Es posible la recuperación funcional de la esquizofrenia

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Ciudad de México, 15 de junio de 2022.- Alrededor de un millón de personas en México viven con esquizofrenia, una enfermedad compleja, que tiene un impacto significativo en el individuo y sus familias y para la que no hay cura; no obstante, con un abordaje temprano -de ser posible, desde el primer episodio psicótico- y con el adecuado tratamiento, muchos pacientes pueden recuperarse e, incluso, recobrar su funcionalidad, de acuerdo con expertos médicos que participaron en el 2do Lundbeck Mental Health Press Day 2022, en el segmento “Esquizofrenia, cerrando el círculo: del síntoma a la recuperación funcional”.

La esquizofrenia es un trastorno mental grave caracterizado por una distorsión del pensamiento, percepciones y emociones, así como del lenguaje, la conciencia propia y la conducta. Se estima que afecta a más de 21 millones de personas en el mundo. Se trata de una enfermedad que suele presentarse en la juventud: las edades más comunes para que se desarrolle son de 14 a 25 años en varones y de 25 a 35 en mujeres.

La palabra psicosis se utiliza para describir un estado de la mente en el que se pierde el contacto con la realidad y se altera la forma en la que la persona se relaciona con el mundo. Cuando las experiencias psicóticas se mantienen en el tiempo y requieren de un proceso de recuperación y tratamiento especializado, hablamos de esquizofrenia.

Importancia del primer episodio
Se desconocen con exactitud las causas de la enfermedad, aunque ciertos factores parecen aumentar el riesgo de desencadenarla. “Un primer episodio de psicosis puede surgir como resultado de muchos padecimientos: enfermedades neurológicas como las encefalitis autoinmunes, padecimientos por el uso de sustancias como cannabis y alucinógenos, y otros padecimientos psiquiátricos como la esquizofrenia, la depresión mayor o el trastorno bipolar”, explicó Jesús Ramírez-Bermúdez, médico neuropsiquiatra del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México.
En este sentido, destacó la importancia del abordaje del diagnóstico del primer episodio psicótico: “Es esencial para esclarecer las causas y establecer un tratamiento adecuado y consideraciones acerca del pronóstico”, señaló. El primer episodio implica riesgos significativos para la salud y la seguridad de las personas que atraviesan esta difícil circunstancia.

De los síntomas al tratamiento precoz
No hay un análisis de sangre, un escáner cerebral o una biopsia que nos pueda indicar que una persona tiene esquizofrenia. Por tanto, se debe prestar atención a los síntomas que pueden ayudar a identificar que una persona está sufriendo un episodio psicótico. Estos síntomas pueden ser positivos y negativos, sin que ello signifique que unos sean ‘favorables’ y otros ‘desfavorables’. Entre los síntomas positivos encontramos ideas delirantes, alucinaciones o habla desorganizada; entre los negativos, aislamiento social y motivación reducida.

La identificación precoz de estos síntomas es clave: se considera que, tras un primer episodio de esquizofrenia, prácticamente todos los pacientes se recuperan; tras un segundo brote, uno de cada seis pacientes no va a alcanzar el grado de recuperación y rendimiento previo. Hay que tener en cuenta, además, que alrededor de tres cuartas partes de las personas a las que se les ha diagnosticado esquizofrenia experimentarán una recaída y, aproximadamente, una quinta parte tendrá síntomas a largo plazo y discapacidad.

La esquizofrenia, han insistido los expertos, no tiene cura. Ahora bien, sí puede tratarse y, en este sentido, las guías de tratamiento recomiendan un enfoque combinado con fármacos e intervenciones psicológicas, tanto para el primer episodio de psicosis como para las exacerbaciones agudas y la prevención de una recaída.

En la fase aguda de una esquizofrenia, los medicamentos -antipsicóticos típicos y atípicos- constituyen la base del tratamiento. Se considera que el inicio rápido del tratamiento farmacológico es vital, especialmente dentro de los cinco años posteriores al primer episodio agudo, ya que en esta etapa ocurre la mayoría de los cambios neurológicos relacionados con el trastorno mental y se considera que un tratamiento rápido podría evitarlos.

“Mientras más pronto se establece un diagnóstico y un tratamiento, más pronto se pueden tomar medidas para mejorar las capacidades del individuo, para disminuir el sufrimiento y los riesgos a la integridad personal y, en última instancia, para recuperar su autodeterminación y su reintegración social”, aseguró.

Objetivo: la recuperación funcional
Cuando hablamos de recuperación, podemos estar refiriéndonos a dos cosas diferentes. Se trataría de la recuperación clínica y de la recuperación funcional. Sin embargo, los dos conceptos pueden superponerse.

• Recuperación clínica o sintomática: implicaría que la persona ya no tiene síntomas de este trastorno.
• Recuperación funcional: implica no solo la remisión de los síntomas, sino una mayor autonomía para manejar la propia vida.

El objetivo es la recuperación funcional, que implica ir más allá del control de los síntomas para enfocarnos en recobrar la capacidad del paciente para realizar las actividades que son relevantes para su propia vida. “La recuperación funcional requiere, por lo tanto, un control de los síntomas, pero también un mejoramiento de los mecanismos cognitivos, emocionales y motivacionales mediante una combinación de tratamiento farmacológico y psicosocial”.

Hasta hace poco, esta visión esperanzadora de la esquizofrenia no se creía posible. Hoy, la evidencia disponible indica que 1 de cada 7 pacientes con esquizofrenia puede alcanzar la recuperación funcional si dispone de adecuado tratamiento farmacológico y psicosocial, concluyó Ramírez-Bermúdez.

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