Según el calendario católico, hoy fue el día de San Juan Bautista. La festividad se celebró en varios lugares del territorio mexicano. Esta fecha es clave en el otro calendario: el meteorológico. Hoy se generalizan las lluvias, al entrar el ciclo pluvial anual en su madurez, previo a un leve periodo de alejamiento, que corresponde al veranillo de San Juan, como se le conoce en el argot de la climatología internacional.
Por ser 24 de junio, la naturaleza respondió, como lo hace siempre. Se registró una copiosa lluvia en la Ciudad de México y en varias regiones de México. Fiel, como siempre, la naturaleza llegó a su cita anual.
La naturaleza no perdona
Una vieja enseñanza popular, convertida por la fuerza de la razón en un principio vital y dicho general, sostiene: Dios siempre perdona; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca.
No puede ser de otra manera. Así lo hecho por milenios y jamás se ha equivocado. Pertenece a las leyes naturales que son inmutables y siempre se repetirán con pequeñas variantes por factores propios del desarrollo, precisamente natural.
El ciclo pluvial en México inicia el 15 de mayo. Los huracanes hacen su aparición el 1 de junio. Primero en el Pacífico sur y luego en el Atlántico, que se generalizan el 1 de julio y, en ambos casos, siguen un peregrinaje hacia el norte noroeste, por lo general. El ciclo pluvial y de huracanes termina alrededor del 4 de octubre con el llamado Cordonazo de San Francisco (San Francisco de Asís), de nueva cuenta, en la tradición del calendario católico.
Sus derivaciones pueden extenderse hasta finales de octubre y mediados de noviembre. Algunas ocasiones se empalman con las lluvias invernales que azotan el norte de México y que en el lenguaje popular se les llama cabañuelas o zápatas.
Durante el periodo que media entre el 15 de mayor y el 4 de octubre, que corresponde en su mayor parte al verano septentrional, se dan otros fenómenos climatológicos, de los cuales el más conocido es la canícula que, este año, se presentarán entre el domingo 22 de julio al jueves 23 de agosto, aunque las fechas pueden variar, levemente.
La canícula corresponde a esos aproximados 40 días del año, que se caracterizan por ser los más calurosos, por lo que también se le denomina a la canícula: “sequía de agosto”, durante la cual las temperaturas, que este año han estado muy alta en el norte de México y las costas del Pacífico mexicano, se ubican por encima del promedio nacional y, al mismo tiempo, se tienen una disminución en el ciclo pluvial, siendo más visible en el centro y noreste del país.
De acuerdo a su etimología, la canícula se deriva de la palabra latina canis, que significa perro, y hace referencia a la estrella de Sirio, la más brillante del cielo nocturno durante ciertos días de verano en el Hemisferio Norte. Antiguamente, cuando este astro reaparecía, tras un periodo de invisibilidad, coincidía con los días más calurosos del año, y de este hecho derivó el nombre de la canícula.
Debido al incremento en la temperatura, algunas personas pueden sufrir golpes de calor e insolaciones, pues los termómetros se sitúan arriba de los 40 grados en varias entidades federativas, como aconteció en días pasado (y aún se mantiene en unas cuantas, todavía).
Además, la comida entra más fácilmente en proceso de descomposición y son más comunes las enfermedades gastrointestinales, por lo que las autoridades sanitarias recomiendan conservar los alimentos refrigerados o en lugares frescos.
