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Durante décadas la vasija de origen grecorromano estuvo en exhibición en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, donde fue admirada por sus elegantes proporciones y la decoración de su recipiente.

Sin embargo, después de que surgiera evidencia de que la vasija fuera excavada ilegalmente de una antigua tumba al sur de Italia, el museo la entregó al procurador del Distrito de Manhattan, Cyrus Vance, en lo que fue el primer paso en el trayecto de retorno de la vasija a su país.

El Departamento de Estado tiene acuerdos con 16 países que prohíben la importación a Estados Unidos de su propiedad cultural que hubiese sido robada. De acuerdo a las leyes aduaneras de Estados Unidos, los agentes están autorizados a decomisar los artefactos robados que han sido traficados hacia Estados Unidos. En 2016, los agentes aduaneros estadounidenses devolvieron cientos de objetos a sus países de origen.

La vasija, pintada en color terracota y que anteriormente estuvo en exhibición en el museo, al que también se le llama “Met”, es conocida como la “Crátera Pitón” (una crátera es un tazón usado para mezclar vino con agua; Pitón fue un artista griego considerado como uno de los grandes decoradores de vasijas de su época).

La vasija, que data de entre los años 360 y 350 a.C., muestra a Dionisio, el dios griego de la cosecha de la uva, montado en un carruaje jalado por un sátiro. De acuerdo al diario The New York Times, el museo compró la vasija en 1989 en una subasta por 100,000 dólares, cuando en ese momento no había sospechas de su lugar de procedencia.


Sin embargo, surgieron dudas cuando el arqueólogo forense Christos Tsirogiannis publicó un artículo mostrando posibles pruebas de que la vasija había sido robada. Tsirogiannis comparó la vasija con las fotos de una vasija de 2,300 años de antigüedad en los registros de un comerciante de arte que había sido condenado por el contrabando de tesoros robados.

Cuando los funcionarios del museo se enteraron de la preocupación de Tsirogiannis, el Met “trabajó con esmero para garantizar una resolución justa al asunto”, dijo Kenneth Weine, portavoz del museo. Asimismo, agregó que el personal del museo “se comunicó con el Ministerio de Cultura de Italia, en cumplimiento de acuerdos anteriores que hemos tenido con el gobierno italiano”.

Por su lado, Tsirogiannis compartió su hallazgo con una brigada de la policía de Nueva York especializada en casos de robos de arte. Los investigadores determinaron que estaban casi seguros de que la vasija había sido sacada de Italia mediante contrabando en la década de 1970.

Vance, el fiscal de distrito, solicitó a su oficina que se comunicara con el museo, que de inmediato quitó la vasija de la exposición y la entregó a la fiscalía, que comenzó los trámites para la devolución de esa vasija preciosa a Italia, donde pertenece.

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