Bastó con que Donald Trump firmara ayer la orden ejecutiva para retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), tal como lo había prometido durante su campaña presidencial, para que este acuerdo comercial comenzará a desmoronarse.

Esta mañana, Chile anunció la salida del acuerdo, mientras los demás países latinoamericanos que lo integrarían mantienen discreto silencio, aunque con visibles señas de seguir el mismo camino de retirada del TPP.

Fuertemente promovido por Estados Unidos, el tratado involucraba a 11 países: Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunéi, Singapur, Vietnam, Canadá y los latinoamericanos México, Perú y Chile.

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) se proyectó como un tratado de libre comercio multilateral, negociado en secreto durante cinco años, que fue finalmente firmado por los gobiernos de los países negociadores en febrero de 2015. De inmediato, se envió a los respectivos Congresos de cada país para su aprobación, previo análisis y, en algunos casos, con consultas populares.

Hasta ahí llegó. La campaña presidencial de Trump colocó entre paréntesis tales análisis legislativos y paralizó su posterior desarrollo.

En sus 30 capítulos, el acuerdo regula un gran número de temáticas, que van desde el comercio de lácteos hasta la regulación laboral, pasando por derechos de autor, patentes, inversiones estatales y medio ambiente.

Las negociaciones del TPP comenzaron en marzo del 2010 y, a pesar de iniciativas en todo el mundo como “TPP Abierto”, fueron sostenidas de espalda a la comunidad de los países afectados. Así, los textos del acuerdo fueron acordados sólo por gobiernos y lobistas, sin ningún estándar mínimo de transparencia y participación. La única fuente de información para la ciudadana fueron las filtraciones de los capítulos de Propiedad Intelectual, Inversiones y Medio Ambiente, en distintas ocasiones.

El análisis que constantemente la sociedad civil hizo de las filtraciones y, finalmente, del texto oficial firmado a principios del año 2016, confirmaban la alerta mundial.

Según analistas financieros internacionales, la administración de Trump está usando su capital político para implementar medidas proteccionistas, como la orden de salir del TPP, renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) y la advertencia sobre un “un gran impuesto fronterizo” que estaría por venir.

“Si se van a otro país (…) vamos a tener que gravar los productos que ingresen (a Estados Unidos) con un gran impuesto fronterizo, el cual considero que es justo”,
habría dicho Trump, y en la agenda del nuevo gobierno estadounidense la prioridad de manera clara es el lema: “América, primero”, lo que iniciará con una oleada de políticas comerciales de corte proteccionista, agregan los analistas.

Según estos mismo observadores, en un desayuno con empresarios de alto perfil, Trump aseguró que las firmas estadounidenses deben prepararse para la implementación de un nuevo impuesto fronterizo. A la reunión asistieron los directores generales de Ford, Dell, Whirlpool, Lockheed Martin, Dow Chemical, Johnson & Johnson, U.S. Steel y Space X, entre otras empresas.

Para el caso de México, Trump insistió en su promesa de imponer un arancel de 35 por ciento a las exportaciones mexicanas y de 45 por ciento a las exportaciones chinas. El déficit comercial se convirtió en el indicador por excelencia de la política económica del presidente norteamericano.

Las respuestas surgieron de inmediato
Hoy, el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, reconoció que TPP ya no es parte de la agenda del Palacio de La Moneda, luego que Estados Unidos abandonara este proyecto de asociación económica.

Precisó que «el TPP tal cual lo conocíamos ya no está sobre la mesa. Eso no significa, sin embargo, que Chile cambie de rumbo. Nos interesa seguir avanzando en la integración con países de la región Asia-Pacífico».

Anunció que el texto ya no será enviado para su aprobación al Congreso, aunque aclaró que Chile persistirá en el camino de la integración y apertura al mundo».

Para mantenerse como se proyectó, requería la aprobación de Estados Unidos y Japón. La Unión Americana ya se retiró y el gobierno nipón guarda silencio.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien se entrevistará con Trump, el próximo 31 de este mes, lleva como tema principal de conversación el Tlcan, sea para revisarlo o para deshacerlo. Parece que no hay otra alternativa, al menos no, por el momento.

Otro de los países latinoamericanos involucrados es Perú, el cual que pareciera caminar el mismo sendero que sus anteriores compañeros de viaje con el TPP.

Mariela Aduvire, comunicóloga de Tacna, Perú, nos reportó esta mañana que no había todavía una claridad sobre este tema, aunque la percepción popular giraba en torno a una desvinculación de Trump hacia Latinoamérica.

“Hasta el momento, no he escuchado una pronunciación de políticos acerca de tema”, agregó Aduvire.

La percepción de la población de Tacna es importante dentro de una visión comarcal, porque esta población se ubica en la frontera sur peruana, limítrofe con la norteña chilena Arica, cuyas poblaciones recientemente formalizaron un área de libre comercio, similar a la que mantuvo México con el sur de Estados Unidos, durante muchas décadas y que consolidaron una amplia franja de autodesarrollo compartido.

Sin embargo, el portal noticioso MSN México explayó hoy una visión de lo que podría ocurrir en el país andino, a partir de lo expuesto por Trump.

Bajo el sugestivo encabezado: “¿Cómo le afecta a Perú la salida de Estados Unidos del TPP?”, la información subraya que “cuando el nuevo gobierno de Pedro Pablo Kuczynski asumió el poder, el pasado julio, una de las incertidumbres fue cuál sería su posición respecto al TPP, debido a que debía ser ratificado por el Congreso”.

Sostiene que “el actual ministro de Comercio Exterior, Eduardo Ferreyros, indicó —al asumir su cartera— que consideraba el TPP importante y precisó que buscaba trabajar con los congresistas de todas las bancadas para que ellos puedan tomar una decisión informada”.

Agrega que “ese día, Perú21 le consultó a Ferreyros si su cartera contaba con un plan de contingencia si el TPP no era ratificado en el Congreso. Él respondió —en esa oportunidad— que aún no se han puesto en ese escenario. “Falta un tiempo para llegar ahí y, por eso, es importante explicar al Parlamento los beneficios del tratado”, sostuvo el ministro”.

Ferreyros consideraba entonces que “sin Estados Unidos en el acuerdo muchos de los países miembros podrían optar por dejar también el TPP, sin embargo, habría otros que continuaría tal como lo señaló durante Apec 2016 el ex ministro de Nueva Zelanda, John Key”.

Dijo que “Sería ideal que EE.UU. participe, pero si no lo hace, igual será beneficioso para los otros miembros; la integración económica es importante y debe continuar, incluso si Estados Unidos no piensa seguir con el libre comercio”, manifestó Key, en aquella ocasión.

Colombia, que recientemente había manifestado su deseo de integrarse al TPP, hasta el momento, tampoco ha expresado opinión alguna.

Lo cierto es que con el TPP o sin él, el mundo seguirá adelante y, por lo pronto, pareciera ser que el proyecto chino de alternativa al TPP se afianza, cada día, más y más.

China habría tenido alguna intención, en un momento dado de sumarse, más adelante, al TPP, pero, en caso de una persistente negativa, desarrolló un esquema similar como alternativa al ahora, casi moribundo TPP.

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