Pocas veces en la historia de la cristiandad se había conjugado dos hechos significativos: Inicio de la Semana Santa y una desgracia religiosa: el incendio de la Catedral Parisina de Nuestra Señora (Notre Dame).

La catedral, como en otras ocasiones se reparará, según lo dio a conocer el presidente francés, Emmanuel Macron, una vez que se controló el voraz incendio.
Notre Dame es un símbolo religioso y arquitectónico de Francia.

La Catedral de Notre Dame, ubicada en la pequeña Isla de la Cité, del IV Distrito de París, Francia, es una de las edificaciones góticas más antiguas del mundo; fue construida de 1163 a 1245 e ideada por los arquitectos Jean de Chelles, Pierre de Montreuil, Pierre de Chelles, Jean Ravy y Jean the Bottle.

Se sabe que este templo se construyó sobre numerosos edificios anteriores, entre ellos un templo romano dedicado a Júpiter, una iglesia altomedieval del siglo VI con el nombre de Saint-Etienne y otra románica.

“Notre Dame”, que en español se traduce como “Nuestra señora”, fue una catedral dedicada a la virgen María, madre de Jesucristo.

La fachada principal siempre ha sido un modelo de elegancia gótica, con sus dos torres macizas que ofrecen una vista increíble a la ciudad de París, un impresionante tragaluz de 10 metros de diámetro, tres entradas de acceso y una galería de estatuas a 20 metros del suelo.

Uno de los espacios más populares de este templo son las zonas más elevadas, gracias al personaje Quasimondo del “Jorobado de Notre Dame”, una trágica historia recordada por la visión de las gárgolas. Las 54 figuras, fruto de una restauración de mediados del siglo XIX, se inspiraron en esta novela romántica.

La Catedral de Notre Dame es el templo religioso más visitado de toda Europa, mismo que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró Patrimonio Mundial en 1991.

Uno de los momentos más trágicos para la catedral de París fueron los deterioros perpetrados durante la Revolución Francesa, a las que le sucedieron las radicales restauraciones de mediados del siglo XIX y protagonizadas por Jean-Baptiste Lassus y Viollet-Le-Duc. En ellas, además de reconstruir y restaurar gran parte de la escultura perdida, incluso sus fantasiosas y famosas gárgolas, se modificaron.

Durante la Revolución Francesa se llegó a utilizar como almacén de comida después de vaciarla de muchos de sus tesoros. Tras la liberación de París en la Segunda Guerra Mundial, fue el escenario de una misa de celebración el 26 de agosto de 1944.

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