Desde hace más de una década, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), a través del Comité de Patrimonio Mundial, ha definido criterios para la protección y conocimiento del cielo, así como lugares de descubrimiento astronómico e investigación científica.
En 2009, en el marco del Año Internacional de la Astronomía, se consagraron diversos resultados donde la Unesco y la Unión Astronómica Internacional firmaron un convenio a partir del cual se han realizado 13 iniciativas temáticas sobre patrimonio de sitios y lugares de observación astronómica y arqueoastronómica.
Los trabajos han continuado e ido más allá de acciones que beneficien la observación astronómica y científica, considerando también la contemplación celeste más esencial dentro de las sociedades y la búsqueda de cielos libres de contaminación lumínica.
“Es así como el organismo de Naciones Unidas busca abordar el tema desde toda su complejidad, incluyendo a la educación, ciencia y cultura en la búsqueda de la protección del firmamento celeste nocturno”, refiere Nuria Sanz, directora y representante de la Oficina de la Unesco en México.
En este contexto se lleva a cabo el encuentro “Derecho a los cielos oscuros”, que se realiza en el Centro de Cultura Digital (Estela de Luz) hasta el próximo 22 de enero, organizado por la oficina de la Unesco, Unam, Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, A C.
Sanz refiere que el encuentro tiene como objetivo principal reflexionar las siguientes perspectivas: desarrollo del conocimiento científico y observación astronómica; derecho de las comunidades indígenas y locales a observar el cielo.
“Estas dos maneras de contemplar el cielo pueden ser opacadas por la contaminación lumínica, de la cual no nos salvaremos en ningún rincón del planeta debido al crecimiento urbano”, señala.
Sanz recuerda que en 2030 el 80% de la población vivirá en las ciudades, cifras que ya alcanza México en parte de su territorio. Hay otras regiones, añade, donde se lleva a cabo una revolución urbana, como en sitios de África, cuya intensidad lumínica ya dificulta la visibilidad celeste en la costa pacífica oriental. Por otra parte, hay especies y animales que necesitan de condiciones lumínicas específicas que las ciudades están modificando.
“La urbanización se puede reflexionar más a fondo mediante la búsqueda de tecnologías más cordiales entre estas formas de pensar el cielo”. Para Sanz es muy importante hacer estas reflexiones y obtener propuestas desde México, debido al patrimonio de cielos nocturnos con el que cuenta y a su tradición astronómica y arqueoastronómica.
Enfatiza que todas las acciones emprendidas con base en estas reflexiones deben quedar dimensionadas dentro de la educación y en pensar y ver el cielo de manera distinta. “Mejorando sistemas de iluminación y disminuyendo el gasto energético, que es dañino e innecesario, por ejemplo, así como emplear nuevas energías. En el marco del Año de la Luz, tenemos que avizorar nuevas formas para que el cielo permanezca oscuro y mantengamos la cultura de la observación celeste”, dijo.
El hombre sigue mirando al cielo
Ver los cielos nocturnos desde la Islas de Samoa o la Vía Láctea desde el parque nacional Torres del Paine, Chile, no sólo ha asombrado a Nuria Sanz con su vastedad, sino que además le ha permitido entender que, sin importar la época, cultura o sociedad, el ser humano no deja de pensar en términos celestes.
Por ello, no es difícil encontrar lugares de observación excelsos en Uzbekistán, en la Isla de Canarias, Perú, México, India… y todo el mundo, y si bien esta consonancia se puede estudiar y atender desde el ámbito nacional, hay que ir hasta sus reductos, sus municipios.
En México, apunta, hay ejemplos como Cozumel y San Pedro Mártir cuyas experiencias en protección de los cielos podrán ser compartidas en el evento que reúne a especialistas de México, EU, Europa y Chile en el Centro de Cultura Digital.
Después del encuentro, que expondrá sus conclusiones el viernes 22 de enero, los especialistas analizarán las iniciativas y recomendaciones vertidas para generar políticas públicas, iniciativas genéricas y actividades de divulgación de la ciencia.
“Es una reunión internacional donde cada uno puede podrá poner su grano de arena”. En el cielo hay más estrellas que granos de arena en las playas de la Tierra, siguiendo la analogía de Sanz, y el objetivo del encuentro “Derecho a los cielos oscuros” y sus participantes es que la ventana para observarlas permanezca por mucho tiempo más.