Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola*.
Datos comprobados

La entomofagia es la práctica de consumir insectos que vuelan, se retuercen o son realmente crujientes. Puede sonar extremo, pero es una práctica milenaria. Algunos de ellos se cosechan en la naturaleza, mientras que otros se cultivan.

En abril del 2012, un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) identificó 1,900 insectos comestibles en el planeta y cerca de dos mil millones de personas que los consumen regularmente.

En la actualidad, la población mundial es de 7,700 millones, lo que significa que aquellos dos mil millones de consumidores representan el 25% a nivel mundial. El consumo de insectos es bastante común en numerosos países tropicales, donde algunas especies crecen mucho y son fáciles de cosechar durante todo el año.

Mientras que algunos promueven la agricultura y la cosecha de insectos, ya que puede ser favorable para el medio ambiente y la salud, numerosas personas en áreas tropicales los prefieren únicamente por su sabor. Un estudio reciente de la Universidad de Teramo en Italia analizó los extractos solubles en agua de los insectos y descubrió que algunos ofrecían mayores cantidades de antioxidantes que el jugo de naranja.

La capacidad antioxidante de los saltamontes es superior a la del jugo de naranja
El estudio se enfocó en un análisis de la nutrición compuesta de 12 insectos comestibles y dos tipos de invertebrados disponibles en el mercado. Entre el número total de insectos consumidos a nivel mundial, encontraron que tres de los principales grupos incluían: escarabajos, orugas, abejas africanas, avispas y hormigas. Estos tres grupos representaron el 31%, 18% y 14%, respectivamente, del número total consumido.

Impulsados por un nuevo interés en el consumo de insectos e invertebrados, los investigadores buscaban comparar la capacidad antioxidante de los extractos de insectos comestibles que representan diferentes especies y hábitos alimenticios.

Primero, se molieron los insectos para luego quitarles la grasa por medio de un lavado con hexano. Asimismo, se secaron los sólidos libres de lípidos para eliminar el hexano y luego se utilizaron para extraer sustancias solubles en el agua. Se midió la capacidad del extracto para eliminar los radicales libres como una Capacidad Antioxidante Equivalente de Trolox (Teac) y se calculó para extractos solubles en agua y lípidos. Una vez completado el análisis y las mediciones, los investigadores encontraron que las sustancias solubles en agua de los saltamontes, gusanos de seda y grillos contaban con una mayor capacidad antioxidante, la cual es hasta cinco veces mayor que la del jugo de naranja fresco.

El siguiente grupo con actividad antioxidante incluyó: orugas africanas, gusanos de la harina y mini grillos, así como gusanos búfalo y hormigas negras. De los 12 insectos utilizados en la extracción, únicamente la tanna japonensis, el insecto gigante de agua, la tarántula cebra tailandesa y los escorpiones negros mostraban una menor capacidad antioxidante que el jugo.

El autor, Mauro Serafini, Ph. D., comentó lo siguiente sobre los resultados del estudio: “Al menos, dos mil millones de personas, las cuales conforman una cuarta parte de la población mundial, consumen insectos regularmente. El resto de nosotros necesitamos un poco más de motivación. Los insectos comestibles son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra, pero hasta este momento, nadie los había comparado con alimentos funcionales habituales, como el aceite de oliva o el jugo de naranja, en términos de actividad antioxidante.

En el futuro, también podríamos adaptar los regímenes alimenticios para la cría de insectos y aumentar su contenido de antioxidantes para el consumo animal o humano».
Poder nutricional de los insectos

El estrés oxidativo es el resultado del desequilibrio entre los oxidantes y antioxidantes del cuerpo. Una liberación continua de la producción de especies reactivas de oxígeno aumenta el estrés oxidativo, así como el daño a nivel celular. Los antioxidantes son un factor importante para prevenir o disminuir este daño. El cuerpo produce algunos antioxidantes y obtiene otros de los alimentos. El estrés oxidativo se ha relacionado con enfermedades cardíacas, cáncer, inmunodeficiencia y enfermedad de Parkinson, entre otros.

Un antioxidante no es una sola sustancia, sino una descripción de las reacciones a dichas sustancias. Los investigadores han identificado flavonoides, catequinas, fitoestrógenos y fitonutrientes con actividades antioxidantes. Los vegetales y las frutas son ricas en antioxidantes, y aquellas personas que las incluyen en su alimentación presentan un menor riesgo de desarrollar numerosas enfermedades. El descubrimiento de que los insectos comestibles también son ricos en antioxidantes puede proporcionar una base sostenible de nutrientes para el consumo en el futuro próximo.

Los grillos ofrecen una mayor cantidad de beneficios que sólo la actividad antioxidante. En un estudio, se demostró que proporcionan una gama compleja de proteínas y fibra para ayudar a equilibrar la microbioma intestinal. Cuando se produce un desequilibrio, se relaciona con trastornos metabólicos, neuropsiquiátricos y depresión, así como con alergias y asma.

La alimentación tiene mucha mayor influencia en la salud, de la que se considera. El exoesqueleto de polisacárido de la mayoría de los artrópodos contiene quitina, la cual es diferente a la fibra que se encuentra en las frutas y verduras. El estudio, realizado en la Universidad de Wisconsin explica cómo las fibras dietéticas no absorbidas por el cuerpo son una fuente alimenticia y energética importante para desarrollar una buena salud intestinal.

Numerosas culturas consumen insectos de manera rutinaria
Aunque las personas en los Estados Unidos consumen perros calientes preparados con entrañas, así como alimentos procesados repletos de productos químicos desconocidos y ostiones viscosos, la mayoría detesta probar un insecto crujiente o gusano resbaladizo.

Un equipo de investigadores, el cual reconoce que el obstáculo principal para aumentar el consumo de insectos es el rechazo de la mayoría de las personas a nivel mundial, se propuso a comprender la base de dicha repulsión. Al utilizar una muestra en línea de adultos que residen en los Estados Unidos y la India, los investigadores realizaron un estudio de las actitudes con respecto a los alimentos. Descubrieron que, aunque existía cierta disposición para el consumo de insectos en algunas de estas personas, ambos grupos reaccionaron con disgusto ante esta idea.

De los siete tipos de insectos considerados como comestibles, ambos grupos encontraron que las hormigas son las más deliciosas y que pueden estar dispuestos a consumir pequeñas cantidades de harina de insectos. Sin embargo, la mayoría se opuso completamente a consumir un insecto entero. Pero, en otras partes del mundo, el consumo de insectos se disfruta de manera habitual. Los insectos son parte de la alimentación diaria de Asia. The New York Times explica que el tamaño y la baja biodiversidad de insectos que se desarrollaron en Europa pueden haber contribuido a su falta de consumo. Únicamente el 2% de los insectos comestibles a nivel mundial se desarrollan en Europa, los cuales no crecen tanto como aquellos en los trópicos.

Los europeos asentados en Norteamérica trajeron consigo el desprecio cultural del consumo de insectos, ya que la mayoría de las personas en el mundo occidental los consideran como sucios y portadores de enfermedades. En una revisión de los insectos comestibles como un futuro potencial para la alimentación humana, los investigadores señalaron que los animales ofrecen no sólo carne, sino también calor, cuero, medios de transporte y productos lácteos.

En los países occidentales, la utilidad de estos animales puede haber aumentado su valor alimenticio por encima de los insectos. Citando a David Mela, Ph. D., quien ha investigado y escrito ampliamente sobre las opciones alimenticias, explica lo siguiente: “Las percepciones humanas y las selecciones alimenticias se derivan de los alimentos predominantes y momentáneos, así como del entorno agroeconómico y cultural, las características cognitivas y biológicas de las personas y los atributos intrínsecos y extrínsecos reales y percibidos de los alimentos mismos.

La gama de elementos típicamente seleccionados y consumidos dentro de una población determinada depende en gran medida de la interacción del contexto ambiental externo con «reglas» sociales y psicobiológicas implícitas y explícitas».

Consumo de jugo o polvo de insectos
En el estudio de la Universidad de Wisconsin, los investigadores utilizaron a 20 voluntarios para investigar los beneficios potenciales del grillo en polvo. Después del ensayo, los investigadores descubrieron que, con el consumo del grillo en polvo, los participantes desarrollaron un aumento de enzimas metabólicas asociadas con la salud intestinal en las muestras de sangre y heces recolectadas antes y después del ensayo.

Mientras consumían el polvo, los investigadores también descubrieron que existía una mayor proporción de bacterias intestinales beneficiosas como la bifidobacterium animalis, la cual es una cepa de microbioma relacionada a una función gastrointestinal mejorada en relación con la capacidad para reducir la inflamación. Lo más probable es que haya probado su primer insecto anteriormente. Por supuesto, dicho consumo probablemente fue involuntario. Los insectos se encuentran en todas partes, tanto en el campo cuando se cosechan los alimentos, como en las plantas de fabricación e instalaciones de almacenamiento.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) permite la adición de insectos o restos de insectos en los alimentos y se considera como un defecto alimenticio. La FDA estableció la cantidad máxima de lo que ellos consideran como «defectos naturales o inevitables en los alimentos para uso humano que no presentan ningún riesgo para la salud». En el manual de la FDA, se enumeran los productos y defectos, así como el nivel de defectos permitidos. La lista es bastante extensa, la cual incluye desde especias, chocolate, alimentos enlatados y productos y alimentos procesados. Por ejemplo, la pimienta de Jamaica molida puede traer consigo uno o más pelos de roedor y cerca de un 30% o más de restos de insectos por cada 10 gramos.

El chocolate puede traer consigo cerca de un 60% o más de restos de insectos, así como uno o más pelos de roedor por cada 100 gramos. Los productos de fideo pueden traer consigo cerca de 225 restos de insectos y 4.5 pelos de roedor por cada 225 gramos, mientras que el jugo de tomate permite 10 o más huevos de mosca, así como dos o más gusanos por cada 100 gramos.

El suministro de alimentos debe ser sustentable
Además de tener un menor ciclo vital, la cría y cosecha de insectos requiere menores cantidades de tierra y recursos ambientales que la cría de carne. Según el Centro de Investigación de Especies Invasoras, los insectos tienen una tasa más elevada de reproducción y eficiencia de conversión alimenticia en comparación con el ganado, las cuales son aproximadamente 20 veces más elevadas.

National Geographic informa sobre el grupo comestible principal, el cual incluye escarabajos, mariposas, abejas y saltamontes. Incluso las chinches apestosas forman parte del grupo de los 10 insectos más importantes, ya que ofrecen un sabor a manzana a los condimentos y son una fuente principal de yodo.

The New York Times informa que los empresarios han comenzado a promover los insectos como una fuente rica en proteína, la cual es ecológicamente sustentable y parece ser de gran interés para los ambientalistas y aquellos interesados en mejorar su salud. Un grupo de nuevas empresas dedicadas a la entomofagia han recaudado millones de dólares en capital de riesgo. Sin embargo, aunque estas compañías promueven la adición de insectos en la alimentación, sus productos disponibles ya no lucen como insectos. The New York Times informa que, aunque nuestra mente puede comprender los beneficios para la salud del consumo de insectos, nuestra cultura y perspectiva pueden no haber evolucionado.

Aquellos defensores de la entomofagia están trabajando para contrabandear a los insectos más allá de las defensas a través de su comercialización en polvo uniforme para que pierdan la textura y el sabor. Los criaderos de insectos deben ser sustentables para tener éxito en la alimentación y esto aplica para cualquier fuente de alimento.

Sin embargo, cuando la agricultura trabaja de la mano con la naturaleza en lugar de en su contra, nuestras fuentes de alimentos pueden mantenerse y prosperar. Por ejemplo, al rotar el ganado a través de pastizales en lugar de criarlo en concentraciones Cafo, se ayuda a cortar la hierba y estimular el nuevo crecimiento, mientras que las pisadas ayudan al estiércol en el suelo y lo fertilizan de manera natural.

Este suelo sano ayuda a mantener el dióxido de carbono por debajo de la tierra y fuera de la atmósfera. La devastación ambiental puede ser curada, así como los ecosistemas funcionales por medio de este concepto sustentable. Aunque los insectos pueden proporcionar una parte del suministro sustentable de los alimentos, la agricultura sustentable para cada especie debería ser el objetivo principal.

* Joseph Mercola es un ameritado médico norteamericano que promueve los tratamientos alternativos para la salud humana. Sus artículos diarios se traducen a varios idiomas y cuenta con miles de seguidores en todo el mundo.

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