Los ronquidos muy intensos acompañado por episodios donde se deja de respirar por varios segundos, no sólo significa “dormir mal”, sino es un riesgo para la salud. El paciente con apnea obstructiva del sueño suele estar cansado, por lo que tiende a quedarse fácilmente dormido durante el día. El origen de la patología se debe a que la actividad de los músculos dilatadores de la faringe, encargados de abrir la vía aérea superior se reduce durante el sueño.

En la sesión “Nuevas evidencias acerca de la apnea obstructiva del sueño como problema de salud pública”, realizada en la Academia Nacional de Medicina de México (Anmm), Margarita Reyes Zúñiga, psiquiatra de la Clínica de Trastornos del Sueño del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (Iner), explicó que las personas que no descansan adecuadamente, pueden desarrollar un trastorno de ansiedad y depresión. A nivel fisiológico, se ha sugerido que algunas regiones del cerebro también pueden verse afectadas.

De acuerdo con estudios realizados en 2014 en Estados Unidos, la apnea del sueño en mujeres embarazas que tienen sobrepeso u obesidad puede relacionarse con hipertensión, diabetes gestacional, preeclampsia, embolismo pulmonar y nacimiento prematuro del bebé, explicó Luis Torre Bouscoulet, subdirector de investigación clínica del Iner y coordinador de la sesión de la Anmm.

Durante su participación, Martha Guadalupe Torres Fraga, especialista en trastornos respiratorios del sueño del Iner, señaló que según datos del instituto citado que pertenece a la Secretaría de Salud, publicados en 2008, se encontró que la población en riesgo de sufrir apnea del sueño era del 17 por ciento, sin embargo “si se trasladara a la población actual, de los 120 millones de los habitantes en México, se tendrían más de 3 millones de enfermos y una población en riesgo de alrededor de los 20 millones”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la prevalencia de esta enfermedad podría ser de más de 100 millones de casos en el mundo, lo que la convierte en una fuerte carga para la salud pública, además de las implicaciones en los costos de diagnóstico y tratamiento, mencionó Torres.

En el caso de los pacientes con diabetes, el trastorno podría ser peor. Rogelio Pérez Padilla, exdirector general del Iner enfatizó que, a mayor gravedad de la apnea, el control de la diabetes empeora, por lo que es importante que los médicos asocien ambas enfermedades y trabajen en conjunto, “lo que no se está llevando a cabo en este momento”.

La solución para esta patología hasta el momento se ha centrado en el tratamiento con el dispositivo de presión aérea positiva continua (Cpap), el cual consiste en la aplicación de una mascarilla para nariz y boca que bombea aire bajo presión dentro de las vías respiratorias, lo que ayuda a mantener la tráquea abierta durante el sueño y así, proveer mejor descanso. Se recomienda por esta razón acudir al médico para tratar la enfermedad de manera oportuna y así evitar riesgos mayores a la salud.

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