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viernes, marzo 29, 2024

Tienen más derechos los autos que los seres humanos

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Hace algunos años, un joven escritor de León, Guanajuato, publicó un interesante cuento de ciencia ficción que tituló: “La rebelión de los autos”.

En su narración, exponía la forma en que los coches se habían adueñado de las ciudades y las tenían a su servicio. Eran, en pocas palabras, los reyes del asfalto, a grado tal que sus propietarios se convirtieron en simples súbditos que estaban a so servicio para cumplirles sus caprichos.

Nadie hubiera pensado que esa ficción fuera una realidad en los tiempos actuales cuando el auto y, en general, los automotores, dominan las calles urbanas.

“Ahora tienen más derechos que los seres humanos”, dijo uno de los participantes en el “Diálogo público: proyectos urbanos hacia una ciudad más resiliente”, realizado en la Plaza Río de Janeiro, ubicada en la Colonia Roma de la Ciudad de México.

En efecto, reseñó: los autos tienen derechos a contar con un médico (el mecánico) que trata sus problemas en forma preventiva, darle de comer antes de usarlo, contar con amplias y bien pavimentadas calles para evitarle algún malestar y siempre traerlo bien arreglado y bañado.

También tienen derecho a varios seguros para hacerle frente a cualquier contingencia que se pueda presentar mientras se utiliza para moverse en la ciudad.

Todos esos derechos no los tiene el ser humano. Mucho menos quienes viven en los municipios conurbados de la Ciudad de México y que laboran aquí, que tienen que pagar hasta 18 pesos en viaje sencillo para transportarse de sus lugares de origen a sus centros laborales, en medio de grandes dificultades de movilidad, como lo atestiguan cada mañana las estaciones de Metro Pantitlán, Indios Verdes y Toreo de Cuatro Caminos.

Durante varias administraciones gubernamentales de la Ciudad de México todo se apostó al beneficio de los autos. Desde los tiempo de Carlos Hank González, como regente de la ciudad, cuando se abrieron grandes avenidas, conocidas como Ejes Viales, para que los autos tuvieran preferencia en su tránsito por la urbe, sin importar que, por ejemplo, en la Avenida Montevideo y en otras más, se hayan arrancado de raíz las bellas palmeras que, por años, adornaban la vialidad.

Se construyeron circuitos viales y anillos periféricos para lo cual se arrasó con todo, sin importar lo que se llevaran a su paso.

El último capítulo de esta visión urbana al servicio del automóvil se tuvo bajo la jefatura de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando su secretaria de Medio Ambiente y actual delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum Pardo (calificada por organismos ambientalistas europeos como la única secretaria de esta cartera, a nivel mundial, que talaba árboles para construir vialidades) autorizó la construcción de segundos pisos en la capital del país para beneficiar a los automovilistas.

Ahora, aprovechando que se prepara la Constitución Política para la Ciudad de México, que pasará de una regencia a entidad federativa, se busca acabar con el reinado del auto para dejarlo en lo que siempre fue: un instrumento más de movilidad en la Ciudad de México.

Laura Ballesteros, subsecretaría de Movilidad de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México, expuso, a grandes rasgos, la nueva visión de lo que será la transportación en la Ciudad de México, proyecto que incluye varias modalidades, entre ellas, darle mayores derechos al peatón y las bicicletas.

Se trata de un proyecto multimodal, “no de coches”, dijo, donde el peatón tenga derechos por encima del auto y que sea una ciudad a su servicio, “que mueva personas, no autos”, mencionó.

Con esta visión, se busca terminar con los múltiples privilegios con que cuenta en la actualidad el auto y ubicarlos en su visión original: ser un medio de transporte, únicamente, nunca como auténtico dueño de las calles de la ciudad.

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