Mi voz en la pandemia: enfoque diferencial en discapacidad

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María Antonella Pereira* | BID

Washington, D. C., 8 de mayo de 2020.- “Nada sobre nosotros sin nosotros”, reza el lema de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU. Tiene sentido que una comunidad que ha sido históricamente objeto de políticas paternalistas quiera asegurar que sus voces están en el centro de las decisiones que se toman acerca de ellos. En el BID este lema se aplica y, por eso, el equipo que trabaja en asuntos de discapacidad incluye personas con discapacidad. Yo soy una de ellas.

Nací en Ecuador hace 23 años con una discapacidad auditiva. A pesar de las muchas barreras que aún persisten, logré sacar mi carrera adelante y trabajar en estos temas, lo cual ha sido un sueño hecho realidad. Todo iba muy bien, pero cuando se declaró la pandemia del Covid-19, temí que una fiebre muy alta podría afectar mi audición aún más. Así que viajé de regreso a Ecuador antes de que cerraran las fronteras. Al fin y al cabo, sería por un par de semanas máximo. ¿No?

La realidad es otra
Para los que tenemos discapacidad, esta crisis nos ha hecho afrontar riesgos diferentes al resto de la población. En la misma medida que las políticas deben contemplar las necesidades específicas de las personas a las que están dirigidas en función de su edad, género y estado socioeconómico, es imperativo que también consideren los riesgos y requerimientos de las personas con discapacidad, aún más, ante una crisis sanitaria mundial como la del Covid-19. El mensaje es simple: ante riesgos diferenciados, los gobiernos necesitan desarrollar respuestas diferenciadas.

Riesgos para personas con discapacidad ante el coronavirus
Yo no puedo quejarme. Estoy sana y a salvo con mi familia, tengo un trabajo, seguro médico, un lugar seguro donde pasar la cuarentena. Pero no puedo evitar sentir empatía hacia los millones personas con discapacidad como yo, pero que están enfrentando realidades tan diferentes durante esta pandemia.

Respuestas diferenciadas
Con el fin de apoyar los esfuerzos de respuesta a los retos específicos que enfrentan las personas con discapacidad en América Latina y El Caribe a consecuencia de la pandemia, en el BID preparamos un documento que identifica los principales riesgos para esta población y recomienda medidas clave para afrontarlos. A continuación, comparto algunas de estas propuestas:

  • Es necesario que exista continuidad en la operación de los servicios de apoyo, que, para muchos, son esenciales para vivir. Es razonable que la cuarentena paralice a las ciudades para evitar nuevos contagios, pero, sin duda, se pueden implantar soluciones que tengan en cuenta las excepciones que necesitan las personas con discapacidad. Esto requiere de protocolos y lineamientos específicos que permitan, entre otras cosas, la movilización de asistentes personales que ayudan a ciertas personas con discapacidad a realizar actividades de la vida diaria como comer o bañarse.
  • Muchas personas con discapacidad dependen de servicios básicos para vivir. Por ejemplo, alguien que está conectado a un respirador puede poner en gran riesgo su vida ante un corte de energía. En casos como ese, es fundamental implementar medidas temporales para evitar desahucios y cortes de luz, agua o gas por falta de pago.
  • Es esencial realizar campañas rápidas de capacitación para el personal de apoyo en emergencias (como policías, paramédicos, bomberos y profesionales de la salud) sobre las especificidades de la atención a las personas con discapacidad. Por ejemplo, cómo asegurar que la comunicación sea accesible para alguien como yo, una persona sorda. Ante la falta de intérpretes de lengua de señas en la mayoría de los hospitales, deben existir métodos alternativos de comunicación.

Somos cerca de 70 millones de personas con discapacidad en América Latina y el Caribe y no debemos ser ignorados durante la crisis. Claramente, no hay una solución absoluta, pero podemos trabajar para que esta posibilidad sea cada vez más real. Así, en la próxima emergencia, la vida de las personas con discapacidad no será el resultado de un privilegio, sino un derecho que los Estados puedan garantizar.

  • La autora agradece especialmente a Juan Pablo Salazar por sus comentarios y sugerencias.
  • La fotografía muestra el gesto que representa la frase “I love you” (trad. Te amo) en el sistema de lenguaje de señas inglés.

* María Antonella Pereira es una profesional en desarrollo internacional inclusivo. Es consultora en análisis de datos, apoyando operaciones e investigación en discapacidad e inclusión desde la división de Género y Diversidad. Antes de trabajar en el BID, María Antonella trabajó tanto en Ecuador como Estados Unidos en organizaciones gubernamentales y civiles de personas con discapacidad, enfocándose en inserción laboral, educación inclusiva y alivio accesible de desastres naturales. Tiene una licenciatura en Economía de Barnard College, Columbia University en Nueva York y cuenta con especializaciones en Estudios Latinoamericanos y Liderazgo de la Mujer.

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