Alfa Omega: Manifestación y motín en la Plaza de Armas

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Jorge Herrera Valenzuela
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Ciudad de México, 19 de marzo de 2023.- Un dato histórico erróneo me llevó a las páginas de la Historia Virreinal y conocer detalles de la primera manifestación popular de protesta frente al Palacio de los Virreyes, en la Plaza de Armas o Plaza Principal. Era Jueves de Corpus.

Las crónicas de diversos autores, principalmente de Carlos Sigüenza y Góngora, refieren que el 8 de junio de 1692, de las cuatro de la tarde a las diez de la noche, se reunieron alrededor de 10,000 nativos, mestizos, mulatos y los españoles pobres, para demandar el abastecimiento de maíz y trigo que tenían los acaparadores, imponiendo precios muy elevados.

Sin aparecer nombres de convocantes o líderes del movimiento, los protestantes llegaron al espacio de la Plaza de Armas. La violencia se desató al apedrear la fachada del Palacio Virreinal, cuya puerta principal fue incendiada. La revuelta creció.

El virrey Gaspar de la Cerda Sandoval Silva Mendoza estaba en la procesión del Santísimo Sacramento, en el Convento de San Francisco (hoy queda parte de la construcción en la esquina de Eje Central Lázaro Cárdenas y Avenida Madero) el virrey y su familia permanecieron ahí, hasta el día siguiente.

Inundaciones y sequía
En la entonces Capital de la Nueva España ocurrieron dos fenómenos naturales que provocaron hambruna. Citan los cronistas que tanto la sequía en 1962 y un año antes las inundaciones, no permitieron lograr las cosechas de maíz y de trigo. Situación que fue aprovechada, desde entonces así era, por los voraces comerciantes. Llenaron las bodegas, ocultaron el abastecimiento y elevaron los precios.

“Las autoridades encargadas del abasto especularon con las reservas almacenadas en el pósito y la alhóndiga”, ya desde aquellos días, hace 331 años, las autoridades y los comerciantes “hacían difícil la vida de los indígenas, mestizos, mulatos y españoles pobres”, según las citas en las publicaciones del periodista Antonio de Robles y de Thomas de la Fuentes Salazar, cronista de la Tercera Orden Dominica.

Los pobladores de la antigua Tenochtitlán, procedentes de los cuatro puntos cardinales, decidieron encontrarse en la Plaza Mayor. Llegaron a media tarde. Cargaron palos, llevaron combustible, piedras rocosas. Estaban dispuestos a enfrentarse violentamente, porque llevaban semanas sin poder adquirir los alimentos. Seguramente gritaron algunas consignas.

La tropa fue incapaz de contener a la turba, escribieron los cronistas. Imposible evitar que incendiaran establecimientos comerciales, llamados “cajones”, así como tiendas y entraron a ellas para llevarse todo lo que estaba en los anaqueles.

Rescate de los archivos
En medio de la trifulca, Sigüenza y Góngora, capellán del Hospital de Jesús (aún en servicio en Av. 20 de Noviembre y República del Salvador, en el hoy Centro Histórico), logró abrirse paso y rescató valiosos documentos y libros del Ayuntamiento. También se salvó de las llamas una pintura de Cristóbal de Villalpando, en que aparecen los daños causados a una de las alas del Palacio Virreinal.

El virrey, que ostentaba ser el Conde de Gálvez, ordenó el arresto de quienes participaron en lo que él calificó como “Tumulto de Hambre”. Dispuso que unos recibieran azotes y otros llevados a la horca. El pueblo lo repudió y De la Cerda pidió irse a España. Tardaron tres años en ordenar su traslado.

Debo comentar que los cronistas aportan datos sobre fechas y lugares relacionados con la Batalla de Champotón. Unos nos dicen que el encuentro entre españoles y mayas fue el 25 de marzo y otros mencionan el 8 de junio. Coinciden en el año, 1517. Respecto a su arribo, citan a Punta Mujeres y Cabo Catoche. Lo cierto es que los mayas, comandados por Moch Couoh, rotundamente derrotaron a los hombres del español Francisco Hernández de Córdova, quien sobrevivió tras recibir 30 flechazos.

Posterior al 8 de junio de 1692, se inició la reconstrucción del Palacio Virreinal, de las casas del Cabildo, de las Salas de Audiencias, de la cárcel, el local de los Tribunales y la casa donde vivía el virrey con su familia.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Cámara de Diputados apoyaron la edición de “Verdaderas Historias del Descubrimiento de la Nueva España”, que contiene “las Expediciones de Hernández de Córdova y Grijalva”. El autor es el escritor campechano José Enrique Orozco Lanz, con fotos de Melitón Tapia. Agradezco al maestro e historiador Oscar González Azuela, el ejemplar que me envió.

Protestas populares, apoyos obligados
A raíz de las reformas constitucionales, promovidas por el presidente de México, la sociedad civil ha realizado marchas en defensa de la autonomía del Instituto Nacional Electoral y por demandas de justicia llegaron hasta el Zócalo, militares, marinos y sus familiares de ambos sectores. Por su parte, desde Palacio Nacional se organizaron las respectivas contramarchas, como la ayer, sábado 18 de marzo, so pretexto del aniversario de la Expropiación Petrolera.

El domingo 13 de noviembre pasado hubo marchas en más de cincuenta ciudades de la República Mexicana. La más concurrida, por razones lógicas, la de nuestra hermosa Capital. Se llenaron las calles del Centro Histórico y estuvo abarrotada la Plaza de la Constitución. Para Martí Bates, secretario general del gobierno local, “apenas se reunieron unas diez mil o doce mil personas”.

Esa marcha tuvo como bandera político-social, la defensa a la autonomía del Instituto Nacional Electoral. Los cartelones, las mantas y los gritos se encerraron en cuatro palabras El INE no se toca.

Como es sabido, desde el año pasado el tabasqueño pretende “descuartizar” al INE para controlar las elecciones presidenciales del 2024. El término fue expresado por el secretario de Gobernación, el mismo que anunció reducir el aguinaldo “porque el dinero ya no alcanza”

¿Por qué hacerlo?
Porque su popularidad ha disminuido y teme que “su corcholata” no logre el triunfo en las urnas. Los trabajos de su partido son insuficientes, carecen de popularidad. El mando absoluto lo tiene el fundador, dueño y líder moral de Movimiento de Regeneración Nacional convertido en dizque partido político, o sea, el Señor de Las Mañaneras.

Debo comentar que esa marcha tuvo eco en más de cincuenta ciudades y los mexicanos residentes, legalmente o sin documentos, en Estados Unidos de América han manifestado su contrariedad hacia la administración del hijo de Macuspana e, inclusive, en las últimas semanas, declararon que el presidente de México “está equivocado si quiere que no votemos por determinado político”.

Para demostrar la fuerza y apoyo del “pueblo sabio y bueno” al hombre de Palacio, inquilino que no paga renta, se planeó en los pasillos presidenciales una contramarcha. Tuvo lugar el 26 de noviembre. ¿Motivo? Celebrar, adelantadamente, los cuatro años de gobierno y de paso rendir el informe presidencial. Le restó la importancia a su administración.

El acarreo de voluntarios no fue lo que quería el tabasqueño, pero sí se contó a cientos de miles de mexicanos. “Ahora sí acertó Martí Batres Guadarrama”, fue el comentario popular, sarcásticamente.

Una demostración de que el Partido Abstencionista puede ser derrotado en el 2024, para cambiar los senderos del País, se vio el domingo 26 de febrero. De nueva cuenta la Sociedad Civil de todo el país y en el extranjero salió a las calles para exigir la declaración de inconstitucionalidad del Plan B, aprobado por los sumisos del Congreso de la Unión.

Frente a las puertas del edificio de la Suprema Corte de la Nación hablaron la amiga y colega Beatriz Pagés Rebollar y el jurista José Ramón Cossío Díaz, exministro de la Corte. Pidieron que no se atropelle a la democracia.

El futuro de México está en la determinación meditada de las ministras y ministros, apuntó mi colega y amigo Abraham Mohamed Zamilpa en su columna “Candelero”. Los manifestantes superaron, en las marchas, la cifra de millón y medio de participantes.

Militares, marinos, acompañados de sus familiares, también han realizado una marcha dominical en el Zócalo. Protestaron por la falta de garantías para que los miembros de las Fuerzas Armadas cumplan, sin riesgo alguno, con la misión que les corresponde como custodios de la soberanía nacional.

Que quienes realizan funciones policíacas, no sean encarcelados por actuar frente a los delincuentes, a los cuales el presidente de México protege al decir “ellos también son seres humanos” y a los narcos hay que darles “abrazos, no balazos”.

El 8 de marzo, el Día Intencional de la Mujer, la movilización de las mujeres para demandar seguridad personal y colectiva, así como poner un alto a los feminicidios. El presidente ordenó poner blindaje doble al frente de Palacio Nacional y sus hombres no dudaron en lanzar gases contra las manifestantes. De risa lo que oficialmente se dijo: traen martillos y sopletes para incendiar la sede del Poder Ejecutivo.

Hace dos semanas comenzaron los preparativos para la marcha de apoyo popular, voluntario y democrático al presidente de la República. Los miembros del gabinete, gobernadores, presidentes municipales y legisladores debían de reunir a 480,000 manifestantes para que llenen la plancha de la Plaza de la Constitución, cierren las calles que comunican hacia el Zócalo. Por supuesto, se cuenta con cientos de habitantes de las Alcaldías morenistas de la Ciudad de México.

Hubo un solo orador: el presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Fue izada la bandera nacional en el centro de la plaza y no hubo blindaje del edificio colonial, como se acostumbra cuando no son actos oficiales.

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