Dr. Mercola*

Tanto en los Estados Unidos como en todo el mundo, cada vez más personas han convertido en alta prioridad regular sus niveles de azúcar en la sangre.

De hecho, los expertos médicos indican que la diabetes afecta a más de 30 millones de personas en los Estados Unidos y Reino Unido, donde la diabetes tipo 2 — por sí sola — afecta a más de 3.3 millones, tales estadísticas constituyen proporciones epidémicas, según indica el diario británico Daily Star.

Sin embargo, hay esperanza para las personas con altos niveles de azúcar en la sangre, pero eso requiere hacer cambios sencillos en el estilo de vida para reducir el riesgo individual.

Uno de los métodos más predominantes que puede adoptar para reducir su riesgo de desarrollar diabetes o multiplicar los riesgos de salud relacionados con este padecimiento es cambiar sus hábitos alimenticios.

Incluso, puede aliviar los síntomas y regular los altos niveles de azúcar en la sangre relacionados con la diabetes, lo cual con frecuencia está vinculado a los alimentos que consume y evita.

Los investigadores de la Facultad de Medicina Clínica de la Universidad de Cambridge revelaron que algunos alimentos elegidos, los cuales algunos «expertos» han desaconsejado previamente, pueden consumirse o reintroducirse en su alimentación para reducir el riesgo de diabetes tipo 2.

Esto incluye la mantequilla, yogur y queso. El autor principal, Fumiaki Imamura, de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica (MRC) en Cambridge, afirmó que: «Nuestros resultados proporcionan la evidencia global más completa hasta la fecha sobre los biomarcadores de grasas lácteas y su relación con un menor riesgo de diabetes tipo 2.

Somos conscientes de que nuestro trabajo sobre biomarcadores tiene limitaciones y de que se requiere hacer más investigación sobre los mecanismos subyacentes, pero, al menos, la evidencia disponible sobre las grasas lácteas no indica ningún incremento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2».

El autor principal del estudio, Dariush Mozaffarian, decano de la Escuela Friedman de Ciencia y Política Nutricional de la Universidad de Tufts, señala tres aspectos interesantes sobre las «grasas lácteas»; el primero indica que los productos lácteos se recomiendan como parte de una alimentación saludable, tanto en los Estados Unidos como internacionalmente. Más específicamente, el consumo de productos lácteos como el yogur y queso está relacionado con una menor incidencia de diabetes tipo 2.

Sin embargo, ha habido confusión, falta contexto e información errónea con respecto al consumo de grasas saturadas —incluyendo a las que se encuentran en los productos lácteos— no sólo entre la población en general, sino también en la comunidad médica, que probablemente sea la razón por la que Mozaffarian tuvo que agregar:

“Nuestros hallazgos, que miden los biomarcadores de los ácidos grasos consumidos a través de las grasas lácteas, sugieren la necesidad de reexaminar los posibles beneficios metabólicos de las grasas lácteas o alimentos cargados de grasas lácteas, como el queso”.

Cómo elegir sabiamente: advertencias sobre la mantequilla, yogur y queso
El diario británico Daily Mail explica que el punto crucial de la nueva investigación indica que consumir queso podría ayudar a reducir el riesgo de diabetes tipo 2, incluso al reconocer que millones de consumidores siguen directrices alimenticias erróneas, concentradas por asociaciones mal informadas que relacionan a los productos lácteos con calorías y «grasas malas».

Las directrices actuales (y erróneas) sostienen que las grasas saturadas que contienen los productos lácteos deben ser limitadas; la recomendación es no consumir más de tres porciones por día y que los alimentos deben ser libres de grasa o bajos en grasa para evitar elevar los niveles de colesterol LDL y, posteriormente, (y de nuevo de forma equivocada), tener un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.

Si son seguidas, el consumo de productos lácteos recomendado sería igual a 1 cucharadita de mantequilla, 15 gramos (aproximadamente media onza) de queso, 1 taza de yogur o 1 vaso de 8 onzas de leche. Pero ahora, ha habido un cambio importante:

«De hecho, se ha investigado que las grasas saturadas son más beneficiosas que los carbohidratos procesados, como el azúcar y pan blanco, que muchas veces se han relacionado con la diabetes, obesidad y enfermedades cardiacas… Además, otros estudios han demostrado que los productos con grasa entera como los lácteos pueden ser útiles para mantener el peso y otros factores de salud».

Mozzafarian señala que los diferentes alimentos están compuestos de diferentes nutrientes, por lo que, aunque podríamos consumir queso, mantequilla, yogur, leche y carne, afirmar que obtenemos calcio, grasas y proteínas, no es del todo correcto. De hecho, hay una gran diferencia entre la grasa presente en un poco de mantequilla y la de un sándwich de pastrami. Según explica, la razón es:

«Las carnes procesadas podrían tener diferentes efectos en los derrames cerebrales y enfermedades cardíacas, no por la grasa saturada, sino por el sodio y conservadores que contienen. Al final, no sirve tomar decisiones sobre un alimento tan sólo al basarse en algo como la grasa saturada». Sin embargo, no es una buena idea elegir cualquier producto lácteo viejo de la sección de lácteos del supermercado local.

Los productos lácteos de producción convencional tienen un alarmante desequilibrio en su proporción de ácidos grasos omega-3 y omega-6, lo que podría generar mayor riesgo de enfermedades crónicas, por no mencionar los problemas derivados de las Cafo (operaciones concentradas de alimentación animal), como consumir las hormonas, transgénicos (GE) y antibióticos que se les han suministrado a las vacas.

En cambio, debe elegir opciones orgánicas, sin procesar y de animales alimentados con pastura (en vez de productos de animales alimentos con granos) a la hora de comprar leche, queso, mantequilla y yogur.

Debe buscar queso verdadero, elaborado con leche sin pasteurizar para tener acceso a un sabor óptimo y beneficios nutricionales, ya que, a menudo, lo que consideramos como un producto verdadero, en realidad no lo es.

Se ha encontrado que el yogur con grasa entera, de animales alimentados con pastura y sin azúcar podría combatir la inflamación, lo cual se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardíacas y es excelente para la salud intestinal.

Asimismo, la verdadera mantequilla, lejos de ser asesino que se ha pregonado, contiene ácidos grasos de cadena corta, incluyendo al butirato, que puede ayudar a combatir muchas de las principales causas de enfermedad, incluyendo a la diabetes.

Científicos nutricionales solicitan la “reevaluación de las grasas lácteas”
Si bien, hay ventajas al reexaminar la forma en que se percibe el contenido de ácidos grasos en los productos lácteos, los investigadores también indican que no se puede diferenciar entre los alimentos individuales, como el queso, yogur y mantequilla, en relación con los biomarcadores que los miden. Según el comunicado de prensa de Cambridge: «Los biomarcadores son moléculas reveladoras en el cuerpo que pueden medirse con precisión y consistencia y actúan como indicadores del consumo alimenticio».

Como señala Mozaffarian, los biomarcadores del consumo de grasas lácteas podrían estar — y han estado — influenciados por factores que pueden o no estar relacionados con el consumo de lácteos.

Algunos ejemplos incluyen datos limitados de poblaciones no caucásicas y poblaciones en donde los productos lácteos podrían ser diferentes, así como su forma de preparación.

El estudio, publicado en Plos Medicine, formó parte del Consorcio de Investigación de Ácidos Grasos y Resultados (Force),9 que describe su objetivo como, «entender cómo los biomarcadores de ácidos grasos se relacionan con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, cáncer, enfermedad renal crónica y otros padecimientos».

Los científicos utilizaron datos compilados de 16 estudios para comparar cómo casi 64,000 adultos fueron afectados durante 20 años. Su revisión encontró que los participantes que no consumían productos lácteos eran más propensos a desarrollar la enfermedad y, de hecho, 15,100 que no padecían diabetes al inicio, desarrollaron diabetes tipo 2 a lo largo de los siguientes 20 años de seguimiento.

Y, al contrario, «las personas con concentraciones más altas de biomarcadores de grasas lácteas tenían menos posibilidades de contraer la enfermedad». Además: «Cuando se combinaron todos los resultados de los 16 estudios, los investigadores encontraron que las concentraciones más altas de biomarcadores de grasas lácteas estaban relacionadas con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Este menor riesgo fue independiente de otros factores de riesgo significativos para diabetes tipo 2, como la edad, sexo, raza/etnia, estado socioeconómico, actividad física y obesidad.

Por ejemplo, si se hacía una comparación entre las personas que se encontraban en la quinta parte superior de concentraciones de marcadores de grasas lácteas y las personas de la quinta parte inferior de concentraciones, el primer grupo de personas presentaba un riesgo alrededor de 30% menor de diabetes tipo 2».

“La tendencia a los alimentos bajos en grasa estaba equivocada”
Cada vez más personas dentro de la comunidad médica ven la imagen completa, por así decirlo, en relación con la recomendación anterior de optar por opciones de productos lácteos bajos en grasa y sin grasa.

A principios de 2016, la revista Time examinó las Directrices Alimenticias Estadounidenses 2015-2020, presentadas por la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud. En ese momento, aunque las agencias gubernamentales que elaboraron las directrices expresaron que estaban «basadas en la evidencia científica más actual», diversos expertos en el campo de la nutrición aludieron al uso de investigaciones obsoletas y contradictorias.

Walter Willett, presidente del Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública de Harvard, afirmó que la forma en que se compilaron las directrices había sido por medio de una gran manipulación de datos, presión política y aprovechamiento indebido por parte de los fabricantes de alimentos, productores y grupos de intereses especiales.

Seis meses después, la revista Time se refirió a “la existencia de un cuerpo de investigación cada vez mayor que demostraba que la tendencia de la alimentación baja en grasas estaba equivocada”.

Pero, lamentablemente, una encuesta de Gallup informó en 2014 que aproximadamente el doble de la cantidad de personas seguía cuidando su consumo de grasas. A diferencia del número de personas que cuidaban su consumo de carbohidratos. Asimismo, Times añadió: «El nuevo estudio analizó nueve artículos en el que participaron más de 600,000 personas y concluyó que el consumo de mantequilla no está vinculado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y podría tener un efecto ligeramente protector contra la diabetes tipo 2.

Esto contradice la antigua recomendación de evitar la mantequilla porque contiene grasa saturada». En pocas palabras, finalmente entre los círculos de científicos nutricionales se ha difundido la noticia de que evitar las grasas alimenticias, incluyendo a las grasas saturadas, podría causar más perjuicio que beneficio entre los consumidores y pacientes que intentan ser conscientes de sus hábitos alimenticios.

Lo curioso es que el estudio presentado no fue la primera incursión de Mozaffarian en el tema. Otro estudio separado publicado en Circulation cubierto por la revista Time indicaba: «Mozaffarian y sus colegas analizaron la sangre de 3,333 adultos participantes en el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud en Enfermeras, realizado durante aproximadamente 15 años.

Descubrieron que las personas que tenían niveles más altos de tres subproductos diferentes de productos lácteos con grasa entera tenían, en promedio, un riesgo 46% menor de contraer diabetes durante el período de estudio, en comparación con quienes tenían niveles más bajos…

Dado que los productos lácteos con grasa entera contienen más calorías, muchos expertos asumieron que evitarlos reduciría el riesgo de diabetes.

Pero los estudios han encontrado que cuando las personas reducen la cantidad de grasa que consumen, tienden a reemplazarla con azúcar o carbohidratos, los cuales pueden tener peores efectos sobre la insulina y el riesgo de diabetes».

Los síntomas de la diabetes tipo 2 que no debe ignorar
La diabetes es una enfermedad originada por la resistencia a la insulina y, quizás por algo más significativo, una disfunción en la señalización de la leptina, causada por los altos niveles crónicos de insulina y leptina.

Muchas de las personas con diabetes tipo 1 nacen con el padecimiento, mientras que el tipo 2 puede presentarse en cualquier momento. En el caso de la diabetes tipo 2, el problema se debe a que el páncreas no produce suficiente insulina o las células no reaccionan a la insulina producida, ya que se trata de la hormona responsable de regular la cantidad de glucosa en la sangre.

A menudo, cuando las personas padecen diabetes tipo 2 experimentan un sinnúmero de síntomas, muchos están relacionados con la forma en que el cuerpo manifiesta que existe un problema. Cuando la glucosa comienza a acumularse en la sangre en vez de dirigirse a sus células, se producen síntomas físicos.

Muchas personas acuden a su médico y luego comienzan con lo que suele ser un ciclo interminable de “control” médico supervisado de la enfermedad. Por desgracia, la diabetes tipo 2 es una de las principales razones por las que en los últimos años la esperanza de vida en los Estados Unidos ha disminuido en personas cada vez más jóvenes, y quienes son afectados por el padecimiento también manifiestan otros trastornos, como obesidad, enfermedades cardiovasculares, presión arterial alta e incluso cáncer.

Quizás lo que es aún más perturbador son los estudios que demuestran que la mitad de los adultos en los Estados Unidos podrían padecer diabetes o prediabetes. Un número alarmantemente bajo de médicos aborda qué tan posible y crucial es para las personas con diabetes compensar su enfermedad e incluso prevenirla al adoptar estrategias sencillas relacionadas con el consumo alimenticio.

Literalmente, sus alimentos podrían perjudicar o beneficiar su salud. Si considera que desconoce algunos datos con respecto a lo que debe y no debe comer, podría comenzar por obtener más información sobre cómo restaurar su sensibilidad a la leptina e insulina, ambas están directamente vinculadas a la alimentación y ejercicio.

También, podría ser útil saber que el factor responsable de la diabetes tipo 2 y obesidad es el mismo defecto metabólico responsable de la mayoría de los tipos de cáncer, disfunción mitocondrial y síndrome metabólico.

Por lo tanto, para revertir la diabetes la primera medida es abordar su alimentación, pero también debe implementar estrategias para lograr un mayor movimiento en su estilo de vida, consumir menos carbohidratos y azúcar, comer más fibra e incluir grasas saludables, como productos lácteos orgánicos, de animales alimentados con pastura.

¿Cómo puede saber si tiene un problema de azúcar en la sangre? El diario británico Daily Star enlista algunos de los síntomas más comunes en los que debe poner atención, aunque también podría realizarse un análisis sanguíneo:

  • Sed excesiva
  • Hambre constante
  • Pérdida de peso
  • Micción frecuente
  • Cambios de humor
  • Cicatrización de heridas lenta
  • Piel seca y con picazón
  • Vista borrosa
  • Fatiga
  • Dolor o entumecimiento de los pies
  • Infecciones del tracto urinario (UTIs) y por levaduras
  • Insomnio

Si aún no se le ha diagnosticado —o sus niveles de azúcar en la sangre son más altos de lo normal, pero no lo suficientemente altos como para ser diagnosticado con diabetes— nunca es demasiado tarde (o temprano) para combatirla antes de que comience a sufrir daño cardíaco, en la sangre, vasos, riñones, ojos, encías, dientes y sistema neurológico.

La investigación ha dejado claro que, si le han convencido de que consumir productos lácteos con grasa entera podría hacerle daño, puede estar seguro de que la investigación más reciente está cambiando una industria que «ha causado alarma» durante tanto tiempo.

Ahora, es el momento de incluir más manteca de cerdo, queso y otros productos lácteos saludables en su alimentación cotidiana y combatir la diabetes desde adentro hacia afuera.

* El Dr. Joseph Mercola es un ameritado médico norteamericano que promueve los tratamientos de salud alterna. Su artículos se traducen a varios idiomas y cuenta con miles de seguidores en todo el mundo.

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