Estados Unidos, 11 de julio de 2023.- La balsa, un árbol originario de Sudamérica, es un recurso muy codiciado. La balsa, que crece hasta 30 metros y está lista para la cosecha en sólo tres o cuatro años desde su plantación, promete grandes beneficios a quienes la cultivan. Además de su valor, la madera de balsa es flexible y ligera, pero también muy resistente, lo que la convierte en un material ideal para fabricar puentes, esquís, barcos y hélices de aerogeneradores.
Sin embargo, en una irónica tragedia, la rápida expansión de la energía eólica ha incrementado la demanda de molinos de viento y de madera de balsa para construirlos. Ahora, el árbol tropical se enfrenta a la explotación y lo están talando de los bosques amazónicos y esto puede causar más problemas ambientales de los que se pueden resolver con los molinos de viento.
Demanda de madera de balsa provoca deforestación devastadora
Las hélices de los aerogeneradores pueden medir hasta 328 pies (100 metros) de largo. Cada una requiere 150 metros cúbicos de madera de balsa, lo que equivale a varias toneladas. Como la demanda creció en Europa y China, se desató la «fiebre de la balsa», sobre todo en Ecuador, que es el principal exportador de madera de balsa, ya que produce el 75% del mercado mundial.
Los precios de la madera de balsa también se han elevado de manera vertiginosa, un 30% entre 2015 y 2019, cuando, desde Ecuador, se exportó madera de balsa por un valor de 219 millones de dólares. China es un importante consumidor de madera de balsa, ya que compró el 85% de las exportaciones de Ecuador en 2020. En un video de Open Democracy puede ver cómo la demanda de madera de balsa para crear energía eólica «verde» ha destruido las comunidades indígenas locales y ha diezmado los ecosistemas.
En junio de 2023, la Nacionalidad Achuar de Ecuador (NAE) declaró que no permitiría la deforestación para obtener madera de balsa en su territorio. En una publicación en redes sociales, escribieron: «No hagan ninguna inversión, aunque corten balsa no podrán extraerla, no está a la venta». No obstante, los dirigentes indígenas cedieron ante la presión en algunas comunidades y dejaron que los madereros se llevaran la madera.
De acuerdo con Open Democracy: «Es una decisión que ha causado dolor, rechazo y división entre las familias y ha tenido consecuencias para el ecosistema de las islas y para el propio río. Los balseros traen alcohol, drogas y prostitución, y contaminan los lugares de extracción con plásticos, latas, maquinaria, gasolina y vertidos de petróleo. Dejan ahí las cadenas usadas de sus motosierras. Se comen a las tortugas y ahuyentan a los loros, tucanes y otras aves que se alimentan de las flores de las balsas. La destrucción de los ecosistemas por la deforestación ilegal tiene profundas repercusiones en el equilibrio de la flora y la fauna locales, que nunca se recuperarán».
La demanda de balsa para construir más aerogeneradores ha dado lugar, incluso, a un mercado negro, en el que la madera se tala sin los permisos pertinentes, lo que provoca más daños al medio ambiente. De acuerdo con un informe de la Universidad de Navarra: «China necesita madera de balsa en grandes cantidades porque está poniendo en marcha un plan de construcción de aerogeneradores para aumentar su propia producción de energía limpia y depender menos del carbón, y para posicionarse a nivel mundial en el sector, como hizo con los paneles fotovoltaicos.
“Para lograr los objetivos del plan, el gobierno de China subsidió a un gran número de productores del país para la compra de toneladas de madera de balsa, lo que incrementó tanto la demanda que también llevó a los agricultores de Ecuador a producirla de manera ilegal, sin permisos oficiales y, por ende, a generar un mercado negro. Este mercado negro está ocasionando graves problemas medioambientales, por ejemplo, está contribuyendo a la deforestación de la selva amazónica para plantar balsa y explotarla, de modo que las comunidades que viven en el Amazonas se han visto muy afectadas por el auge de la demanda de esa madera». Además, China declaró en diciembre de 2020 su intención de quintuplicar el uso de la energía eólica y solar de aquí a 2030.
Aerogeneradores plantean “paradoja ecológica”
Una de las piedras angulares del Green New Deal es el fin del consumo de combustibles fósiles en Estados Unidos en menos de una década. Se está trabajando para instalar aerogeneradores en todas las costas de Estados Unidos con el fin de generar energía suficiente para abastecer a cerca de 10 millones de hogares, pero el llamado a la emisión neta cero de gases de efecto invernadero mediante el uso de fuentes de energía «limpias» (como la eólica, la solar y la geotérmica) para satisfacer el 100% de las necesidades energéticas 13 de Estados Unidos ignora los riesgos de estas alternativas «verdes». Un estudio, por ejemplo, concluyó que para satisfacer la demanda de electricidad de Estados Unidos con energía eólica se necesitarían turbinas que cubrieran el 12% de la superficie continental del país.
El Instituto Manhattan informó lo siguiente: «La superficie terrestre de los Estados Unidos continentales es de unos 2.9 millones de millas cuadradas (o 7.6 millones de kilómetros cuadrados). El doce por ciento de esa superficie equivaldría a unas 350,000 millas cuadradas (o 912,000 kilómetros cuadrados). Por lo tanto, sólo para satisfacer las necesidades actuales de electricidad de Estados Unidos con energía eólica se necesitaría una superficie de más del doble del tamaño de California, que abarca alrededor de 164,000 millas cuadradas (424,000 kilómetros cuadrados)». Eso sin contar los ecosistemas y comunidades locales destruidos por la deforestación para obtener madera de balsa. Se trata de una especie de «paradoja ecológica», que «resuelve» un dilema medioambiental sólo para crear otro.
De acuerdo con Open Democracy: «La energía eólica se ha convertido ya en un aspecto clave de la estrategia mundial y está destinada a seguir expandiéndose en los próximos años. Pero este auge tiene sus inconvenientes. La presión de la deforestación de la balsa ha sido brutal para los indígenas amazónicos de Ecuador, mientras que la presión sobre regiones de Europa para albergar nuevos parques eólicos trae consigo varios conflictos. Esto ha generado una paradoja ecológica. Necesitamos descarbonizar la economía mundial lo antes posible y la energía eólica es una parte fundamental de esa ecuación. Sin embargo, esta forma de energía renovable no será ética ni sostenible hasta que se garantice que todos los componentes implicados no causen más daños al planeta y a sus habitantes».
Pacto Verde podría destruir comunidades amazónicas
El Green New Deal (Agenda Verde), «Build Back Better», la Cuarta Revolución Industrial (el movimiento transhumanista) y El Gran Reinicio presentado de forma oficial por el fundador del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, y el entonces príncipe Carlos en junio de 2020, existen para promover y facilitar la implementación de la Agenda 21.
La Agenda 21 (Agenda para el Siglo XXI) es el plan de inventario y control de toda la tierra, el agua, los minerales, las plantas, los animales, la construcción, los medios de producción, los alimentos, la energía, la información, la educación y todos los seres humanos del mundo. El Pacto Verde Europeo es un elemento más: la Comisión Europea lo presentó en diciembre de 2019, en parte, para reemplazar los combustibles fósiles con fuentes de energía «más limpias».
Pero, como señaló Open Democracy, «como resultado del pacto de 2019, las perspectivas financieras para las energías renovables, lo que incluye la energía eólica, impulsaron el número de proyectos de construcción de parques eólicos en Europa, y se sumaron a la demanda eólica de China». Ya se han destruido territorios enteros: «En septiembre, cuando Open Democracy visitó el territorio indígena Achuar, recorriendo el río Pastaza (que es una de las zonas más afectadas por la demanda de la balsa) comprobamos que la balsa del territorio ya había sido deforestada en su totalidad y que los balseros, en su empeño por obtener más madera, se habían trasladado a la Amazonía peruana».
Lo que debe saber sobre el Green New Deal
Alex Jones, presentador de «The Alex Jones Show» y fundador de Infowars.com, acaba de desvelar la realidad que se esconde tras muchas iniciativas «ecológicas», como el Green New Deal. Forman parte del mapa hacia el control y la dominación global o, en otras palabras, el totalitarismo global.
Como señaló Alex Jones, los globalistas están recortando los combustibles fósiles mientras bloquean alternativas energéticas viables. Están colapsando fronteras, devaluando divisas y destruyendo viejas infraestructuras. En esencia, están «destruyendo la capacidad de carga industrial del planeta, para desencadenar hambrunas masivas, degeneración y colapso social, y guerras», afirmó el presentador.
Entonces, el Green New Deal, y sus «panaceas» como la energía eólica, vendrán a salvar el día: «Se harán pasar por salvadores, con la promesa de estabilizar el mundo con un plan mariscal global de cuatrillones de dólares, para poner en marcha su Green New Deal. Pero primero, tienen que acabar con el viejo sistema. Por eso, el príncipe Carlos dijo esto en su discurso: ‘Necesitamos una movilización total al estilo militar, con más capital del que existe hoy en el mundo, para forzar el fin del viejo sistema y dar paso al nuevo’.
El nuevo sistema está ocasionando que el hambre sea de dos a tres veces mayor cada año. [Será] una tiranía médica forzada. Una identificación mundial vinculada a una puntuación de crédito social. Impuesto sobre el carbono y una vez que se haya aniquilado la economía popular, una vez que se hayan comprado todas las granjas y que todo se haya centralizado aún más, se introducirá el ingreso básico universal.
Con eso, podrán dictar su forma de vida, y a dónde puede ir, y eso estará vinculado a su comportamiento de forma directa. Así, el mundo entero se convertirá en un gigantesco campo de reeducación al aire libre, de alta tecnología, en un futuro próximo … Es imperativo que las personas comprendan esto, es una situación muy seria. Gracias a Dios por [el presidente Jair] Bolsonaro en Brasil, por [el primer ministro Viktor] Orban en Hungría y por algunos de los demás líderes de todo el mundo que están alzando la voz y advirtiendo sobre el Gran Reinicio y el Nuevo Orden Mundial, explicando que esto es una toma de posesión hostil, corporativa y global, de las biosferas del planeta … En estos momentos, estamos entrando en ese sistema. En realidad, depende de nosotros si logran su propósito, pero lo están intentando por todos los medios».
Bosques destruidos, aves sin vida: ¿qué tan ecológica es la energía eólica?
La energía eólica se convirtió en un símbolo del Green New Deal y su movimiento hacia la energía verde y sostenible. Pero el hecho es que casi todos los métodos a gran escala, ya sea para alimentos, energía u otros, tienen desventajas significativas, y entre ellas se encuentra la energía eólica.
La tala de las selvas amazónicas para crear enormes hélices de turbinas eólicas es algo que se opone a lo sostenible. Mientras tanto, los murciélagos y las aves, muchas de las cuales ya están en peligro de extinción, están sufriendo. Se estima que entre 600,000 y 949,000 murciélagos y hasta 679,000 aves mueren cada año a causa de los aerogeneradores en Estados Unidos.
Pero el número de aerogeneradores ha aumentado de forma significativa desde que se hicieron estas estimaciones, lo que significa que es probable que haya muchos más afectados. Las zonas donde se construyen parques eólicos también corren peligro, ya que las gigantescas estructuras tienen un gran impacto socioeconómico.
Por ejemplo, en la región rural del Matarraña, España, el empresario Eduard Susanna declaró esto a Open Democracy: «Aquí nos debatimos entre la necesidad de energías renovables, donde los parques eólicos tienen un rol muy claro y la necesidad de preservar el territorio, el paisaje. Esto no parece buena idea». En su estado actual, la energía eólica está cayendo en la trampa de muchas iniciativas «ecológicas» anteriores, que pretenden ofrecer una solución para salvar el planeta mientras que, por el contrario, contribuyen a destruirlo.
