México inicia mañana una nueva etapa en su vida constitucional. Andrés Manuel López Obrador, un obstinado político de centro izquierda, después de 18 años de lucha continua, fue electo como presidente de la nación, el pasado 1 de julio, en la contienda político electoral federal.
López Obrador es originario del Estado de Tabasco, entidad del sureste nacional, limitante parcialmente con Guatemala, que forma parte del triángulo centroamericano. El último gobernante federal de esa región fue Porfirio Díaz Mori, quien gobernó México durante 30 años. Su última reelección dio origen a la Revolución Mexicana, en noviembre de 1910.
En los anales históricos de México, López Obrador encabezará el tercer movimiento social; los dos anteriores: 1810 y 1910 fueron sangrientos; el tercero, pacífico. La lucha se desarrolló no en los campos de batalla, sino en las urnas.
El Movimiento de Renovación Nacional (Morena), partido político que él mismo fundó unos años antes y que se desgajó del Partido de la Revolución Democrática (PRD), a la vez, escindido del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó al país durante 70 años y que fue sacado de la Residencia Oficial de los Pinos por el Partido Acción Nacional (PAN), en el 2000, que retomó el poder en 2012, lo llevó a la Primera Magistratura del país.
Morena está conformado, básicamente, por priista de la etapa del Desarrollo Estabilizador, el movimiento mundial creado ex profeso después de la Segunda Guerra Mundial para evitar una tercera conflagración internacional, y algunos representantes de organizaciones políticas de tendencia socialista.
El Desarrollo Estabilizador terminó en 1982 con la llegada del presidente Miguel de la Madrid Hurtado a la Presidencia de la República Mexicana, quien inició, en México, la etapa de globalización económica mundial que está por terminar para dar paso la revolución social que pone como base a la sociedad, como punta del desarrollo mundial.
La exposición de algunos de los puntos clave de la política federal de López Obrador, en base a un decálogo que contempla acudir a la sociedad para que decida algunos de los programas federales y dos de cuales ya se han ejecutado, han causado escozor entre quienes no comulgan con tal ideario y los impulsores de esta cruzada nacional.
