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Washington, D. C., 26 de agosto de 2019.- Un aeropuerto en Sierra Leona, un puerto en Tanzania. Ambos son proyectos de la iniciativa de China conocida como “la franja y la ruta” y esos dos países han frenado los proyectos, citando su preocupación por los costos, la soberanía y el medioambiente.

La iniciativa “la franja y la ruta” de China tiene el objeto de crear y ampliar las rutas comerciales de la que fuera la famosa Ruta de la seda que conectaba a China con el resto del mundo por medio de proyectos de infraestructura y de desarrollo. Sin embargo, los críticos han señalado que muchos proyectos son financiados con deudas insostenibles, restringen la soberanía del país donde se realizan y dañan el medioambiente.

En el mes de junio, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que los acuerdos con Pekín vienen no sólo con “ataduras” sino con “cadenas”.

Un informe de 2019 del Centro para la Nueva Seguridad Estadounidense, una entidad de investigación, ha estudiado diez proyectos específicos de inversiones chinas, que van desde un complejo espacial en Argentina a la ampliación del puerto de Haifa en Israel, y hallado una variedad de problemas, entre ellos pérdida de control del proyecto, deudas y corrupción.

Las preocupaciones sobre la deuda y la viabilidad figuran entre las razones por las cuales Sierra Leona decidió el año pasado cancelar un proyecto de 300 millones de dólares para hacer el Aeropuerto Internacional de Mamamah, que iba a ser financiado con préstamos chinos y construido por una empresa china, citando que “no era económico proceder con la construcción”. El Banco Mundial también expresó sus preocupaciones por el costo del proyecto y su viabilidad comercial.

En Tanzania el gobierno suspendió indefinidamente los planes para que China construyera el Puerto de Bagamoyo, al mostrar su preocupación por la soberanía tanzana. China quiere “que les demos una garantía por 33 años y un alquiler por 99 años”, dijo en junio el presidente de Tanzania, John Magufuli, a un grupo de inversionistas.

Fuente: Corporación de Estados Unidos para las Inversiones Privadas en el Extranjero, en 2018 (Depto. de Estado)

Una mejor alternativa
Estados Unidos ofrece ayuda para el desarrollo que no deja a los países embarcados en deudas impagables o erosionan la soberanía nacional o dañan el medio ambiente.

“Esperamos poder ampliar nuestras asociaciones económicas con países comprometidos con su autosuficiencia y que impulsan oportunidades para la creación de puestos de trabajo, tanto en África como en Estados Unidos”, dijo el presidente Trump al presentar su Estrategia para África el año pasado.

Por medio de Prosperidad en África, una nueva iniciativa presidencial, Estados Unidos apoya las inversiones de Estados Unidos en el Continente Africano para mejorar el clima empresarial y acelerar el crecimiento de la clase media africana.

Por ejemplo, Estados Unidos ha invertido en redes móviles por toda África, en una industria local de diamantes en Botsuana y reconstruyó una planta procesadora de té en Ruanda. La iniciativa Prosperidad en África ha atraído ya más de 18,000 millones de dólares en financiamiento y ha dado acceso a electricidad a más de 57 millones de personas en el África subsahariana.

Estos son unos de los muchos proyectos en África apoyados por Estados Unidos.

“Demasiado frecuentemente, incluyen condiciones y conducen a una deuda debilitante”, dijo el vicepresidente Pence al referirse a los países en desarrollo durante la Cumbre para la cooperación económica de Asia y el Pacífico del pasado año. “No ahogamos a nuestros socios en un mar de deudas. No los obligamos ni comprometemos su independencia”.

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