Dr. Mercola*

¿Es posible que aliviar el dolor de espalda crónico sea tan fácil como tomarse una pastilla de azúcar? En el documental de la BBC (disponible solo en inglés), «The Placebo Experiment: Can My Brain Cure My Body?» (El experimento con placebo: ¿Mi cerebro puede curar mi cuerpo?), el Dr. Michael Mosley se propone investigar el poder del efecto placebo.

Varios estudios han demostrado que las quejas de dolor de espalda baja han aumentado drásticamente en las últimas décadas. En 1990, ocupaba el puesto número 12 como causa de incapacidad y ahora es la principal causa de incapacidad en casi todos los países de ingresos elevados. Hasta 8 de cada 10 adultos experimentarán dolor lumbar en algún momento de sus vidas.

Por desgracia, aunque el problema es bastante común en todo el mundo, también lo es el abordaje incorrecto de la enfermedad. En los Estados Unidos, a más del 60% de las personas que acuden a su médico por un dolor de espalda se les prescribe un analgésico opiáceo.

Esto a pesar de que las recomendaciones del Colegio Americano de Médicos establecen que los medicamentos recetados se deben usar como último recurso.

Una serie de artículos publicados en la revista británica The Lancet ha destacado la medida en que este enfoque incorrecto no sólo contribuye a un mayor dolor, sino también a la adicción a los opiáceos.

Al tomar en cuenta los enormes riesgos del tratamiento con opiáceos es realmente importante mantener nuestras mentes abiertas a alternativas más seguras, siempre que sean de alguna utilidad.

El poder de la mente
Para descubrir si los placebos y el poder de su mente podrían ser capaces de proporcionar un alivio efectivo del dolor, Mosley elaboró un experimento nuevo con la participación de 100 pacientes, muchos de ellos han pasado años lidiando con dolor crónico en la espalda.

Mosley y su equipo hicieron todo lo posible para crear la impresión de que los pacientes estaban participando en el estudio de un medicamento contra el dolor completamente nuevo y muy efectivo.

Todos los aspectos, desde el tamaño, color y dosis de las pastillas, así como la etiqueta del frasco, hasta el entorno clínico y la interacción médico-paciente, se basó en investigaciones previas con placebo. Y, aunque a los participantes se les dijo que un medicamento o un placebo se asignaría al azar, en realidad, todos recibieron el placebo… una pastilla blanca y azul que no contenía más que polvo de arroz.

Al mismo tiempo, también evaluaron los posibles beneficios de únicamente pasar más tiempo con un médico empático. Entonces, mientras un grupo recibe una consulta estándar que no dura más de nueve minutos y 22 segundos, que es el tiempo promedio de consulta con un médico general, el otro grupo pasa hasta 30 minutos con el médico. El experimento duró tres semanas.

¿Qué encontraron? A partir del día 2 y 3, los resultados fueron decepcionantes. Ninguno de los pacientes a los que se les pidió que mantuvieran un diario en video de cómo se sentían cada día, reportaron algún tipo de alivio del dolor. Sin embargo, en la segunda semana, muchos comenzaron a reportar un alivio significativo y en algunos casos completo del dolor.

¿El efecto placebo es real?
Muchos todavía tienen la impresión errónea de que el efecto placebo es un tipo de «mentira» o engaño. Sin embargo, las herramientas modernas de investigación, como el escaneo por resonancia magnética, revelan que, en definitiva, el efecto es real ya que crea cambios medibles en el cerebro.

Por ejemplo, en ensayos que incluyen placebos para el alivio del dolor, los cerebros de los participantes liberan opiáceos naturales que brindan un control del dolor mediado por tales sustancias.

Por lo tanto, el efecto placebo consiste en recurrir a los mismos centros de control del dolor que los medicamentos opiáceos. Los ensayos con placebo en pacientes con Párkinson han revelado que incluso esta enfermedad grave puede mejorar con una pastilla ficticia.

La falta de dopamina es uno de los factores que producen los síntomas de Párkinson, y los escaneos cerebrales demuestran que cuando se les dice a los pacientes de Párkinson que están recibiendo un medicamento activo, los niveles de dopamina en sus cerebros aumentan, incluso si no hay un ingrediente activo en la pastilla.

De hecho, en una persona con un sistema de dopamina saludable un placebo puede liberar tanta dopamina como las anfetaminas.

Tal vez incluso aún más sorprendente, los estudios han demostrado que el efecto placebo también funciona en los animales. Por ejemplo, se ha descubierto que las ratas experimentan alivio del dolor inducido por un placebo.

Para demostrarlo, se les inyectó morfina a las ratas en dos ocasiones, lo que las condicionó para esperar alivio del dolor luego de la inyección. Posteriormente, cuando la morfina se cambió por solución salina, hasta el 40% de las ratas respondieron con signos de alivio del dolor, como si hubieran recibido morfina.

También se encontró que cuando un procedimiento con placebo es estresante o doloroso, como una inyección, tendrá un impacto en la respuesta del animal.

Por lo tanto, siempre que los procedimientos estresantes formen parte del diseño del estudio, se debe incluir un grupo de control con animales sin tratar, además del grupo que recibió la inyección del medicamento real y el grupo que recibió una inyección de placebo.

También se ha demostrado que los perros con epilepsia responden al placebo, realmente experimentan una disminución en la frecuencia de las convulsiones como respuesta a los medicamentos de simulación.

El efecto placebo también tiene un papel importante en la eficacia de los medicamentos convencionales

Algunos estudios sobre el efecto placebo han concluido que incluso muchos tratamientos convencionales funcionan gracias al efecto placebo. En uno de esos estudios, se encontró que el efecto placebo representaba más del 50% del valor terapéutico del medicamento Maxalt para la migraña.

El autor principal, Ted Kaptchuk, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, explicó: «Este estudio desenmarañó y volvió a armar los efectos clínicos del placebo y los medicamentos de manera única. Muy pocos experimentos, o ninguno, han comparado la efectividad de la medicación bajo diferentes grados de conocimiento en una enfermedad naturalmente recurrente.

Nuestro descubrimiento demuestra que los reportes de dolor de los participantes eran casi idénticos cuando se les dijo que una sustancia activa era un placebo, por su parte, cuando se les dijo que un placebo era una sustancia activa se demostró que el efecto placebo es un colaborador no reconocido en el efecto de medicamentos poderosos».

El poder de las expectativas
De acuerdo con la investigación, las expectativas desempeñan una función importante en el efecto placebo. Dichas expectativas están influenciadas por los rituales médicos, como ser obligado a esperar en una sala de espera, ser atendido por un médico con una bata blanca de laboratorio, etc.

Las palabras y el lenguaje corporal que usa su médico también influyen en sus expectativas. Decirle al paciente que el tratamiento aliviará sus síntomas produce un efecto placebo mayor que decirle que «podría» ser de ayuda. Otros factores que influyen en las expectativas de un paciente incluyen el tamaño, color y precio del medicamento. Por ejemplo:

  • Las cápsulas son más efectivas que las tabletas
  • Las cápsulas grandes son más efectivas que las cápsulas pequeñas
  • Los medicamentos costosos son más efectivos que los baratos
  • Las píldoras rojas tienden a ser energizantes, mientras que las píldoras azules tienden a ser las mejores para tratar el dolor
  • Las inyecciones ficticias y la acupuntura simulada (que también implica el uso de agujas) son más efectivas que las pastillas placebo

En resumen, el efecto placebo se basa en los propios productos químicos corporales, que se liberan en respuesta o de acuerdo con sus expectativas o creencias mentales o emocionales.

La investigación también ha demostrado que sus emociones y expectativas pueden influir significativamente en la intensidad con la que percibe el dolor.

Las expectativas y emociones positivas tienden a minimizar el dolor, mientras que las emociones negativas, como el miedo, tienden a exacerbarlo. Ese es un aspecto del dolor que ha sido explotado por los torturadores a lo largo de la historia de la humanidad.

La cirugía simulada en la rodilla es tan efectiva como la cirugía auténtica
El efecto placebo no sólo entra en acción cuando se toma una pastilla, sino también durante los procedimientos quirúrgicos. Uno de los ejemplos más dramáticos de ello fue un estudio sobre la cirugía de rodilla que se publicó en el New England Journal of Medicine en el 2002.

Este ensayo multicéntrico, doble ciego, controlado con placebo, no sólo demuestra de manera definitiva el poder de la mente para la sanación, sino que también revela que la mayoría de las cirugías de rodilla por osteoartritis son un desperdicio de dinero.

Los resultados de este estudio demuestran que la mejoría que las personas reportan después de la cirugía se debe casi en su totalidad al efecto placebo. Como señalaron los autores, «en este ensayo controlado que incluyó pacientes con osteoartritis de rodilla, los resultados después del lavado artroscópico o del desbridamiento artroscópico no fueron mejores que los del procedimiento placebo».

Un estudio similar que se publicó en 2013 también concluyó que la cirugía artroscópica de rodilla para las lesiones meniscales degenerativas no presentaba más beneficios que la cirugía simulada. Esta es una afirmación importante, ya que la cirugía artroscópica del menisco es el procedimiento ortopédico más común en los Estados Unidos.

Aquí, incluso excluyeron a las personas con artritis de rodilla, ya que de cualquier forma tienden a no obtener beneficios de la cirugía de menisco y los investigadores querían determinar si la cirugía ayuda en «circunstancias ideales».

Vale la pena considerar este tipo de hallazgos al evaluar sus opciones de tratamiento. Recordar que su mente es el sanador principal podría ayudarle a encontrar alternativas más seguras y menos costosas.

Cirugías placebo para las fracturas de columna vertebral
Un ejemplo más extremo implica a la cirugía simulada de espalda. La vertebroplastia es un procedimiento en el cual una columna vertebral fracturada se repara al inyectar cemento quirúrgico en el hueso.

Sin embargo, un médico se dio cuenta de una extraña anomalía. Algunos pacientes, que, aunque por alguna razón recibieron el tratamiento en las vértebras incorrectas, obtuvieron un alivio del dolor. Entonces, decidió emprender un ensayo con placebo.

Algunos pacientes recibieron el procedimiento real y otros se sometieron a una cirugía simulada. Se incluyó a un total de 130 pacientes en este estudio. Cuando obtuvieron los resultados, no hubo diferencia estadística en el grado de alivio del dolor entre las cirugías auténticas y las simuladas.

Aún más importante, no hubo diferencia estadística en la mejora de la función física entre ambas. En los Estados Unidos más de 1 millón de personas se han sometido a una vertebroplastia en las últimas dos décadas, ¡sin embargo, no es mejor que recibir un placebo!

El documental «The Placebo Experiment» presenta evidencia de otro experimento con cirugía simulada. En 2012, los investigadores de la Universidad de Oxford estudiaron la efectividad de la acromioplastia, es decir, la cirugía del manguito rotatorio, en la cual se extrae un pequeño espolón óseo del hombro.

En este ensayo, los pacientes fueron asignados de forma aleatoria para recibir una cirugía real o un procedimiento simulado en el que se hizo una incisión y luego simplemente se cerró la herida sin extraer nada del hueso.

En este caso, una vez más los investigadores no encontraron ninguna diferencia entre la cirugía real y la simulada. Ambos grupos de pacientes experimentaron el mismo índice de mejoría física y alivio del dolor.

¿Es posible utilizar el efecto placebo para curar un corazón roto?
En un segundo experimento, Mosley y su equipo se dispusieron a investigar si el efecto placebo podría usarse para ayudar a las personas a recuperarse después de una ruptura amorosa.

El desamor es esencialmente una forma de depresión, dice, y si el efecto placebo puede ayudar a las personas a recuperarse de un corazón roto, los placebos también podrían beneficiar a otros tipos de depresión.

Primero se les pidió a los participantes ver una foto de alguien a quien tengan en buena estima. A continuación, se les muestra una foto de su ex. Los participantes califican cómo se sienten con respecto a cada uno en una escala de 1 a 5. Luego se les aplica un aerosol nasal que contiene un analgésico diseñado para aliviar el dolor emocional. En realidad, sólo es agua salada.

Nuevamente, se muestra el mismo conjunto de imágenes, y en muchos casos, los participantes en realidad se sintieron mejor con respecto a la pareja que rompió su corazón. Algunos dijeron sentirse ligeramente felices.

Esta no es la primera vez que se ha demostrado que el efecto placebo desempeña una función importante para el tratamiento de la depresión. De hecho, los estudios han demostrado en repetidas ocasiones que los placebos son igual de efectivos que los antidepresivos en personas con depresión leve a moderada.

Al considerar la larga lista de efectos secundarios asociados con los antidepresivos, incluido el empeoramiento de la depresión, parece razonable llegar a la conclusión de que un placebo sería una opción mucho más preferible que la sustancia activa.

Los placebos pueden funcionar incluso si sabe que son pastillas ficticias
Ted Kaptchuk, profesor de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard, es uno de los principales investigadores del efecto placebo.

Por lo general, el efecto placebo se estudia al administrarle a la mitad de los participantes del estudio, el tratamiento real mientras que la otra mitad recibe una pastilla ficticia, pero ninguno de los grupos es consciente de lo que está recibiendo.

Kaptchuk tenía curiosidad por saber qué pasaría si las personas supieran que estaban recibiendo un placebo desde el principio. Entonces, en 2009, lanzó el primer ensayo abierto con placebo, donde participaron 23 personas con diagnóstico de síndrome del intestino irritable (IBS).

Curiosamente, en comparación con los que no recibieron tratamiento, casi el doble de los participantes del grupo de placebo —todos los que sabían que estaban tomando una pastilla ficticia— reportaron un alivio adecuado de sus síntomas.

En general, cerca del 60% de los pacientes que recibieron un placebo (y, reitero, sabían que estaban recibiendo un placebo) informaron un alivio adecuado de los síntomas del IBS, en comparación con sólo el 35% de los que no recibieron tratamiento.

Aún más sorprendente, el grupo de placebo realmente mejoró en el mismo grado que se observa con dos medicamentos para el IBS comúnmente recetados.

Aproveche el poder curativo del placebo
En el periodo de tres semanas, el 45% de los participantes reportó experimentar una mejora significativa.

En este punto, Mosley también revela la verdad: todos habían estado recibiendo un placebo; no hubo ningún medicamento real involucrado. Todos los pacientes anteriormente habían tomado analgésicos poderosos, pero las cápsulas simples de polvo de arroz ahora eran capaces de aliviar su dolor de espalda.

Los datos también demostraron que en aquellos cuya cita médica fue de una duración estándar, con un máximo de nueve minutos y 22 segundos, el 38% informó una mejora significativa en el dolor. En el grupo que pasó hasta media hora con el médico, el 51% mejoró significativamente.

Sin embargo, aún quedaba una prueba final. ¿Seguirían obteniendo un alivio del dolor ahora que sabían que estaban tomando un placebo? En el seguimiento final al terminar la cuarta semana, el 70% de quienes reportaron una mejoría en la tercera semana y continuaron tomando las pastillas siguieron observando beneficios, aunque sabían que estaban tomando un placebo.

Esto demuestra que, si confía en que se beneficiará con un tratamiento, es muy probable que suceda, y todo esto se debe al efecto placebo… ya sea que el tratamiento consista en un medicamento (o cirugía) «real» o no.

El Dr. Joseph Mercola es un ameritado médico norteamericano que promueve las alternativas de salud. Sus artículos se traducen a varios idiomas y cuenta con miles de seguidores diarios en todo el mundo.

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