El misterio de la extraña cinta púrpura en el cielo nocturno norteamericano está resuelto con ayuda de la Nasa.
A partir de 2015, los astrónomos aficionados vieron algo inusual sobre Canadá. Una línea de púrpura se iluminaba en el cielo y se veía diferente a la aurora boreal. Sin saber cómo llamarlo, se decidieron por “Steve”, eligiendo ese nombre como una travesura.
La Nasa dice que Steve no es una aurora normal. Las auroras se presentan alrededor de los polos norte y sur en forma ovalada, duran horas y aparecen principalmente en tonos verdes, azules y rojos. Steve es de color púrpura con una estructura verde de “valla de estacas” que ondea y tiene un principio y un final. La gente ha observado a Steve de 20 minutos a 1 hora antes de que desaparezca.
Gracias a fotos de aficionados, instantáneas de telescopios de Estados Unidos y Canadá, y el vuelo de un satélite de la Agencia Espacial Europea, se ha resuelto el misterio: Steve es un tipo diferente de aurora causada por partículas calientes y rápidas que se mueven a lo largo de los campos eléctricos y magnéticos de la atmósfera.
Liz MacDonald, científica espacial del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa en Greenbelt (Maryland), dijo que el fenómeno puede ayudarnos a entender el entorno magnético de la Tierra y mejorar los satélites y las señales de comunicación. “Recopilar más datos sobre Steve nos ayudará a comprender mejor su comportamiento y su influencia en el clima espacial“, indicó MacDonald.
Vida social con Steve
Si está planeando un viaje a Alaska o a otro estado del norte de Estados Unidos, a Canadá, al Reino Unido o incluso a Nueva Zelanda, tiene la oportunidad de ver a Steve. La Nasa tiene algunas pistas. Hay informes de avistamientos en Aurorasaurus, un centro de ciencia ciudadana fundado por la Nasa y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Las últimas noticias pedían un nombre más científico para el fenómeno. Así, el primo morado de la aurora se convirtió en el fenómeno “Strong Thermal Emission Velocity Enhancement” (Steve). No podemos dejar que un buen nombre se desperdicie.
