La Voz de América/ShareAmerica
Invertir en la educación, salud y bienestar de las niñas de diez años de edad puede resultar en enormes dividendos para la economía y el desarrollo, según un reciente informe de Naciones Unidas.
Globalmente se tiende a favorecer a los niños sobre las niñas. Esto es particularmente cierto en el mundo en desarrollo, donde los datos revelan que la discriminación contra las niñas las priva de recibir una educación y las hace vulnerables a prácticas dañinas.
Un reciente informe del Fondo de Población de la ONU sobre el estado de la población mundial en 2016 señala que más de la mitad de los 65 millones de niñas de diez años de edad viven en 48 países con la peor desigualdad de género. Indica que esas niñas tienen menos posibilidades que los niños de recibir una educación, que muchas son forzadas al matrimonio, al trabajo infantil y a la mutilación genital femenina.
La edad de diez años es determinante para las niñas de todas partes, porque es entonces que generalmente se llega a la pubertad. Una niña que llega a la pubertad es considerada como una mercadería que puede ser vendida o canjeada, dice Ramiz Alakbarov, director de la División de Programas del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
“Para millones de niñas la llegada de la pubertad marca el comienzo de una larga vida de pobreza, falta de poder y oportunidades perdidas. Cada día se les cierran las puertas del futuro a estas niñas porque se les frena el desarrollo de su vida, de crecer de una manera natural y son encaminadas en otra dirección”, dijo Alakbarov, de la ONU.
Por ello, un país que educa a sus niñas les mejora no solamente el futuro a ellas sino a toda la sociedad. Los países en desarrollo que permiten a las niñas completar la educación secundaria ganarán dividendos económicos de hasta 21,000 millones de dólares al año, indica el informe de la ONU.
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