, plumas de gallina que encontraba en los basureros, y elaboró la tinta con cenizas, cera, chocolate y otros materiales de ocasión. Sus carceleros le quitaron los lienzos, pero el tribunal mandó copiar su contenido, por lo cual contamos con la obra completa hoy en día. Esa poesía, llamada por Lampart Regio Salterio, fue comentada en términos elogiosos por Gabriel Méndez Plancarte en el estudio citado de 1948[24]. En 2011, una brillante tesis de licenciatura de la latinista Olivia Isidro Vázquez[25] continúa esa labor largo tiempo abandonada. Por ella podemos comenzar a penetrar la profundidad literaria y espiritual de Guillén de Lampart. Es una poesía inseparable de una profesión de fe, es la obra de un hombre profundamente religioso que hace votos espirituales.”[26]

“El miércoles 19 de noviembre de 1659, por sentencia de la Inquisición, en el solemne auto de fe es quemado vivo por ser ‘apóstata y sectario de Calvino[27], Huss[28], Wicleff[29] y Lutero[30]’, tras haber estado diez y siete años en la prisión.

“En la sentencia dictada por los inquisidores y por la que se entrega el reo al brazo secular, dice: “… mandamos que esta nuestra sentencia… le sea leída y publicada en el cadalso donde hubiéremos de celebrar auto general de la fe, llevando puestas el dicho Don Guillermo Lampart las insignias de relajado y mordaza en la boca teniendo elevado el brazo y mano derecha asida por la muñeca a una argolla que para este efecto se pondrá en el lugar donde los reos oyen sus sentencias todo el tiempo que durare dicha publicación en pena de haber escrito con ella los libelos infamatorios y falseado cedulas de su Majestad y por esta nuestra sentencia definitiva juzgando así lo pronunciamos y mandamos…”. La sentencia del juez secular, que le es leída a Lampart, dice: “En la ciudad de México miércoles a diez y nueve días de noviembre de mil y seiscientos y cincuenta y nueve años estando en la plaza mayor de esta ciudad en los tablados altos de madera arrimado a las casas de cabildo y audiencia ordinaria haciéndose y celebrándose auto público de la fe por los señores inquisidores apostólicos desta nueva España fue leído una causa y sentencia contra don Guillen Lombardo de Guzmán que está presente por el cual se manda relaxar a la justicia y brazo secular por erexe pertinas… Fallo atento a la culpa que resulta contra el dicho Don Guillen Lombardo que debo de condenar y condeno a que sea llevado por las calles públicas de esta ciudad caballero en una bestia de albarda y con voz de pregonero que manifieste su delito a la plaza de San Hipólito y en la parte y lugar que para esto está señalado, se queme en vivas llamas de fuego, hasta que se convierta en cenizas y del no quede memoria y por esta su sentencia definitiva así lo pronuncio y mando en estos escritos y por ellos comparecer de hacer que se ejecute… Y luego incontinenti el dicho mes y año a horas que serán como las cinco de la tarde el dicho Don Guillen Lombardo caballero en una bestia de albarda con voz de pregonero. Por Don Marcos Rodríguez de Guevara alguacil mayor fue llevado por las calles acostumbradas a la plaza de S. Hipólito y a la parte y lugar diputado para este efecto, donde habiéndole puesto en un madero y este pertinaz fue quemado vivo su cuerpo hasta que se convirtió en cenizas, todo lo cual pasó en mi presencia, de que doy fe, testigos Juan Cortes y Antonio de Bobadilla. Ante mi Caspar de Rueda Escribano Real y publico”.[31]

El robador de la divina llama
si fue tan atrevido; desde luego
le dio mas gloria, y sempiterna fama,
al propio dueño, de su propio fuego;
pues honra que la envidia no derrama,
es un espejo muy cubierto y ciego:
defecto tiene la sagaz pintura
que no se pone a la común censura.[32]

“Casi doscientos años más tarde, en 1872, el escritor mexicano Vicente Riva Palacio[33], inspirado por el estilo mosquetero de Dumas y rigurosamente documentado en las actas del archivo del Santo Oficio, escribió una novela basada en la vida de Guillén Lombardo que tituló Memorias de un impostor. Don Guillén de Lampart, rey de México. Riva Palacio, que era un entendido de las cifras cabalísticas, hace que su personaje, un Guillén Lombardo con el flanco esotérico reforzado, se defienda de los embates de la Inquisición fundamentando sus contraataques en el ‘principio de la vida’, en ‘la chispa divina’ o ‘resplandor’ que representa la palabra hebrea ziza, cuyo símbolo es la letra Z. ‘El amor a la ciencia nos reunió’, dice Lombardo, Lampart en la novela de Riva Palacio, ‘pero la ciencia es la luz, y la luz es libertad’.

“Años después, en 1919, Johnston McCulley, un periodista neoyorquino (de origen, por cierto, irlandés), escribió The curse of Capistrano, una pulp novel basada en la historia de Riva Palacio, y tuvo a bien aderezarla, o aligerarla, con dos novedades: el ‘Guillén de Lampart’ que venía de ‘William Lamport’ pasó a ser, vayan ustedes a saber cómo, ‘Diego de la Vega’, y la Z de ziza se convirtió en la inicial de su nombre de guerra: Zorro.

“Un año más tarde, Douglas Fairbanks escribió un guión basado en el libro de McCulley, donde Guillén se parecía más a Robin Hood que a William Lampart; después de acabarlo, el propio Fairbanks levantó la producción de la película y se asignó a sí mismo el papel protagónico de The mark of Zorro, la primera pieza de una secuela interminable que sigue reciclándose en la pantalla.

“De esta manera, William Lamport, aquel héroe irlandés que nació en el puerto de Wexford en el año 1615 fue objeto de la más paradójica de las celebridades: la de ser mundialmente famoso con otra patria, otro nombre, otra cara y otra historia.”[34]

ººº

Una escuela primaria en la Colonia Pedregal de Carrasco en la Delegación Coyoacán, al sur del Distrito Federal, lleva el nombre de Guillén de Lampart.

Notas:
[1]  “La altura del monumento es de 90.16 metros, más 1.5 metros que tienen las gradas construidas en 1910 y 3 metros adicionales que tienen las gradas construidas en 1986, para un total de 94.66 metros y que muestran el hundimiento de la ciudad, este monumento tiene para fines prácticos una orientación oriente – poniente.” agu.df.gob.mx
[2] Ídem: “… el Ángel es en realidad una representación de Niké la diosa griega alada de la victoria y se menciona que la modelo para el mismo fue una secretaria del General Porfirio Díaz llamada Ana María Mazadiego Fernández.” Afirmación asentada como posible por Alfonso Miranda Márquez en “Centenario de la Independencia de México. 1810-1910. soumaya.com.mx
[3] El terremoto del 28 de julio 1957 derribó a la Victoria Alada. Destrozada al pie del monumento, los trabajos de restauración quedaron bajo el mando del Dr. Ernesto Sodi Pallares, quien refuerza el interior de la columna con placas de metal y reemplaza la escalera de piedra del interior por una metálica, además de construir una nueva victoria alada, la cual es colocada en la cima. De la antigua solo está expuesta al público la cabeza aplastada en la entrada del Archivo Histórico de la Ciudad de México en la que fuera la casa de los Condes de Heras y Soto (República de Chile número 8, esquina con Donceles, Centro Histórico). Reinauguración: 16 de septiembre de 1958.
[4] columna-independencia. pdf inah.gob.mx
[5] Ídem.
[6] Ibídem: “… la Ley (Diosa Eunomía), la Paz (Diosa Irene), la Justicia (Diosa Dice) y la Guerra (Diosa Atenea), aunque ninguna de estas tiene los atributos propios de estas diosas, como sería el escudo con la cabeza de medusa en la diosa Atenea y el uso de una lanza en vez de una espada.”
[7] Ibídem: “Originalmente todas las esculturas del monumento deberían ser de mármol, pero solo las más altas lo son, las de bronce se hicieron inicialmente en México en bloques de yeso, para luego llevarse a Florencia, Italia donde se tomaron como base para hacerlas por el método de cera perdida. Las esculturas de mármol se empezaron en Francia con mármol de carrara para lograr transportarse con el mínimo de peso a México, donde fueron detalladas.”
[8] “La puerta de acceso al mausoleo ostenta este precioso medallón representativo de la República Mexicana,  para el cual se dice que posó Alicia Rivas Mercado.” mexicomaxico.org
[9] Ibídem: “… a su costado sur se encuentra un bajorrelieve con figuras de origen grecorromano todas relacionadas con la diosa Atenea que era la protectora del pueblo romano, además de los símbolos de la república romana como un hato de flechas, una hacha y un bastón de mando con la inscripción latina, SPQR (Senatus Populusque Romanus – El Senado y el Pueblo Romano). Del lado norte otro bajo relieve con figuras mexicanas aunque bajo interpretación europea un Escudo Nacional y la efigie del dios Quetzalcoatl, a los costados de estos y ocultos un escudo nacional al sur y un escudo de atenea al norte.”
[10] columna-independencia. pdf inah.gob.mx
[11] En www.agu.df.gob.mx, escuetamente queda asentado que: “Para acceder al mirador, hay que seguir al fondo pasando a la izquierda de la estatua de Guillén de Lampart se entra a un gran vestíbulo donde una escalera de dos descansos lleva a la escalera en caracol que permite subir al mirador.”
[12] El redactor de “La Columna de la Independencia. Ciudad de México. Con «M» de México” mexicomaxico.org  (Autor: Ing. Manuel Aguirre Botello, junio, 2003. Actualización: septiembre, 2007, agosto 2011) asienta extrañado: “Aun cuando pocos lo saben, existe una estatua confinada dentro del mausoleo que guarda los restos de los héroes de la Independencia. Pertenece a un irlandés cuyo nombre fue Guillén de Lampart y que llegó a México en el año de 1640. Este oscuro personaje, se dice que en su delirio se autonombró Rey de México y que por tal motivo fue encarcelado y después sentenciado a morir en la hoguera. La razón exacta por la que fue colocada esta estatua en un sitio tan especial, la desconozco.” Misma afirmación y duda asentadas por el mismo autor en mexicocity.gob.mx con fecha de 24/04/2014: “En el interior del mausoleo, hay una estatua que guarda los restos de los héroes de la Independencia. Pertenece a un irlandés cuyo nombre fue Guillén de Lampart y que llegó a México en el año de 1640. Este oscuro personaje, se dice que en su delirio se nombró asimismo Rey de México y que por tal motivo fue encarcelado y después sentenciado a morir en la hoguera. La razón exacta por la que fue colocada esta estatua en un sitio tan especial, se desconoce.”
[13] agu.df.gob.mx
[14] Gerardo De la Concha. La Razón de México. razon.com.mx
[15] Andrea Martínez Baracs remite a los Papeles de Guillén de Lampart, Colección Conway, Biblioteca Cervantina, Patrimonio Cultural, ITESM.
[16] “Don Guillén de Lampart, hijo de sus hazañas.” Andrea Martínez Baracs. Centzontle. FCE. Primera edición, 2012.
[17] Ídem.
[18] El País. Jordi Soler 27 de noviembre de 2005
[19] Andrea Martínez Baracs. Centzontle. FCE. Primera edición, 2012.
[20] Curiosamente el hecho y el personaje quedan fuera de la abigarrada, documentada e interesante biografía del ministro español Gaspar de Guzmán y Pimentel Ribera y Velasco de Tovar conde-duque de Olivares (Roma, 6 de enero de 1587 – Toro, 22 de julio de 1645), realizada por J. H. Elliot, en la sexta edición de Editorial Crítica, S. A. noviembre de 1991.
[21] La sentencia completa del proceso se encuentra reproducida al final del segundo tomo de la novela de Vicente Riva Palacio, Memorias de un impostor; don Guillén de Lampart, Rey de México, edición y prólogo de Antonio Castro Leal, México, Porrúa, 1976. Esta declaración final, pp. 343-344.
[22] Doralicia Carmona: Memoria Política de México. memoriapoliticademexico.org
[23] Ídem.
[24] Remite a: Gabriel Méndez Plancarte, Don Guillén de Lámport y su «Regio Salterio»- ms. Latino inédito de 1655, estudio, selección, versión castellana y notas del doctor…, México, Ábside, 1948.
[25] Remite con nota 3 a pie de página: Olivia Isidro Vázquez, Himnos novohispanos del siglo XVII: Regium Psalterium Guillielmi Lombardi, tesis de licenciatura en Letras Clásicas, unam-ffyl, 2011
[26] “Don Guillén de Lampart, hijo de sus hazañas.” Andrea Martínez Baracs. Centzontle. FCE. Primera edición, 2012.
[27] Jean Cauvin, latinizado como Calvinus. Noyon, 10 de julio de 1509 – Ginebra, 27 de mayo de 1564.
[28] Jan Hus o Jan Huss o Jan de Hussenitz. Hussenitz. Reino de Bohemia, c. 1370 – Constanza, Sacro Imperio Romano Germánico, 6 de julio de 1415.
[29] John Wyclif o Wiclef o Wycliff o Wickliffe. (¿?) Hipswell, Reino Unido – 30 de diciembre de 1384, Lutterworth, Reino Unido.
[30] Nacido Luder, cambió a Martin Luther. Eisleben, Alemania, 10 de noviembre de 1483 –18 de febrero de 1546.
[31] Doralicia Carmona: Memoria Política de México. memoriapoliticademexico.org
[32] Ídem.
[33] Nieto de don Vicente Guerrero. Fue el defensor de Maximiliano de Habsburgo tras su derrota en Querétaro.
[34] Los orígenes de El Zorro. El País. Jordi Soler 27 de noviembre de 2005.

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