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Washington, D. C., 29 de junio de 2022.- Las cooperativas de alimentos en Estados Unidos, a diferencia de las tiendas de comestibles más comunes gestionadas por cadenas nacionales, son propiedad de los mismos consumidores locales.

Una vez que los ciudadanos locales pagan una cuota para hacerse miembros, obtienen privilegios para las compras y el derecho a votar por una junta directiva o incluso el postularse ellos mismos a un puesto en la misma junta.

“Los miembros eligen a las juntas directivas, por lo que es muy democrático: un miembro, un voto”, explicó Elizabeth Lechleitner, portavoz de la Asociación Nacional de Empresas Cooperativas Clusa International (National Cooperative Business Association Clusa International o Ncba Clusa), cuya organización nacional de tiendas cooperativas de alimentos (National Co+op Grocers, o NCG) ofrece servicios comerciales a 218 tiendas de alimentos en 38 estados.

Las juntas directivas de las cooperativas de alimentos establecen las normas de los productos. Por ejemplo, pueden codificar formas de suministrar alimentos más saludables en vez de alimentos procesados o bebidas azucaradas.

Cuesta 100 dólares hacerse miembro de la cooperativa Takoma Park Silver Spring, ubicada en un suburbio de Washington, en Maryland. Los consumidores pueden realizar el pago de la cuota a plazos. Conocida por sus productos orgánicos locales, esta cooperativa también se especializa en la venta de artículos únicos, como la horchata, que es una bebida mexicana hecha de arroz, y el postre de Oriente Medio hecho a base de semillas de ajonjolí llamado halva.

Beneficios económicos
En Estados Unidos, las tiendas de las cooperativas de alimentos afiliadas a NCG atienden a 1.3 millones de miembros propietarios y tienen ventas anuales combinadas de 2,400 millones de dólares. Pero en vez de acumular ganancias, muchas cooperativas responden a la buena situación financiera al bajar los precios o al invertir en sus comunidades.

Chloe Thompson, directora de Compromiso con la Comunidad, en la cooperativa de alimentos de Maryland, afirma que sus miembros obtienen un 10% de descuento proporcionado a través de una rebaja mensual. Asimismo, el 40% de las cooperativas de alimentos de Estados Unidos ofrecen descuentos en función de las necesidades, según NCG. (Algunas cooperativas duplican el valor en dólares de los beneficios federales que subvencionan los comestibles para los estadounidenses de bajos ingresos).

Valor social
No obstante, dice Thompson, “pienso que los beneficios de ser miembro [de una cooperativa] son más generosos que un simple descuento económico”.

Las cooperativas se están expandiendo a zonas rurales de Estados Unidos y a zonas desfavorecidas de las ciudades, donde hay menos tiendas de comestibles comunes y asequibles, lugares donde los habitantes pueden sufrir por la falta de alimentos frescos, según Kate LaTour, directora de Relaciones Gubernamentales de Ncba Clusa. Además de proporcionar alimentos más saludables, algunas cooperativas fomentan el bienestar al ofrecer clases de nutrición y cuidado de la salud en sus comunidades, afirma.

Otras cooperativas patrocinan equipos de béisbol del vecindario o campañas para la inscripción de votantes. Algunas pagan a cualquier miembro que esté dispuesto a participar en proyectos comunitarios.

Las cooperativas incluso apoyan causas humanitarias internacionales. Poco después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia el 24 de febrero, la NCG se unió a la Fundación de Desarrollo Cooperativo y a Ncba Clusa para recaudar fondos en beneficio de la comunidad cooperativa ucraniana.

“El valor real de ser miembro es que a uno le encanta esta tienda y… que uno está dispuesto a invertir su capital y ser propietario y participante, lo que hace que la tienda siga aquí”, dijo C.E. Pugh, director ejecutivo de NCG. “Sin [los miembros-propietarios locales], esta tienda no existiría”.

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