Presenta Icfj consejos prácticos contra violencia en línea a reporteras

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Washington, D. C., 6 de mayo de 2022.- El International Center for Journalist (Icfj) dio a conocer, hoy, una serie de medidas a utilizar para enfrentar la violencia de todo tipo que enfrentan las periodistas en todo el mundo, tras una investigación que sobre este problema, realizó el Icfj.

Nuestra última investigación sobre la violencia en línea contra las mujeres periodistas es una lectura obligada. Incluye recomendaciones concretas para los líderes en noticias y grandes tecnológicas sobre cómo responder mejor y mitigar los ataques en línea, basándose en las experiencias y conocimientos de casi 1,000 mujeres periodistas y expertas de todo el mundo, expuso Sharon Moshavi, presidenta, Icfj.

Los dos nuevos documentos son capítulos extraídos del próximo libro «The Chilling: A Global Study of Online Violence Against Women Journalists«. El estudio, encargado por la Unesco, está dirigido por la vicepresidenta adjunta de Investigación Global del Icfj, Julie Posetti, y la investigadora asociada senior Nabeelah Shabbir. Julie presentó los documentos esta semana en la Conferencia Mundial del Día Mundial de la Libertad de Prensa de la Unesco en Punta del Este, Uruguay.

Sabemos por encuestar y entrevistar extensamente a mujeres periodistas que este es un flagelo global (casi tres de cada cuatro encuestados dijeron que habían experimentado violencia en línea). Tiene graves consecuencias para las personas atacadas, así como para la libertad de prensa y la igualdad de género en los medios de comunicación.

Si bien los investigadores identificaron algunas organizaciones de noticias que han implementado respuestas efectivas y empoderadoras, la gran mayoría no lo ha hecho. Las grandes plataformas tecnológicas permiten las amenazas de violencia sexual y física, abuso y acoso que enfrentan las mujeres periodistas.

Como escribieron los investigadores: «Existe la necesidad de cambiar la responsabilidad de gestionar la violencia de género en línea de los periodistas individuales atacados a las organizaciones de noticias que los contratan, los actores políticos y de otro tipo que con frecuencia instigan y alimentan ataques, y los servicios digitales que actúan como vectores de abuso».

Recomendaciones para redacciones:

• Evitar la «culpabilización de la víctima» y las restricciones de expresión al responder a casos de violencia de género en línea, reconocer que el objetivo no tiene la culpa del abuso, el acoso o las amenazas y que «no alimentar a los trolls» no es una respuesta adecuada.
• Asegúrese de que las políticas sobre el uso de las redes sociales representen una «calle de doble sentido», donde las obligaciones del periodista de comportarse profesionalmente se correspondan con un compromiso de apoyarla y defenderla cuando sea atacada.
• Trabajar en colaboración con otras organizaciones de medios, asociaciones profesionales y organizaciones de la sociedad civil para monitorear la violencia en línea, crear modelos integrados sólidos de evaluación de riesgos, evaluar modelos de recuperación y crear pautas, sistemas de apoyo y capacitación estándar de la industria.
• Presionar a los gobiernos para que reconozcan formalmente que la violencia en línea dirigida a los periodistas es un ataque a la libertad de expresión (incluida la libertad de prensa), y que tiene un impacto desproporcionado en las mujeres y los periodistas marginados.

Recomendaciones para las big tech:

• Definir políticas efectivas para detectar y penalizar a los infractores reincidentes, para evitar que los mismos abusadores asuman nuevas identidades en línea después de que se tomen medidas como la suspensión o la eliminación de plataformas.
• Desarrollar marcadores de perpetradores de abuso, similares a los sistemas utilizados para identificar a los proveedores de desinformación.
• Establecer reglas comunitarias claras y transparentes sobre lo que constituye violencia en línea y dejar de hacer excepciones para personas influyentes, figuras públicas y otros actores de alto perfil, cuyo alto número de seguidores les facilita instigar acumulaciones de abuso.
• Crear herramientas de moderación de contenido más efectivas que proporcionen suficiente soporte para todos los idiomas en los que se ofrecen sus servicios (incluida la lengua vernácula o la jerga), y que sean sensibles a las normas contextuales y culturales.

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