Windows 7 y los dilemas de la obsolescencia digital

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Instituto del Derecho de las Telecomunicaciones

Ciudad de México, 22 de enero de 2020.- Corría el año 2009 y el iPhone tenía dos años de haber sido lanzado al mercado, pero marcas como Nokia y BlackBerry seguían dominando el mercado. Ese también fue el año del lanzamiento de Windows 7, un sistema operativo que prometía estar listo para los retos de la década de 2010, especialmente la conectividad con internet y una nueva generación de dispositivos como tabletas táctiles.

En teoría, Windows 7 dejaría de recibir actualizaciones hacia 2013 con la llegada de su sucesor Windows 8. Sin embargo, fue este 14 de enero (11 años después de su lanzamiento) cuando Microsoft finalmente dejó de proporcionar soporte a las computadoras que lo usan. Datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) realizada por el Inegi en 2018, indican que aproximadamente 15.5 millones de hogares en México cuentan por lo menos con una computadora y se estima que casi una cuarta parte de las computadoras usuarias de Windows en el país operan con Windows 7.

Antes de caer en pánico, cabe señalar que las computadoras usuarias de Windows 7 seguirán funcionando y corriendo los programas que usan hasta hoy. El efecto más notable será que tales máquinas ya no recibirán actualizaciones ni parches de seguridad. Esto es importante debido a que buena parte de las piezas de código computacional dañino como virus y ransomware suelen entrar usando computadoras con sistemas operativos obsoletos. El otro riesgo es que con el tiempo programas como paqueterías de oficina y navegadores de web tampoco reciban actualizaciones y dejen de funcionar.

La empresa responsable de Windows 7 propuso una solución sencilla y algo costosa: “mudarse hacia un nuevo dispositivo con Windows 10 es el camino recomendado”, señaló el anuncio de la compañía. Sin embargo, este reemplazo puede no ser tan sencillo porque comprar una computadora nueva requiere un gasto que no todos están en disponibilidad de hacer. Además, existen usuarios (sobre todo en entornos empresariales) que usan programas diseñados específicamente para Windows 7.

Por otro lado, hay una solución que puede salvar algunas computadoras de terminar en un basurero. Grupos de expertos han diseñado sistemas operativos que pueden descargarse e instalarse libremente en todo tipo de computadoras, incluso aquellas con décadas de edad. Estos sistemas operativos son variaciones del sistema Linux, creado por Linux Torvalds en la década de 1990 y son usados lo mismo por los servidores que proveen servicios de Google que por las computadoras en la Estación Espacial Internacional, debido a su flexibilidad y estabilidad.

Algunos de estos sistemas como Linux Mint están diseñados para emular los gráficos de Windows evitando curvas de aprendizaje. Otros como Lubuntu pueden funcionar en computadoras con procesadores tan antiguos como Pentium 4 y apenas 1 Gigabyte de memoria RAM. Por otro lado, tales sistemas operativos tienen grupos de usuarios en foros y sitios web de aficionados quienes suelen tener una gran disposición para resolver dudas y ayudar a los novatos que buscan darles nueva vida a computadoras desahuciadas. Cabe recalcar que antes de intervenir una computadora vieja, sea para deshacerse de ella o cambiarle el sistema operativo, es indispensable hacer un respaldo de los archivos más importantes en la máquina y evitar pérdidas irreparables.

Si la decisión del usuario es deshacerse de la computadora obsoleta y reemplazarla con una nueva, es muy recomendable no arrojarla a la basura o dejarla en algún terreno baldío. Se estima que una computadora de escritorio puede contener hasta 3 kilos de elementos tóxicos como mercurio, arsénico, cadmio, berilio y otros más que tienen enorme potencial para contaminar cuerpos de agua y suelos. Existen programas de recolección de desperdicios electrónicos organizados por tiendas de electrónicos, gobiernos locales e incluso empresas que, además de recoger los desperdicios, retiran los materiales peligrosos y reúsan aquellos con valor económico.

La obsolescencia tecnológica es el precio inevitable a pagar por vivir en un mundo de maravillas tecnológicas que aparecen sin cesar y convierten otras en chatarra. Por lo pronto, deseamos a Windows 7 que descanse en paz en el más allá digital.

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