A partir del 21 de mayo próximo, inicia la serie de conciertos Allegro Sinfónico para Niños, en el Auditorio Nacional, lo cual constituye una oportunidad magnífica para que más jóvenes, inclusive con sus familias, se acerquen a la música clásica con obras lúdicas.

Aunque los niños son los principales destinatarios de esta nueva serie de conciertos, la cual permitirá que el Auditorio Nacional convoque a familias y, en especial, a menores que están en una edad propicia para entrar en contacto con las expresiones artísticas del más alto nivel, es necesario conocer algún contexto de las obras que se presentarán.

Obras de Saint-Saëns, Britten, Strauss II, Prokófiev, Dukas y Ravel, con la participación del locutor Toño Esquinca como narrador. La iniciativa del Auditorio Nacional es para acercar a los jóvenes escuchas a la música sinfónica.

El día para el primer concierto se ha establecido con la idea de abrir el aforo total del recinto y dar oportunidad a que un mayor número de personas disfruten de estas presentaciones, en una fecha posterior a las vacaciones de Semana Santa, ya que este espectáculo se ha ideado con la intención de que la asistencia sienta este recinto como un espacio en el que se encuentran el arte y el público, y un lugar para iniciar a nuevos públicos de los géneros clásicos.

La Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la dirección del maestro Alfredo Ibarra, con el popular locutor Toño Esquinca como narrador, inaugurará esta serie con un programa integrado por El carnaval de los animales, de Camille Saint-Saëns; La guía orquestal para jóvenes, de Benjamin Britten; la obertura de El barbero de Sevilla, de Gioachino Rossini, y la polka Rayos y truenos, de Johann Strauss II.

Cuando El carnaval de los animales fue escrita en 1886, mucha gente no había tenido la oportunidad de ver animales silvestres en vivo: los conocía por grabados en periódicos, libros, etiquetas de todo tipo de productos. En aquella época los zoológicos modernos eran aún escasos. Lo que el francés Camille Saint-Saëns (1835-1921) se propuso con esta suite fue crear una broma musical destinada a los días de carnaval, presentando especies muy diversas de animales: leones, gallinas, tortugas, canguros, burros, cisnes, peces y otros más.

A la manera de Carl Stalling, quien sonorizó las caricaturas de Warner Brothers haciendo una mezcla de compositores y obras, Saint-Saëns empleó en esta obra música de otros compositores, situándola en un contexto muy distinto del original -Tortugas recurre al can-can de Orfeo en los infiernos de Jacques Offenbach, interpretándolo en tempo lento; L’Éléphant es la Danse des sylphes de Héctor Berlioz, en una tesitura más grave, etcétera-.

Este divertimento fue tocado inicialmente sólo ante amigos de Saint-Saëns mientras éste vivía, pero en su testamento dispuso que tras su deceso la suite fuera publicado y desde entonces es una pieza emblemática para acercar a los niños a la música clásica.

Benjamin Britten (1913-1976) fue un compositor británico que profesó gran amor por los temas clásicos y populares de su tierra, de allí que en su vasto corpus hay referencias a relatos y mitos como la leyenda artúrica y Shakespeare (como se aprecia en The Fairy Queen). En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, recibió el encargo ministerial de componer una pieza de carácter didáctico que sería filmada, teniendo como protagonista central a la Orquesta Sinfónica de Londres, cuyo propósito era contribuir a la renovación del público en las salas de conciertos, difundir el patrimonio musical y elevar el nivel cultural de la población.

Britten decidió realizar un homenaje a la cultura inglesa echando mano de un tema compuesto 300 años atrás por un compatriota suyo: Henry Purcell. La guía orquestal para jóvenes (The Young Person’s Guide to the Orchestra), Op. 34, se escuchó primero en la película documental educativa The Instruments of the Orchestra (Los instrumentos de la orquesta) y desde entonces es una de las piezas más conocidas del compositor. La influencia de esta obra es tan grande que el guitarrista Robert Fripp bautizó en 1976 la primera antología de su grupo King Crimson como The Young Person’s Guide To King Crimson.https://youtu.be/kYNjY9p4c1E

Muchas generaciones vinculan la Obertura de El barbero de Sevilla (1816) de Gioachino Rossini (1792-1868) con la caricatura El conejo de Sevilla (1950), estelarizada por Bugs Bunnny y Elmer J. Fudd, en la que el cazador, metido en un teatro, es sometido a una afeitada y a otras situaciones inverosímiles a manos del célebre conejo. Semejante referencia debería bastar para dar cuenta del poder exultante de la música del autor de La urraca ladrona (1817).

Si bien ya sumaba varias óperas bufas en su haber, Rossini alcanzó una popularidad inmensa con la trilogía de comedias de ambiente andaluz trazadas por el dramaturgo Pierre-Augustin de Beaumarchais: El barbero de Sevilla, Las bodas de Fígaro y La madre culpable. La trama de la primera había sido ya usada en una ópera y en virtud de que Rossini deseaba estrenarla lo más pronto posible, la escribió en un mes, valiéndose del reciclaje de varias obras suyas. La vigencia y encanto de un barbero que por unos billetes es capaz de suscitar intrigas y enredos sigue siendo famosa.

El conejo de Sevilla: http://www.dailymotion.com/video/x2o5y7d

El frenesí que en la segunda mitad del siglo XIX provocaron el vals El Danubio Azul y la polka Rayos y truenos, de Johann Strauss II (1825-1899) fue tan amplio en todos los sectores sociales de Viena y de muchas naciones europeas, que en 1890 una encuesta situó al «Rey del Vals» como el tercer europeo más admirado, después de la reina Victoria del Reino Unido y del estadista y político alemán Bismarck.

Acusado por espíritus conservadores de promover danzas «que agitan la sangre como la picadura de una tarántula» (de acuerdo con el historiador Derek Carew), Strauss II publicó su polka Truenos y rayos en 1868. En aquella época, la música se publicaba en partituras baratas para ponerla al alcance de intérpretes noveles, aficionados y profesionales que las ejecutaban lo mismo en modestas casas, palacios, salones de baile y tabernas. Además de que se bailaba sin soltar a la pareja, la polka era el género más frenético de la época. Un diccionario de términos de baile indica que la polka, para ser efectiva, ha de ser ejecutada con un tempo de 104 pulsos por minuto. Una barbaridad.
Polka Truenos y relámpagos: https://youtu.be/u2epZBD7F-E

Este concierto de la temporada Allegro Sinfónico para Niños se llevará a cabo el domingo 21 de mayo a las 17:00 horas en el Auditorio Nacional (Reforma 50, Bosque de Chapultepec). Boletos: De $250 a $950, a la venta en las taquillas del foro sin cargo extra y en el sistema Ticketmaster.

Anuncio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí