La única diferencia existente entre la leche proveniente de vacas, criadas en establo, y la de vacas de libre pastoreo es la calidad de los antioxidantes existentes entre ambos productos, aunque los antioxidantes se pueden obtener de otras fuentes, principalmente vegetales.

La aclaración la hizo Amelia Farrés González Saravia, de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), quien junto con María del Pilar Milke García, de la Dirección de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (Incmnsz) son las editoras del libro: “La leche y la salud”, publicado por la Comisión Ejecutiva Bovinos de Leche (Cebl), de México.

Algo parecido serían las diferencias entre la leche bronca y la pasteurizada, con el añadido de que la primera puede ser vector de problemas de salud para el consumidor.

Ambas cuestiones forman parte de las discusiones internacionales actuales, cuando los consumidores buscan los alimentos más saludables que muestran una tendencia, cada día mayor, hacia los productos y sus derivados de tipo orgánico sobre los industrializados y de carácter más comercial.

“La leche y la salud” contiene investigaciones sobre este producto primario, surgidos a raíz del I Foro Internacional sobre la materia, celebrado a finales del año pasado.

Sus textos desmitifican temas como La leche y las enfermedades digestivas; Relación entre el consumo de leche de vaca, obesidad y diabetes mellitus tipo 2; Lácteos, hipertensión y enfermedades cardiovasculares, y Leche y cáncer, todos ellos desarrollados por especialistas en la materia a nivel nacional e internacional.

“La leche y la salud” es un intento realizado por la Cebl para aumentar el consumo de este productor y sus derivados entre la población mexicana y para hacer frente a la serie de otras bebidas que se hacen pasar como leches en los mercados, aunque no lo sean en realidad, pues se trata de sucedáneos y productos vegetales a los que se les nombran “leches”, sin que, en la realidad, lo sean.

“No estamos en contra de estos productos”, dijo Salvador Álvarez Morán, tesorero de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (Cnog) y vocal ejecutivo de la Cebl. “Lo único que queremos es que los productos no los coloquen en los mismos estantes de los mercados para no confundir a los consumidores, porque así identifican como leche a esos otros productos, lo cual no es cierto”, agregó.

Para ello, el gobierno federal tiene listas diversas NOM para distinguir a los lácteos de vaca y los elaborados con otros productos que no son leches, propiamente.

México produce 11 mil 500 millones de litros de leche de vaca, cantidad deficitaria en 4 mil millones de litros para satisfacer el mercado interno. El consumo es de 132 litros por persona al año (incluye leche fresca, queso, yogurt y otros derivados), cantidad que lo ubica por debajo de la línea recomendada por la FAO, organismo que indica una media general de 180 litros/persona/año.

A nivel Latinoamérica, México también está por debajo de Argentina, Uruguay y Costa Rica, países que lideran el consumo de leche y derivados con 200 litros/persona/año.

Para reforzar estos valores de la leche y sus beneficios en la salud, la próxima semana se realizará en la Ciudad de México el II Foro Internacional, en el cual se centrará en el tema: Leche y obesidad, cuyo temario incluirá Prevalencia de la obesidad en México, Genómica y genética de la obesidad, La leche fermentada y su papel en la prevención de la obesidad, Grasa de la leche: composición, estructura y digestión, Componentes de la leche que detienen obesidad: calcio. Comparación con bebidas vegetales, El efecto protector de la grasa láctea de la salud y Alimentos lácteos funcionales: Impacto en la nutrición humana, entre otros más.

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