Ciudad de México, 1 de agosto de 2021.- Más allá de la poca concurrencia que registró la primera consulta nacional, celebrada hoy, arrojó algunos cuestionamientos que podrían superarse en próximos ejercicios ciudadanos posteriores de este tipo.
Tal vez, el más importante: evitar su politización. Esto sería lo aconsejable para dejar a que el ciudadano tenga claro el objetivo de esta figura de gobierno democrático que le otorga el derecho de juzgar a los gobernantes, sean del pasado o del presente.
En el caso de la consulta de hoy se tuvieron muchas apreciaciones que caen dentro de las llamadas conjeturas. La pregunta no fue ni clara ni precisa, de tal forma que quienes la promovieron en los medios masivos de comunicación tuvieron que aclararla.
Sin embargo, nunca dijeron a los votantes que se trataba de solo un ejercicio de democracia puesto que, en el caso de que la mayoría de los sufragantes hubiera votado por el sí, no podría castigarse a los expresidentes, porque los supuestos delitos de lo que se les acusaría ya habían fenecido.
Esto llevó a un engaño al votante quien, por falta de claridad de los impulsores de la jornada electoral, pensó que se trataba de enjuiciar y llevar al banquillo de los acusados a los expresidentes, lo cual no era cierto.
Desde el mismo origen de la consulta había un sesgo ideológico. Se habló de los expresidentes, pero no se incluyó a Luis Echeverría Álvarez, quien también es expresidente, sino solo a los que gobernaron durante el periodo político-económico neoliberal, un pasaje de la historia que fue mundial, no solo de México, y que llegó a su fin a mediados de la década pasada.
El neoliberalismo fue una etapa de gobernanza internacional que siguió a la correspondiente al Desarrollo Estabilizador, que terminó a mediados de la década de los 80s. del siglo pasado y que consistieron entre 25 a 30 años que los organismos internacionales dieron a todos los gobiernos para estabilizar al mundo y evitar una tercera guerra mundial armada.
Ahora, desde mediados de la década pasada, el mundo entró en una nueva era bajo la óptica de una visón de aspecto social, cuyos dictados de los Objetivos del Milenio son los vigentes, y que, entre otros muchos, tienen como principios rectores a la lucha contra la corrupción, la rendición de cuestas por parte de los gobiernos y el acceso a la sociedad organizada a mayores responsabilidades de administración pública.
Dentro de esta visión, la consulta popular es una herramienta de uso común (y lo será más, en el futuro), no solo en México, sino en todo el mundo.
