El presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, quien ha negado abiertamente la evidencia científica sobre el cambio climático y ha expresado en sus redes sociales que “el concepto de calentamiento global fue inventado por los chinos para lograr que la industria norteamericana dejara de ser competitiva”, no es un fenómeno exclusivo de la actual administración, sino el resultado de un proceso histórico.

La historia de Estados Unidos muestra que han sido varios los tratados multilaterales ambientales que no fueron ratificados en su momento: el Estatuto de Biotecnología e Ingeniería Genética, los Convenios sobre Protección, Agua y Lagos Fronterizos (1978), de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (1982), el de Basilea sobre Control de Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos (1990), los Protocolos de Estocolmo sobre Contaminantes Persistentes (2001), el de Kyoto (2005), el de Nagoya sobre Biodiversidad y Acceso a Recursos Genéticos (2014) y la actual incertidumbre de si revalidan o no el Acuerdo de París.

“El no ratificar los tratados multilaterales relacionados con el medio ambiente desde los años 70 evidencia que el tema del cambio climático que ahora resalta con Donald Trump no es nuevo; es parte de la raíz conservadora de los Estados Unidos.(…) Aunado a lo anterior, para las recientes elecciones presidenciales, los únicos candidatos que aceptaban la evidencia científica sobre el cambio climático eran Hillary Clinton y Bernie Sanders, de ahí en fuera todos los demás candidatos negaban de alguna forma los efectos de los gases con efecto invernadero”, comentó el director de vinculación del Instituto Mora, Simone Lucatello.

El principal argumento del actual gobierno de Estados Unidos es que las políticas ambientales están fuera de control y las regulaciones representan un freno a la economía americana son un falso discurso, explicó Lucatello, en la conferencia ¿Qué esperamos para el cambio climático en la era de Trump?, que se llevó a cabo ayer en el auditorio Nabor Carrillo, de la Dirección General de Bibliotecas de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), organizada por el Programa de Investigación en Cambio Climático, coordinado por Carlos Gay.

“En los últimos 20 años, la mayoría de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) han adoptado diferentes medidas regulatorias ambientales en forma de leyes, acuerdos y políticas ambientales. (…) No obstante, de la aplicación de dichas políticas, Estados Unidos han aumentado su Producto Interno Bruto un 30 por ciento entre 2000 y 2015 y, al mismo tiempo, redujo las emisiones de carbono un 10 por ciento. Varios estados han crecido con procesos de descarbonización, hubo un aumento de empleos verdes y decenas de otras mejoras económicas debido al tema del crecimiento verde”, señaló Lucatetello.

A pesar de la evidencia científica que se ha generado alrededor del mundo sobre los efectos perjudiciales del cambio climático, la corriente negacionista ideológico-corporativista revela que existe un grupo empresarial que ha estado detrás de la salida de los Estados Unidos de tratados multilaterales a favor del medio ambiente por cuestiones personales, expuso Fausto Quintana Solórzano, doctor en ciencias políticas y sociales de la Unam, institución que forma parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Fccyt).

“Existe esta corriente que ha negado el cambio climático, pero no como un hecho científico. En realidad, en el fondo de este argumento está el interés de las empresas americanas y las transnacionales de garantizar las inversiones y ganancias de las mismas. (…) Las empresas están financiando, a través de una asociación corporativista, investigaciones que continuamente nieguen el cambio climático. Por ello, es que se puede ver en los siguientes años que hay un incremento de publicaciones de esta naturaleza, además de que esto provoca que se cancelen encuentros internacionales sobre este tema”, explicó Quintana Solórzano.

Como evidencia de que se anteponen los intereses económicos del empresariado estadounidense por encima del bien mundial, “el gabinete que ha propuesto Donald Trump, que aún no ha sido aprobado por el Congreso de su país, sería el más rico en la historia de los Estados Unidos. La suma de sus fortunas proviene en mayor medida del sector energético y es la más grande de todas las épocas”, evidenció la doctora en sociología por la Universidad de Carleton, Canadá, Verónica Vázquez García.

Con la finalidad de menospreciar todas las publicaciones científicas en torno al medio ambiente, Trump ha dicho que las mismas serán revisadas por políticos. “Es el control de la ideología política sobre los reportes científicos, el sector académico de Estados Unidos está proponiendo una marcha, como lo hicieron las mujeres. Yo me imagino a los miembros del Sistema Nacional de Investigadores organizándonos por este tipo de ataques y salir a la calle para exigir nuestros derechos”, indicó Vázquez García.

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