México: Baja migración al exterior; crece la interna

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La migración hacia el extranjero de los jóvenes mexicanos registra un coniderable descenso en los últimos años, en comparación con lo que acontecía en décadas pasadas; por el contario, aumentó su movilidad del medio rural al urbano dentro del mismo territorio nacional.

La revelación fue hecha por Jorge Romero León, director de la Oficina para México y Centroamérica de Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural y secretario técnico del Grupo de Diálogo Rural México (GDR México), al dar a conocer el diagnóstico de la juventud en el medio rural mexicano.

Este Diagnóstico “destaca que la migración rural al extranjero registra menores índices en el medio rural que en el urbano. El 6.3% de la población de comunidades menores a 15 mil habitantes migra internamente (dentro del país) y 0.5% lo hace al exterior. Los datos para población urbana son 7.7% y 0.4%”, expuso.

Explicó que “la migración se puede entender como la falta de oportunidades en el lugar en que se vive. Los jóvenes rurales tienden a buscar oportunidades en el extranjero. En cambio, los jóvenes urbanos se desplazan dentro del país señala el documento”.

El dato es interesante, porque en décadas pasada la migración al extranjero, en especial a Estados Unidos, fue una constante, y generaciones casi enteras de hombres (y más tarde, de mujeres) tenían como meta de tierra prometida a la Unión Americana; la alternativa era trabajar el campo, como ejidatarios, pequeños propietarios, comuneros o trabajadores agrícolas.

El diagnóstico presentado por Rimisp es acertado en muchos aspectos, aunque también adolece de algunas faltas de información, como no tomar en cuenta ni valorar lo suficiente rubros importantes de la realidad rural, como es el narcotráfico y el autoempleo de jóvenes que han regresado a sus lugares de origen tras laborar en Estados unidos y crear microempresas con una visión más americana que mexicana.

Tampoco aborda lo suficientemente las afectaciones que viene teniendo el área arable por las nuevas políticas gubernamentales de la macroeconomía que se expresan en desalojos de la población rural para levantar las grandes obras de infraestructura, como represas, explotaciones mineras y desarrollos forestales comerciales, en especial, cultivo de la palma africana.

Situaciones que no son privativas de México, sino comunes a toda Latinoamérica, como lo ha expuesto, en reiteradas ocasiones, el economista e investigador Agustín Ávila, quien ha dado un seguimiento puntual del crecimiento de la palma africana desde las zonas de la Amazonía hasta el sureste de México o las muchas informaciones que ha compartido la joven comunicóloga Mariela Aduvire, de Tacna, Perú, sobre los impactos de las mineras en este país inca, por citar sólo algunos casos.

El objetivo de Rimisp con estos estudios es incidir en las políticas públicas de los países latinoamericanos donde tiene presencia, que son México, Perú, Colombia y Ecuador para dar mayor equilibrio a la relación campo-ciudad, con dedicatoria especial a los jóvenes rurales que suman, actualmente más de 14 millones, en México

“Un hallazgo importante del Diagnóstico en la revisión de políticas públicas es que existen componentes aislados de programas económicos (por ejemplo, el denominado Arráigate, de la Secretaría de Agricultura) con baja cobertura y cuyos efectos no han sido evaluados. Otros apoyos productivos (de Prospera, Inaes, Inadem) prometen, pero tienen recursos limitados y no sabemos si llegan a las y los jóvenes”, indica.

Precisa que “asimismo, falta coordinación entre los apoyos que requieren las y los jóvenes a lo largo de su vida (en educación, para incorporarse al mercado laboral, emprendimiento donde la inclusión laboral es limitada, entre otros). Por último, la cobertura rural de programas laborales y de emprendimiento es casi nula”.

El diagnóstico citado fue resultado de una participación de más de más de 60 personas –de organizaciones sociales, entre ellos representativos del campo y de jóvenes rurales, académicos, legisladores, autoridades estatales y federales y de organismos internacionales– que el pasado 30 de noviembre inició trabajos el Grupo de Diálogo Rural México (GDR México).

Este Grupo es parte de una iniciativa mayor de Grupos de Diálogo Rural, apoyada por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) desde 2010 y que hoy día está presente en Colombia, Ecuador, Perú y México, facilitada por Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.

El documento está disponible en la página web de Rimisp, www.rimisp.org

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