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Washington, D. C., 1 de noviembre de 2021.- El paisaje estadounidense: vasto, diverso y lírico, ha inspirado a generaciones de artistas y la artista Kay WalkingStick considera sus recientes interpretaciones como las mejores de entre todas sus obras.

A lo largo de su carrera WalkingStick, de 86 años, ha explorado la historia de los indígenas de América del Norte y su identidad personal. Recientemente, lo ha estado haciendo por medio de pinturas paisajísticas del oeste y de Nueva Inglaterra en Estados Unidos. Las pinturas tienen superpuestos patrones geométricos diseñados por los pueblos tribales que vivieron en esos lugares mucho antes que cualquier otro.

WalkingStick pinta los paisajes terrestres y vistas marinas formando dípticos, para sugerir la dualidad de “lo conocido y lo desconocido” y como una metáfora de la “unión de lo dispar”, de lo que ella dice ser “atractivo para todos quienes somos biraciales”. (Ella es, por parte de su padre, miembro del pueblo cherokee de Oklahoma y, por parte de su madre, escocesa/irlandesa).

WalkingStick es considerada como una reconocida artista estadounidense, habiéndose expuesto su obra en el Museo Metropolitano de Arte y en el Museo Nacional del Indio Americano del Instituto Smithsoniano, así como en otras colecciones permanentes.

Su creatividad ha atravesado varias etapas. En la década de 1970 produjo pinturas abstractas enfocadas en el jefe Joseph (1840-1904), líder de la tribu “Nez Perce”. Esas pinturas lamentan la pérdida de vidas y de hogares. Esa serie, dice ella, es un “largo canto y lamento fúnebre en honor del jefe Joseph y su pueblo”, que fueron expulsados del Valle Wallowa, en Oregón.

WalkingStick asevera que aunque sus técnicas creativas han cambiado, el temario de sus pinturas siempre ha estado relacionado con la tierra. Luego de visitar los campos de batalla en Montana, donde los guerreros del siglo XIX lucharon para retener sus tierras ancestrales, comenzó a utilizar motivos geométricos con paisajes, para recordar a los espectadores los orígenes indígenas de América del Norte de Estados Unidos.

Aunque algunos consideren a estos modelos como modernistas, WalkingStick afirma que las tribus de la planicie (incluyendo a los Nez Perce) y los pueblos de la “Gran Cuenca” y la planicie han utilizado durante siglos esos motivos para decorar bolsos de cuero crudo. “Tradicionalmente, los hombres pintaban sus logros guerreros mientras que las mujeres pintaban abstracciones”, explica.

Los diferentes pueblos indígenas de América del Norte pueden ser identificados por los diferentes motivos. Los motivos de cada tribu representan típicamente rasgos paisajísticos como ríos y montañas. “En todas las pinturas yo utilicé formas basadas en pueblos específicos” que vivieron en el área descrita, dice WalkingStick.

Incorpora patrones del pueblo cheyenne del Norte y del pueblo siouan, así como de otras tribus que ya no existen. (En Estados Unidos, hay 574 tribus de indígenas de América del Norte reconocidas a nivel federal, de acuerdo al Departamento del Interior de Estados Unidos). Los estudios de WalkingStick aplican esos motivos a bolsas, canastas, alfombras, abalorios o cerámica. “Yo cambio los colores, pero no las formas”, afirma.

Además de mostrar los lazos de los indígenas de América del Norte con la tierra, WalkingStick quiere que los espectadores “vean que nuestro mundo es un lugar hermoso. Es un tesoro. Este es nuestro lugar en el cosmos y tenemos que cuidarlo, porque no podemos vivir en ningún otro lugar”.

Una de las pinturas de WalkingStick figura actualmente en la exposición de Paisajes Estadounidenses (American Landscapes) del Centro David C. Driskell en College Park (Maryland), en el campus de la Universidad de Maryland; para febrero de 2022 está prevista otra exposición de su obra en la Galería Hales, en la ciudad de Nueva York.

De sus obras, dice ella “creo que mis pinturas hoy son más claras y más directas que cualquier otra que haya hecho en toda mi vida”.

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