Ráfaga: Ya nació la futura presidenta de la República

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Jorge Herrera Valenzuela
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Ciudad de México, 22 de octubre de 2020.- El nombre de la que será la primera presidenta de México no lo conozco. Sé que nació entre 1970 y 1980. Puede surgir entre las activistas feministas. Tal vez, sea una de las jóvenes con título profesional, con experiencia legislativa o administrativa y, particularmente, con vocación de servicio a la comunidad y amplia sensibilidad política. En América Latina, diez mujeres han conducido el gobierno de su país. La primera fue Violeta Barrios Torres, en 1974, en Nicaragua. La última es Jeanine Añez Chávez, que en noviembre de 2019 se proclamó presidenta de Bolivia, a la caída de Evo Morales y está en vías de realizar elecciones.

En el régimen de los quince gobiernos sexenales, la apertura para la mujer ha sido muy restringida. El machismo se ha impuesto, a pesar de la lucha emprendida por las mujeres desde finales del Siglo XIX para lograr la igualdad en derechos y obligaciones con los hombres. Recuerdo el pasaje cuando la duranguense Hermila Galindo Acosta, sorpresivamente subió a la tribuna del Congreso Constituyente de Querétaro y exigió, en 1917, que se otorgara la mujer el mismo trato ciudadano que a los del sexo opuesto, inclusive hay testimonio de una carta que entregó a los constituyentes, quienes poca o ninguna atención dieron a esa intervención ni a la misiva.

Hasta ahora en nuestro país la participación de la mujer ha sido muy limitada en cuanto a gubernaturas, poco a poco se incrementó el número de diputadas federales y locales, al igual que el de las electas para ocupar un escaño senatorial. En las presidencias municipales también aumentó la postulación de candidatas. Sin embargo, no han logrado los ciudadanos apostar por elegir a una presidenta de la República. De las seis que entraron a la lid, solo una fue respaldada por casi 13 millones de votos y otra declinó antes del día de la votación.

Una saltillense, la primera
A sus 55 años de edad y en plena búsqueda de uno de sus hijos, desaparecido siete años atrás, la señora María del Rosario Ibarra de la Garza, originaria de Satillo, Coahuila, fue postulada, en 1982, por el Partido Revolucionario de los Trabajadores, PRT, para competir por la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Obtuvo 416 mil 448 votos. Seis años después, el PRT lanzó, nuevamente, la candidatura de la luchadora social que, para entonces, ya tenía muchos adeptos y seguidores en su causa. La votación no le favoreció, pues obtuvo 74 mil 857 sufragios. Se unió a los otros candidatos derrotados y declararon fraude electoral. Fue cuando “se cayó el sistema”. El secretario de Gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral era Manuel Bartlett Díaz.

La señora Rosario Ibarra de Piedra llegó al Senado de la República con el respaldo del Partido de la Revolución Democrática y después se cambió a la bancada del Partido del Trabajo. Ha recibido la Medalla Eduardo Neri de 1913 y la Belisario Domínguez que otorgan las Cámara de Diputados y de Senadores, respectivamente. En cuatro años ha sido incluida en la relación de aspirantes al Premio Nobel de la Paz.

El PRI no figuró
En los comicios presidenciales de los últimos 38 años, el Partido Revolucionario Institucional, el invencible PRI del Siglo XX, no consideró a ninguna de sus militantes con la fuerza y personalidad para alcanzar la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, prefirió apoyarlas para gobernadoras o encaminarlas a tareas legislativas.

Para las elecciones de 1994, cuando fue asesinado el priista Luis Donaldo Colosio Murrieta, el Partido del Trabajo decidió promover a la sonorense, con carisma y preparación política, Cecilia Soto González. En el conteo de votos obtuvo 970 mil 121 y en esa misma contienda participó la hija del añorado maestro Vicente Lombardo Toledano, Marcela Lombardo Otero, con la bandera del Partido Popular Socialista. En las urnas se contabilizaron 166,594 votos a su favor. Marcela es la única de las candidatas que ha fallecido.

Dora Patricia Mercado Castro, otra ilustre hija de Sonora, se inscribió en la contienda presidencial del 2006. Atractiva, de muy buen aspecto, risueña, participó con la decisión de salir avante, respaldada por el Partido Socialdemócrata, del cual fue presidenta fundadora. Consiguió un pequeño triunfo al recibir más de un millón de votos, pues sumó 1 millón 128 mil 850 y en el 2012 la panista Josefina Eugenia Vázquez Mota quedó en un honroso segundo lugar, con 12 millones 737 mil 630 boletas tachadas a su favor. Nació en Teziutlán, Puebla.

Finalmente, tenemos a la defeña que militó en las filas del Partido Acción Nacional e inclusive fue legisladora, pero determinó abandonarlo y emprender su aventura como candidata independiente en el pasado 2018. Unos aseguran que la sombra de su esposo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa le dañó, por lo que Margarita Ester Zavala Gómez del Campo determinó cortar su campaña, no se alió a otro candidato. Trabajó en la organización del Partido México Libre, pero no le han dado el registro en el Instituto Nacional Electoral.

¿A quién apoyaría usted?
No resulta nada fácil formular un pronóstico en estos momentos. Los partidos políticos, incluyendo al que está en el poder, porque los dirigentes no dan muestras de contemplar esa situación. No hay señales de que estén preparando a una posible candidata presidencial. El PRI replegado en un rincón, por el temor de que sus “próceres” sean acusados de corruptos. Las corrientes diversas al interior del PAN y las disputas por el control del poder no dan margen a una buena coordinación para enfrentar nuevos combates electorales. En cuanto a “los chiquitos”, donde ahora está el PRD, esperan a que se les dé asilo para seguir en la nómina del INE.

Los noventa millones de electores están sumamente divididos. Hablar, comentar, escribir, el nombre de alguna dama para proyectarla hacia el nuevo sexenio es imposible. Me dicen que hacerlo, es agitar inútilmente el gallinero. Pero, aun así, ¿a quién apoyaría usted para presidenta de México?

Le doy tres nombres: Claudia Sheinbaum Pardo, jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Josefina Eugenia Vázquez Mota, senadora, y Claudia Artemiza Pavlovich Arellano, gobernadora saliente de Sonora.

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