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La denominación cristiana más grande del mundo pareciera estar muy alejada del ámbito secular de la industria de la moda, pero en una de las principales exposiciones en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se argumenta que los dos ámbitos convergen y, en ocasiones, de manera inesperada.

La exposición “Heavenly Bodies: Fashion and the Catholic Imagination” (Cuerpos Celestiales: La moda y la imaginación católica) revela la manera como la imaginería católica dio forma a innovadores diseños de moda durante el siglo XX y principios del siglo XXI. El curador Andrew Bolton señala que la influencia no siempre ha sido unilateral.

Bolton, que pronunció unas palabras durante la inauguración de la exposición y en una entrevista grabada en vídeo, explica el motivo por el cual el museo destaca un entrelazamiento entre la religión y la moda.

La vestimenta “es central en cualquier conversación sobre religión: Afirma lealtades religiosas y, por ende, reafirma diferencias religiosas”, indicó Bolton. “Y aunque algunos podrían considerar la moda como una búsqueda frívola lejos de la santidad de la religión, la mayoría de las vestimentas usadas por el clero secular y las órdenes religiosas de la Iglesia católica tienen sus orígenes en la vestimenta secular.”

La exposición Heavenly Bodies es la mayor obra jamás realizada por el Instituto de Trajes del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, que presenta más de 40 artículos prestados por el Vaticano además de creaciones de alta costura y confección inspiradas en vestimentas religiosas, rituales o arte sagrado vinculado al catolicismo (el actual pontífice, el papa Francisco, viste más sencillo que sus antecesores).

La exposición se distribuye en múltiples galerías dentro de la ubicación del museo en la Quinta Avenida y también ocupa parte de The Cloisters, que es la filial del museo situada en la parte alta de la ciudad y que fue construida a partir de elementos de monasterios franceses. Los visitantes del museo, señaló Bolton, se encontrarán con una serie de “diálogos” entre la moda y el arte religioso a medida que pasen de una sección a otra.

Entre los tesoros del Vaticano se encuentra una tiara de tres niveles adornada con 19,000 gemas (diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas), entregada por la reina Isabel II de España al papa Pío IX en 1854. Algunas de las elaboradas vestimentas papales, todas hechas a mano, tardaron 16 años en hacerse.

Por otra parte, las pasarelas, en su mayoría de diseñadores de origen católico, están agrupadas con obras de arte medieval de temática católica de las colecciones del museo, lo que ofrece un contexto histórico para cada conjunto.

No es de extrañar que las dramáticas siluetas de la vestimenta religiosa católica hayan encontrado su lugar en las creaciones de los diseñadores de moda.

El modisto español Cristóbal Balenciaga, un católico devoto, creó un vestido de novia que recuerda los vestidos en forma de cono que se ven en las estatuas de la Virgen María. El vestido diseñado por Balenciaga se exhibe en The Cloisters, junto con un vestido de novia creado por Karl Lagerfeld que se asemeja a la sotana de un monaguillo y otros conjuntos con matices eclesiásticos.

Aunque algunos diseñadores podrían evocar la imaginería religiosa como una provocación, “la mayoría … están comprometidos con ella desde la nostalgia” y por su trascendental belleza, expresó Bolton.

Al describir la exposición como “una peregrinación”, agregó: “Espero que uno de los mensajes de la exposición sea que el catolicismo tiene un sistema de creencias que inspira algunas de las obras de arte más extraordinarias”.

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