Medios latinoamericanos analizan 50 años de guerra contra las drogas

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Aldana Vales*

Washington, D. C., 21 de junio de 2021.- Hace 50 años, el 17 de junio de 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon pidió al Congreso de Estados Unidos que aprobara fondos para el control y la prevención del abuso de drogas. Desde la Casa Blanca, las describió como el «enemigo público número uno» del país y declaró una «guerra contra las drogas» que no se limitaba a Estados Unidos. Para «derrotar a este enemigo», dijo, era necesaria una ofensiva mundial.

América Latina sufrió algunos de los efectos más graves de esa política global. Hoy, medio siglo después de que se anunciara aquella guerra, un equipo de periodistas de la región creó una alianza para lanzar el proyecto colaborativo: Una guerra adictiva, con el que esperan visibilizar los fracasos de la iniciativa y las devastadoras consecuencias que ha tenido en países como México, Colombia y Brasil.

Así lo expresa Andrés Bermúdez, del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, miembro de la alianza: «Para nosotros, este aniversario fue una oportunidad para contar historias sobre una política que no ha sido flexible ni autocrítica y que, además, ha tenido numerosas consecuencias negativas en nuestros países».

Una guerra adictiva reúne a nueve medios que cubren América Latina: las iniciativas regionales Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, Dromómanos y Occrp, El Universal y Quinto Elemento – Laboratorio de Investigación Periodística de México, El Faro de El Salvador, IDL – Reporteros de Perú, 070 de Colombia y Ponte Jornalismo de Brasil. Gracias al esfuerzo colaborativo, la alianza puede encarar reportajes que cubran la mayor parte de la región, algo que un solo medio no podría hacer por sí solo.

A la fecha, el proyecto ha publicado dos historias. La primera se centra en la decisión de Colombia de fumigar los cultivos como estrategia principal para frenar la exportación de cocaína a Estados Unidos. «En lugar de ofrecer a las comunidades rurales una opción alternativa» para su desarrollo, se eligió hacer eso, dijo Bermúdez.

El segundo, de Ponte Jornalismo, echa luz sobre el impacto de la legislación antidroga brasileña que, de acuerdo con el medio, condujo a un encarcelamiento masivo sobre todo de jóvenes negros.

La alianza tiene previsto publicar historias como estas todos los meses. Cada país, después de todo, tiene sus propios temas relevantes que explorar y sus «paradojas» causadas por esta guerra, señaló Bermúdez.

La sección de opinión en español del Washington Post pidió a algunos de los periodistas de la alianza que escribieran columnas, bajo el título Una guerra fallida y, en inglés, A lost Cause (Una causa perdida).

Mael Vallejo, editor de Post Opinión, dijo a IJNet que fue una oportunidad para «ayudar a amplificar los esfuerzos locales». A pesar de hacer periodismo de alta calidad, muchos de los medios de la alianza no siempre tienen acceso a una gran audiencia.

El Post Opinión publicó una columna de Fausto Salvadori, cofundador de Ponte, explicando la ola racista de encarcelamiento masivo de Brasil, un artículo sobre la batalla tóxica de Colombia contra los cultivos, y un tercero sobre la militarización de México.

Una guerra fallida no solo espera ampliar el alcance de los artículos sobre la guerra contra las drogas. Vallejo dijo que la visibilidad otorgada por el Washington Post permite a los autores de la región mostrar a lectores de fuera de América Latina -especialmente de Estados Unidos- cómo sus países habían vivido y experimentado esa guerra. «Quisimos que estas voces de América Latina fueran leídas», explicó.

Salvadori cree que la alianza regional puede «revelar perspectivas e historias sobre la guerra contra las drogas que la mayoría de la gente desconoce». El impacto más importante que puede tener el trabajo, añadió, es que esas historias lleguen a los responsables políticos de cada país y, a su vez, ayuden a «cambiar la realidad de una guerra que, durante 50 años, no ha traído más que sufrimiento a América Latina».

«Cada vez está más claro para más personas que enmarcar el uso y la venta de ciertas sustancias como delito ha sido uno de los mayores errores de la historia», dijo Salvadori. «No ayudó a nadie que abusara de esas sustancias y solo sirvió para que los Estados mataran y encarcelaran a sus pobres, indígenas y negros, y para crear grandes grupos criminales».

Hoy el periodismo puede desempeñar un papel importante en la visibilización de las consecuencias reales de la guerra contra las drogas, añadió, que son «mucho peores que las propias drogas».

* Aldana Vales es editora jefe de IJNet.

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