8 de Marzo: La mayoría silente

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Esta mañana, al abrir el Facebook se encontré con un alto número de informaciones sobre la mujer. Era natural. Hoy se celebró en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, una fecha que sólo para muy pocas pasa desapercibida. Más en estas épocas cuando las redes sociales inundan toda la vida.

Las informaciones eran de todo tipo, pero prevalecían las referentes a exponer la lucha femenina por alcanzar la igualdad, en todos los órdenes de la vida, con su contraparte: el hombre.

Más tarde, salí a realizar mis labores cotidianas. Por las calles encontré miles de mujeres. Eran de todas las edades. Niñas, jóvenes, adultas, ancianas. Todas cumpliendo con sus diversas tareas, fueran domésticas o de oficina, estudiantiles, laborales o de comercio.

Para éstas, que no fueron invitadas a ningún tipo de celebración especial ni tampoco pudieron asistir a las diversas manifestaciones contestatarias que se sucedieron, hoy fue un día normal.

Tal vez, algunas recibieron una felicitación, algún saludo o «quizá simplemente una rosa». No lo sé.

Es la mayoría silente. La que sostiene a la sociedad con su trabajo diario donde se requiere su presencia.

Por la tarde, se realizó una marcha femenina por el céntrico Paseo de la Reforma, la arteria vial que divide a la Ciudad de México en norte y sur. Miles de mujeres caminaron por esa simbólica vialidad capitalina desde el Ángel de la Independencia hasta su unión con Avenida Juárez, por donde continuaron, hasta donde se ubica el hemiciclo a Juárez. Unos 4 kilómetros de distancia.

La marcha fue con orden. No hubo, como en otras manifestaciones similares, ni gritos estridentes ni disfraces de las participantes que desentonaran con la finalidad que perseguía la marcha.

Campearon los letreros con el M8, simbolismo del Marzo 8, Día Internacional de las Mujeres. Desde luego el grueso de los contingentes lo ocuparon integrantes de partidos políticos y de organizaciones político-sociales.

Caminaron mujeres con sus hijos, algunas los llevaban en carreolas; muchas acompañadas por sus parejas, sobre todo novios, pero también esposos. No faltaron, como siempre, los vendedores ambulantes (muchas de ellas mujeres) que ofrecían diversos productos comestibles y bebestibles.

Eso también ya es algo común en una conmemoración como la de este tipo.

Lo importante es esa mayoría de mujeres que estuvo ausente. La mayoría silente. La que no tiene tiempo para celebraciones ni para manifestaciones, porque, muchas de ellas, son jefas de familia y el hogar depende de lo que obtienen con su trabajo diario o complementa el salario de su pareja en estos tiempos cuando, al menos en México, las percepciones pecuniarias diarias están por debajo de los 100 pesos, unos 5 dólares, aproximadamente.

Sin embargo, esa mayoría silente es la que ha construido el país que actualmente tenemos. Su actitud no demerita la lucha social por las mejoras y las conquistas, pero sí le da sentido a esas manifestaciones y expresiones.

Todas, las que marcharon, las que festejaron y, sobre todo, esa mayoría silente, recientes los embates del bajo poder adquisitivo del salario diario y los del crimen normal y organizado, los problemas de pareja y la opresión social a que se ven expuestas muchas de ellas.

La nueva axiología mundial coloca a la mujer entre los principales objetivos del futuro de la humanidad. Así lo entienden los organismos internacionales. Así lo entienden ellas, sean o no participantes de las marchas, manifestaciones, convivios, celebraciones y todo lo que se vivió hoy.

La mayoría silente da marco a tales celebraciones.

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