Los círculos reiterados de la historia

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Ciudad de México, 2 de octubre de 2021.- En los ya lejanos años del 97 del siglo pasado, un amigo me comentó que en la frontera norte de Estados Unidos había un pueblo pequeño limitante con el sur de Canadá, que se había cerrado totalmente al comercio, no solo internacional, sino de la misma Unión Americana y sus vecinos canadienses.

El comercio y la vida giraba totalmente en lo local. Su consumo general se limitaba a la producción del propio terruño y su vida social se realizaba en torno a la historia propia de la comunidad local.

El hecho lo registré como algo anecdótico. No pasó a más, sino solo como referencia a usos y costumbres que se dan en muchas poblaciones del mundo entero.
Dos años más tarde, en el 1999, la ONU comenzó a difundir adelantos de lo que serían los Objetivos del Milenio que marcarían un nuevo derrotero para la comunidad internacional. Algunas de las principales propuestas era la promoción de la ecología para darle a la naturaleza su lugar milenario que los hombres habían tergiversado, pero que ella mantenía firme en sus propias leyes y su venganza era terrible contra quienes habían osado revelársele.

Los Objetivos del Milenio entrarían en operación unos años más adelante cuando la era de la globalización había concluido su periodo y debían de sacar a las empresas de la rectoría de la economía y el desarrollo social a nivel internacional para dar paso a la siguiente etapa de la humanidad que consistía en empoderar a la sociedad civil.

En esta nueva visión del desarrollo humano, que es lo que estamos viviendo, la sociedad será la que, a fin de cuentas, rija los destinos del mundo y, en cierta forma, volverá por sus fueros.

Desde luego, esta nueva forja del ser humano corresponde a cada gobierno ejecutarla a su mejor modo de hacerlo. No hay copias ni tábulas rasas, sino lo que cada gobernante crea que es lo mejor para su sociedad, aunque en esa pretensión cometa múltiples errores que habrá que corregir en los subsecuentes gobiernos nacionales o, incluso, haya quien pretenda erigirse como el pastor máximo o el líder supremo de su pueblo.

En el aspecto económico y, una vez sacadas de la jugada como rectoras de la economía a las empresas, de pronto, los países se vuelven en aldeas que expresan en la realidad, la visión de Marshall McLuhan sobre la Aldea Global, sin que ahora sea global del todo, sino más bien una aldea, como lo fue antes de la globalización.

Por eso, actualmente, las cocinas económicas, las fondas y las comidas caseras ocupan el lugar que antes tenían los restaurantes de postín y los grandes negocios de la gastronomía universal. Los chefs de carrera están cediendo su lugar a las cocineras de pueblo y los platillos que se servían en las reuniones de manteles largos, ahora lo ocupan los platillos populares. como nopales, frijoles de la olla, pico de gallo y demás viandas comunes en décadas antes.

Vamos, ahora, hasta las populares sopas Maruchan podrán desaparecer de los anaqueles, aunque, con ello, acabe también lo que para miles de mexicanos constituía un alimento, a veces, diario, ante lo raquíticos de los salarios, la economía muy mermada y la premura del tiempo.

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