ALFA Omega: Las mujeres en el movimiento armado de 1910

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Jorge Herrera Valenzuela
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Ciudad de México, 28 de noviembre de 2023.- Un aniversario más del movimiento armado tras la renuncia del oaxaqueño Porfirio Díaz y el triunfo de Francisco I. Madero.

El suceso es llamado Revolución Mexicana.

Comenzó el 18 de noviembre de 1910, en céntrica calle de la capital de Puebla de los Ángeles. No hay fecha oficial de la terminación del Movimiento Maderista, basado en el Plan de San Luis.

Ese día cayeron los hermanos Aquiles y Máximo Serdán Alatriste, herida y encarcelada la mayor de ellos, Carmen.

Murieron violentamente: Madero, en 1913; Zapata, en 1919; Carranza, en 1920; Villa, en 1923 y Obregón, en 1928.

Lucha armada fratricida que, aseguran, costó la vida a más de un millón de mexicanos.

Zapatistas, Villistas, Maderistas, Carrancistas y Obregonistas pelearon por el poder y los últimos resultaron absolutos triunfadores.

Versiones diferentes del cómo, el por qué, el para qué, aparecen en las narraciones históricas. Cada autor escribió su verdad y los reporteros diaristas también legaron investigaciones periodísticas.

Encontré para mi comentario periodístico un ángulo poco conocido, a pesar de existir muchos libros que refieren la participación de las mujeres dentro y fuera de los campos de batalla, siempre al lado de su hombre. Algunas vistieron como hombres “para que la tropa les respetara y obedeciera”.
Recomiendo busquen las obras de la historiadora Martha Eva Rocha Islas, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Con base en documentación original rescatada en diferentes instituciones y en el Archivo de la Secretaría de la Defensa Nacional, detalla vida, acciones y apasionada participación de mujeres en todos los campos que pueda usted imaginar.

Heroínas en el anonimato
Después del enfrentamiento entre mexicanos que formaron grupos armados bajo la denominación de División del Norte, Ejército Constitucionalista, Ejército Libertador del Sur, el Ejército del Noroeste, aparentemente volvió la paz. La Guerra Delahuertista, la Matanza de militares en Huitzilac, Morelos, y la Guerra Cristera, cerraron la década de los años treinta.

Bueno, al tema.

La participación de las mexicanas en el movimiento armado de 1910 fue de singular importancia. Ellas son el alma y corazón. Sin ellas nadie hubiera saboreado la comida caliente, sin ellas muchos heridos no hubiese sobrevivido, sin ellas no fuera oportuno el espionaje-correo.

Una mayoría de las mujeres eran jóvenes como sus esposos, novios, amancebados, hermanos. Con la enagua larga y el rebozo cruzado como las cartucheras, las hemos vistos en películas de la época, de la realidad. También en el cine moderno con las cintas de temas revolucionarios y las de costumbristas campiranas.

Heroínas en el anonimato, rescatadas por Martha Eva Rocha Islas, a las que el presidente Lázaro Cárdenas del Río dio, por decreto, el reconocimiento de Veteranas de la Revolución.

Soldaderas, enfermeras, cocineras, profesoras, espías, correos, expertas en fabricación de explosivos, periodistas, esparcidas entre los grupos que peleaban y, además, aparece en la historia, como ocurre con María Quinteras de Meras, villista que vestía como hombre. Participó en 10 batallas, hábil y experta en el manejo de armas.

Le comento que la carrancista Petra Herrera, además del disfraz de hombre y autollamarse “El Coronel Pedro”, también pedía que la llamaran “Generala”. Aparentaba rasurarse la barba, en las madrugadas. Esta veinteañera estuvo en dos batallas célebres, La Toma de Torreón y la Toma de Zacatecas.
Petra fue descubierta. “¡Es una vieja! ¡Es mujer!”, gritaron sus compañeros. Aceptó y decidió integrar un Ejército Feminista y combatió; experta en “volar” puentes terminó su carrera como espía villista en una cantina de Chihuahua.

Una tercera historia
Nació en Parral, Chihuahua. Elisa Griesen Zambrano. Era una niña y admiraba a Pancho Villa. Juntó a niñas y niños, como ella. Cuentan que Elisa consiguió armas y hasta palos para “armar” a quienes le acompañaron, ahí en el poblado mencionado, para gritar: “¡Viva México! ¡Viva Villa!”. La chiquillería, cuando se alejaba la tropa del comandante Franck Hompkins, presumió que había derrotado y corrido a los norteamericanos. Cierto o no, aquí se los dejo.

Comandaron a los hombres
Incursionar reporterilmente en libros, diarios, revistas, hojas volantes y memorias individuales impresas, sirvió para comentarles de la presencia de muchas mujeres que no solo siguieron a “su juan”, sino que ellas organizaron sus propias tropas y fueron al frente como comandantes, asignándose grados militares, mismos que fueron reconocidos posteriormente.

Hubo un batallón integrado por viudas, hijas, hermanas y amigas voluntarias como las otras, lo comandó Carmen Amelia Robles Ávila. Originaria de Xochiapan, Guerrero, vistió como militar y se hizo llamar “Coronel Amelio Robles” y está considerado como “el primer revolucionario transgénero”.

Mujer atractiva y sensual, describió Ricardo Flores Magón a Margarita Neri Luna. También en Regeneración se leyó que la guerrillera “era un encanto verdaderamente atractor (sic)”.

Sin embargo, en otros relatos aparece una Margarita cruel, de sangre fría, portando pistola y puñal. Organizó a Ejército con cerca de mil hombres y junto con Esperanza Chavarría en Yautepec, Morelos, derrotó a los federales, a los huertistas, causándoles más de cien bajas. Zapatista que conquistó el cariño y respeto de sus compañeros que le llamaron “La Coronela Pepita Neri”.

Emiliano Zapata tuvo muchos grupos de seguidoras y que intervinieron en batallas, como triunfadoras. Clara de la Rocha con 200 hombres comandó la Toma de Culiacán, en 1911. “La Generala” Carmen Vélez se puso al frente de 300 soldados revolucionarios. Después de que mataron a su esposo, en un combate.

Rosa Bobadilla, “La Coronela”, juntó a más de 200 campesinos, los armó y dio otro triunfo al zapatismo.

Doña Luz Corral conoció en “los días de la bola” al guerrillero más famoso y popular, a nivel mundial: Pancho Villa.

María de la Luz Corral Fierro, hija de acaudalado matrimonio español, tenía 17 años al encontrarse con El Centauro del Norte y dos años más tarde contrajeron matrimonio en Torreón, Coahuila. Tuvieron una hija que murió antes de cumplir dos años.

De las decenas de “esposas o parejas” que se le atribuyan al que inicialmente se llamó José Doroteo Arango Arámbula, Luz Corral es la única considerada esposa legítima, aunque fue la séptima esposa.

Contrajeron nupcias por lo civil y por la iglesia católica. Luz quedó viuda durante 50 años, falleció en 1981. Esta sepultada en el cementerio de Hidalgo del Parral.

Periodistas perseguidas
Desde finales del Siglo XIX los hermanos Flores Magón iniciaron la batalla contra el dictador Porfirio Díaz, por medio del periódico Regeneración. Instaron al pueblo para revelarse contra el gobierno federal. El periodismo impreso combativo, con antecedentes de muchos años atrás, cobró mayor fuerza en la etapa que antecedió al estallido de 1910.

Las mujeres no se quedaron atrás.

Un puñado de ellas redactó artículos de carácter revolucionario, entraban en la lucha contra el reeleccionismo. Al comenzar el siglo veinte, Díaz siete veces “triunfó” como candidato presidencial.

En toda la Republica proliferaron las publicaciones “clandestinas” y puestos en circulación.

En los periódicos, la reacción del presidente Díaz fue actuar violentamente y una de sus principales víctimas fue Dolores Jiménez y Muro, perseguida y encarcelada, al igual que Juana Belén Gutiérrez de Mendoza. Muchas semanas pasaron en las mazmorras de la Cárcel de Belém (Hoy Centro Escolar Revolución, Ciudad de México). Nunca dejaron su misión periodística.

Articulistas como Hermila Galindo Acosta y Elisa Acuña Rossettii tuvieron que buscar refugios para no ser llevadas a prisión. Elena Torres Cuéllar agresiva, valiente, retadora, decidió firmar sus artículos con el seudónimo de “La Guanajuatense”.

La Adelita, la Rielera y la Valentina
Los combates se sucedían un día y otro también. La División del Norte contra los Obregonistas. Los Villistas y los Zapatistas reunidos en Aguascalientes contra Venustiano Carranza.

Todo parecía desaparecer, menos el romanticismo. Las mujeres inspiraron a los compositores, a los poetas, a los músicos. Todos dieron rienda suelta a sus emociones.

Llegaron Los corridos de la Revolución.

Adelita vio morir a su amado

Cada uno de los tres corridos que comento, tienen su historia y en todas aparece el nombre de una mujer joven, guapa, atractiva y carismática. En uno de los corridos no hay certeza de quién o quiénes fueron los autores.

El Himno Combativo, el Corrido Más Popular, que sigue en boga hasta nuestros días, es “La Adelita” y se le atribuye al villista zacatecano Antonio Gil de los Ríos, quien todas las noches se sentaba guitarra en mano y entonaba canciones campiranas.

Conoció a una quinceañera chihuahuense de nombre Adela Velarde Pérez y se enamoró de ella. La chica ingresó como enfermera a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca. Se hicieron novios y ella le acompañaba en la escena de combate.

Contaban que el sargento Antonio en sus tiempos libres, por la noche, escribía la composición dedicada a su adorada novia, quien en Torreón vio caer herido al amor de su vida y murió en sus brazos. El zacatecano había terminado días antes el corrido y Adelita recordó el final:
Y se oía que decía aquel que en tanto moría…
Y si acaso yo muero en campaña
Y mi cadáver van a sepultar,
Adelita, por Dios te lo ruego,
que con tus ojos me vayas a llorar.

¿Quién fue la Rielera?
Ahora comienzo con una parte del Corrido La Rielera
Yo soy la rielera, tengo mi Juan
Él es mi encanto, yo su querer,
Cuando me dicen que ya se va el tren,
Adiós, mi rielera, ya se va tu Juan.

Hasta ahora poco se sabe sobre quien fue la musa y los nombres de los autores, letra y música. Una versión señala a dos coahuilenses como padres de La Rielera: Anastasio Luna Tesillos, el compositor, y la música del profesor N. Guerra Tesillos.

Este corrido cobró popularidad entre los años 1914 y 1915, pero no encontramos mayores datos.

Valentina o Juan Ramírez
Hasta ahora, a más de un siglo, no se sabe quién o quiénes nos heredaron el corrido de La Valentina, lo cierto es que el corrido fue base de un argumento cinematográfico que personificó la sonorense María Félix.

Una revolucionaria de la corriente maderista se llamó Valentina Ramírez Avitia, al morir en combate su padre, maderista de hueso colorado, ella decidió vengar la muerte de su progenitor y pelar contra los federales del ejército de Victoriano Huerta.

La joven nacida en Norotal, Tamazula, Durango, para alistarse en las armas decidió vestir como hombre y llamarse Juan Ramírez. En el norte el general Gabriel Leyva comandaba un batallón al que, se cree, sirvió “Juan”.

Los cronistas consideran que esa joven revolucionaria fue inspiración para el compositor y “así rendirle un homenaje”.
Lo que es la vida. Un señor de Tamazula, Jalisco, decidió hacer una salsa y embotellarla. Dicen que Manuel Maciel Méndez determinó ponerle el nombre de Valentina a sus salsas suave y picante “para recordar a la revolucionaria”. ¿Usted lo cree?
Valentina, Valentina
Rendido estoy a tus pies
Si me han de matar mañana
Que me maten de una vez.

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