«The Power of the Placebo» es un documental que habla justamente de eso: Placebos; Cómo funcionan y cómo pueden aprovechar su poder curativo. El hecho es que las «pastillas ficticias» en efecto si funcionan, y a veces mucho mejor de lo que nadie podría haber imaginado.
Por ejemplo, los ensayos demuestran que las personas a menudo reaccionan a un placebo casi de la misma manera a la que reaccionan con un medicamento real.
Se ha demostrado que los placebos producen la liberación de dopamina y otras respuestas químicas, lo que imita los efectos de los medicamentos sin tener que tomar un ingrediente activo.
Por definición, un placebo es una sustancia inerte que no tiene ningún efecto en su cuerpo. En la investigación médica, los placebos tales como las pastillas de azúcar se utilizan como controles contra los efectos de los medicamentos experimentales que van a ser monitoreados (también en forma de pastillas).
Sin embargo, el efecto placebo, en el que el paciente cree que está recibiendo un medicamento real y posteriormente mejora a pesar de no recibir ninguna sustancia activa en absoluto, se ha convertido en un fenómeno bien reconocido.
También funciona con procedimientos quirúrgicos. ¡Al igual que los medicamentos, el placebo o la cirugía simulada se ha demostrado producir resultados que son iguales a la cirugía real, a pesar de que el problema físico no fue tocado de ninguna manera!
El poder de su mente
La investigación sugiere que este poder de creencia puede ser una enorme fuerza curativa. Algunos estudios sobre el efecto placebo inclusive han llegado a la conclusión de que muchos tratamientos convencionales «funcionan» debido al efecto placebo y algo más.
Curiosamente, investigaciones más recientes revelan que el poder del efecto placebo se está haciendo popular entre las personas en los Estados Unidos y está teniendo un impacto dramático en el desarrollo de nuevos analgésicos.
Para las compañías farmacéuticas cada vez es más difícil hacer que los analgésicos destaquen en ensayos clínicos, porque a medida que incrementa el número de personas que responden a los placebos, es más difícil demostrar que el medicamento en realidad funcione.
Un experimento inusual presentado en el documental involucró a ciclistas profesionales. Se les dijo que tomaron un suplemento estándar de cafeína para aumentar el rendimiento, o un nuevo suplemento, con el objetivo de mejorar el rendimiento en mayor grado a diferencia de la pastilla estándar.
Sin embargo, hubo un giro. Ambas pastillas eran placebo, no contenían más que harina de maíz. Se les pidió a los corredores que hicieran un ciclo a su máxima capacidad dos veces al día. La primera carrera era establecer sus puntos de referencia máximos y la segunda evaluar el efecto del suplemento.
Curiosamente, aunque los corredores estaban cansados y no recibieron ningún potenciador del rendimiento activo, la mitad de ellos aumentaron la velocidad en la segunda carrera.
El placebo incluso hizo que un ciclista rompiera su propio récord de velocidad. Después de cientos de experimentos similares realizados en atletas, este tipo de resultados realmente son la norma.
En general, los placebos mejoran el rendimiento atlético en un 3%, lo que puede ayudarle a lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, en lugar de colocarlo en los primeros 10 lugares. Si bien el 3 % no suena como un número elevado, es una mejora dramática en el mundo de los deportes profesionales.
La cirugía falsa funciona tan bien como la verdadera
Muchos se precipitan a concluir que el efecto placebo es responsable de los beneficios de los tratamientos alternativos y suplementos naturales –la implicación es que el tratamiento en realidad no funciona y cualquier beneficio es «psicológico».
Pocos se toman el tiempo para considerar el hecho de que muchos de los beneficios de los medicamentos convencionales y otras intervenciones también se deben al efecto placebo. Y, desafortunadamente, los medicamentos tienen el inconveniente añadido de causar efectos secundarios muy reales y adversos.
Uno de los ejemplos más dramáticos de esto fue un clásico estudio de una cirugía de rodilla que fue publicado en 2002.
Este ensayo a doble ciego, controlado con placebo y multicéntrico no sólo demuestra el poder de su mente en la curación, sino también revela que la mayoría de las cirugías de osteoartritis para la rodilla son un desfalco de dinero.
Los resultados de este estudio demuestran que la cirugía no es la razón de estas mejoras; todo se debe al efecto placebo. Más precisamente, es la capacidad de su cerebro para crear la curación cuando cree que debería ser el resultado de la cirugía.
Como señalaron los autores: «En este ensayo controlado en el que participaron pacientes con osteoartritis de rodilla, los resultados después del lavado artroscópico o desbridamiento artroscópico no fueron mejores que los de un procedimiento con placebo».
La sanación después de la cirugía de rodilla es la causada del efecto placebo
Otro estudio, publicado en 2013, también encontró que la cirugía artroscópica de rodilla para las desgarres meniscales degenerativos no proporciona más beneficio que la «cirugía simulada».
En el post-operatorio de un año, todos los pacientes, independientemente de se sometían a la cirugía real o simulada, reportaron tener cantidades iguales de reducción del dolor, lo que hizo que los investigadores concluyeran que la cirugía de rodilla real no ofrece mejores resultados que la cirugía simulada (placebo)
La cirugía de menisco por artroscopia es el procedimiento ortopédico más común en los Estados Unidos. Según este estudio, se realizan unas 700,000 veces al año representando un valor de $4 mil millones de dólares.
Sin embargo, de acuerdo con estos hallazgos, cualquier afirmación de que la cirugía es «la mejor opción» o «sólo» para el dolor osteoartrítico de la rodilla, es una vil mentira.
Por lo tanto, considere este tipo de descubrimientos al momento de considerar sus opciones de tratamiento. Recordar que su mente tiene el poder curativo puede ayudarle a encontrar una alternativa más segura y menos costosa que los procedimientos convencionales, que pueden tener consecuencias adversas permanentes.
Cirugía placebo incluso funciona en columnas fracturadas
Un ensayo de cirugía simulada similar se muestra en el documental destacado. La vertebroplastia es un procedimiento en el que se repara la columna fracturada al inyectar cemento quirúrgico óseo. Sin embargo, un médico se dio cuenta de una extraña anomalía.
Algunos pacientes, que por cualquier razón recibieron tratamiento en las vértebras incorrectas, obtuvieron alivio del dolor. Así que decidió emprender un ensayo con placebo. Algunos pacientes se sometieron al procedimiento real y otros recibieron cirugía simulada.
Bonnie, una de las pacientes ancianas en el estudio, quien se fracturó la espalda en una caída, sintió alivio inmediato después de la cirugía simulada. Como se indica en el documental, «el procedimiento transformó su vida». Al haber reducido significativamente el dolor, volvió a recuperar sus niveles de actividad. Dentro de una semana de la inyección volvió a jugar golf todos los días.
Y, sin embargo, nada se le hizo a su columna, excepto entumecimiento del área y una falsa inyección de cemento. Curiosamente, Bonnie se había realizado la vertebroplastia, lo que la puso en la difícil situación de comparar el resultado de ambos procedimientos.
En sus palabras, «ambas fueron tan exitosas, puedo seguir realizando mis actividades y hacer lo que quiera sin ningún problema».
Un total de 130 pacientes fueron incluidos en este estudio. Cuando se registraron los resultados, no hubo diferencias estadísticas en el grado de alivio del dolor entre la cirugía real y la simulada. Aún más importante, no hubo diferencias estadísticas en el mejoramiento de la función física entre ambas.
En las últimas décadas, más de un millón de personas en los Estados Unidos se han sometido a una vertebroplastia, pero no es mejor que el placebo. Dicho de otra manera, la cirugía falsa funciona igual de bien.
Otros ejemplos de efecto placebo
Otro excelente ejemplo del efecto placebo es el de los antidepresivos. Una investigacion publicada en 2010 sugiere que los antidepresivos no funcionan mejor que un placebo en las personas con depresión leve a moderada.
Un metaanálisis anterior concluyó que la diferencia entre los antidepresivos y los placebos es muy mínima; sin embargo, estos medicamentos continúan siendo uno de los más recetados en los Estados Unidos. Eso apenas encaja con los parámetros de la «medicina con respaldo científico».
Teniendo en cuenta la larga lista de efectos secundarios relacionados con los antidepresivos, incluido el empeoramiento de la depresión, parece razonable concluir que el placebo sería una opción preferible a la cosa real.
Los placebos también han demostrado ejercer el mismo efecto que el medicamento para la migraña Maxalt (rizatriptán), para las migrañas recurrentes.
Sorprendentemente, los sujetos reportaron alivio del dolor incluso cuando sabían que la pastilla que estaban tomando era un placebo, en comparación con ningún tratamiento en lo absoluto. Según los autores, el efecto placebo representó más del 50% del valor terapéutico de este medicamento.
Como lo explicó el coautor Ted Kaptchuk, director del Programa de Estudios sobre el Placebo y Reunión Terapéutica (Program in Placebo Studies and Therapeutic Encounter) en la Facultad de Medicina en Harvard:
«Este estudio aclaró y reagrupó los efectos clínicos del placebo y la medicación de una manera singular. Muy pocos –si existieran– experimentos han comparado la eficacia de los medicamentos en diferentes grados de información de una enfermedad naturalmente recurrente.
Nuestro descubrimiento que demuestra que los reportes de dolor eran casi idénticos cuando se les dijo a las personas que un medicamento activo era un placebo similar a cuando se les dijo que un placebo era un medicamento activo, es una clara evidencia de que el efecto placebo es un compañero ignorado de los medicamentos poderosos”.
¿Cómo funciona el efecto placebo?
Ahora sabemos que el efecto placebo es real. Pero, ¿qué lo genera? ¿Cómo funciona? En 2011 cuando escribieron en la revista Neuropsychopharmacology los investigadores observaron las siguientes observaciones:
- Primero, dado que el efecto placebo es básicamente un efecto de contexto psicosocial, estos datos indican que diferentes estímulos sociales, como palabras y rituales del acto terapéutico, pueden cambiar la química y los circuitos del cerebro del paciente
- Segundo, los mecanismos activados por el placebo son los mismos que los que son activados por los medicamentos, lo que sugiere una interferencia cognitiva/afectiva con el efecto del medicamento.
- Tercero, si el funcionamiento prefrontal es afectado, las respuestas de placebo se reducen o se pierden por completo, como ocurre en la demencia similar a la enfermedad de Alzheimer.
Con el uso de la tecnología de imágenes cerebrales durante las pruebas con placebo, los investigadores han podido demostrar que incluso cuando se utiliza un placebo, su cerebro sigue respondiendo a sus expectativas.
Por ejemplo, en ensayos con placebos para aliviar el dolor, los cerebros de los participantes liberan opioides naturales que proporcionan control de dolor mediado por los opioides. Por lo tanto, el efecto placebo se enfoca en los mismos centros de control del dolor que los opiáceos.
Los placebos también pueden desencadenar la liberación de muchas otras sustancias químicas naturales del cerebro, como los que tienen cierta relación en hacernos sentir con más energía, o aquellos que nos ayudan a dormir mejor. Como se indica en el documental, «el efecto placebo accede a nuestra farmacia natural».
Los medicamentos funcionan porque tenemos los receptores de medicamentos y eso significa que tenemos sustancias químicas cerebrales que controlan a esos receptores. Los receptores han evolucionado para reaccionar a los químicos naturales».
En resumen, el efecto placebo depende de las sustancias químicas —sus propias– que parecen ser liberadas según sus expectativas o creencias mentales o emocionales.
Entonces, ¿Hasta dónde llega el poder del efecto placebo? Los ensayos con placebo en pacientes con enfermedad de Parkinson han revelado que incluso este padecimiento grave puede mejorar con una «pastilla falsa».
La falta de dopamina es uno de los factores que producen los síntomas del Parkinson y los escáneres cerebrales muestran que cuando se les indica a los pacientes que están recibiendo un medicamento activo, los niveles de dopamina en sus cerebros incrementan, incluso cuando ni siquiera hay un ingrediente activo en la pastilla.
Como se observa en el documental, un placebo puede liberar tanta dopamina como anfetaminas en una persona con un sistema dopaminérgenico saludable, lo que representa una respuesta dramática.
Mente sobre materia
Por lo general, para que un placebo funcione tiene que creer que es un medicamento «real». ¿Por qué? Resulta que las expectativas desempeñan un rol crucial en la recuperación de la enfermedad.
Hay una relación entre su mente y su cuerpo y cuando tiene la esperanza de que la pastilla (o cirugía) tenga un efecto, su cuerpo cumple con esa expectativa al producir las sustancias químicas cerebrales necesarias.
No hace falta decir que entre más fuerte sea su creencia o expectativa, más probabilidades tendrá de percibir el efecto deseado.
Esto se demostró en un estudio en el que las personas con dolor de espalda que creían que la acupuntura sería de utilidad, en realidad, obtuvieron más alivio de dolor que el esperado, en comparación con los que le eran indiferentes al tratamiento.
Según el autor del estudio, Felicity Bishop, Ph.D.: «Las personas que comenzaron la acupuntura con bajas expectativas, que pensaron que probablemente no les ayudaría, tenían más probabilidades de reportar menos beneficios a medida que avanzaba el tratamiento».
Los factores que influyen en las expectativas de una persona incluyen la duración, el color y el precio de la medicación, ya sea real o un placebo. Por ejemplo:
- Las cápsulas son más efectivas que las tabletas
- Las cápsulas grandes son más efectivas que las cápsulas pequeñas
- Los medicamentos caros son más efectivos que los medicamentos baratos
- Las pastillas rojas son las más eficaces para aliviar el dolor, mientras que las pastillas azules son más efectivas para calmar la ansiedad –excepto si es un hombre de descendencia italiana.
El color azul brillante es el color del equipo de fútbol de Italia, que se relaciona con la «pasión, emoción y angustia», por lo que, para los italianos, las pastillas azules tienen el efecto inverso, según los investigadores de este documental.
Curiosamente, también hay evidencia que demuestra que el efecto placebo puede funcionar a pesar de saber que está recibiendo un placebo.
Sin embargo, en estos casos, los efectos tienden a ser de poca duración. A una mujer que padece síndrome de intestino irritable se le preguntó si estaba dispuesta a probar un placebo.
Aunque era muy escéptica, dijo que sí y se sorprendió al descubrir que después de tres días de haber tomado la pastilla de azúcar ya no tenía dolor. Curiosamente, tan pronto como dejó de tomar las pastillas, los síntomas regresaron.
El estudio en cuestión no intentó de explicar la razón por la que funcionaban los placebos, sólo si trabajaban sin el engaño y en el 63% de los participantes sí notaron un alivio a pesar de que los pacientes sabían que estaban tomando pastillas sin químicos activos.
Sin embargo, una teoría es que con el simple hecho de ver a un médico y tomar una pastilla dos veces al día hace que de alguna manera su cuerpo sienta que su objetivo es sanar.
Cómo aprovechar el efecto placebo para su propia salud y bienestar
El documental también revisa el uso de la hipnosis –otro tratamiento que no tiene «influencia activa», además de su propia creencia o expectativa.
De alguna manera, la hipnosis puede ser vista como «un procedimiento que le permite utilizar su propia capacidad de producir un efecto placebo». En el documental, esto lo demostró dramáticamente un hombre que optó por la hipnosis en lugar de analgésicos al momento de retirarle la muela del juicio.
En ningún momento calificó su dolor de más de cuatro en una escala de 0 a 10. Ese es el poder del placebo y sólo se usaron palabras para ayudarlo a cambiar sus expectativas sobre lo que iba a sentir, permitiendo así que su cerebro liberara analgésicos naturales.
Las probabilidades son que habrá ocasiones en su vida en donde puede utilizar su mente para ayudar a sanar su cuerpo o para disminuir la dependencia de la atención médica convencional, incluyendo medicamentos.
Y cuando digo eso, quiero decir que creer firmemente que se beneficiará de algo, aumentara radicalmente las posibilidades de beneficiarse.
Pero hay una advertencia: es posible que tenga que resolver cualquier bloqueo emocional que se esté interponiendo en su camino.
Tal bloqueo podría ser la creencia de que el dolor o la enfermedad no pueden desaparecer. Tal vez, un padre o pariente tuvo el mismo problema y nunca se recuperó, por lo que es probable que tampoco usted pueda vencerlo. Otro bloqueo podría ser el enojo de que padece la enfermedad o el dolor o incluso un deseo inconsciente de estar enfermo para llamar la atención.
La Técnica de Libertad Emocional (EFT) es una herramienta extremadamente poderosa para abordar la causa de los conflictos emocionales como éstos. Al liberarlos, puede ser fácil de abrir su mente y aprovechar el poder del efecto placebo.
Con frecuencia es posible sentirse mejor sólo porque su mente cree subconscientemente que es el momento o su subconsciente altera los procesos corporales en respuesta al tratamiento con placebo sin que se dé cuenta de ello.
Los más seguido posible, primero trate de usar la opción de placebo. Para la mayoría de las personas, ésta una nueva forma de enfocarse en la sanación, pero puede ser extremadamente eficaz, especialmente cuando se combina con una perspectiva saludable y un estilo de vida cuyo objetivo es prevenir enfermedades.